La Muerte de Milosevic: Un asesinato político en el cual se culpa a la víctima
Por Sara Flounders
En el verano del 2004 conocí al
presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en la prisión de Scheveningen
cuando fui aprobada como testigo para la defensa. Antes de que entrara, tuve que
pasar cuatro puntos separados de revisión donde no podía llevar
nada más que papeles. Cada uno de los niveles de seguridad era más
rígido que el anterior.
Nadie que se haya reunido con el Presidente
Milosevic en los últimos cuatro años creería que él
arriesgaría suicidarse antes de terminar su juicio. Y nadie que haya
visitado a Scheveningen en la Haya, podría creer las increíbles
afirmaciones de que él de alguna manera podía introducir por
contrabando medicamentos sin receta. En vez de ello, sospecharían que las
autoridades estaban tratando desesperadamente de encubrir sus propios
crímenes.
Mi papel como testigo estuvo basado en mi viaje a
Yugoslavia en representación del Centro de Acción Internacional en
la primavera de 1999, durante los 78 días de bombardeo por la alianza
EEUU/OTAN. Visité escuelas, hospitales, plantas de cale facción y
mercados que fueron bombar deados, grabando los daños acaecidos a los
civiles. Además, he escrito desde el 1993, sobre el papel jugado por los
Estados Unidos en la estrangulación y el forzado desmembramiento de
Yugoslavia.
Aún después de que mi nombre fuera aceptado como
testigo de la defensa, fue un proceso largo y complicado para llegar a
Milosevic. Aunque todo fue aprobado el día de la visita, tomó
cuatro horas para pasar los puntos de observación hasta llegar a la
unidad especial dentro de la prisión donde totalmente segregados, lejos
de la población general y vigilados sigilosamente estaban los acusados
que se presentarían ante el TICY [Tribunal Interna cional Criminal para
la antigua Yugoslavia].
La prisión de Scheveningen es una de alta
seguridad con tecnología avanzada. Milosevic y otros prisioneros estaban
en una unidad especial dentro de la prisión. Esta sección
comprende cuatro pisos, con 12 celdas cada uno. Estas unidades son especialmente
vigiladas por guardias de las Naciones Unidas. Hay cámaras por todas
partes. Cada movimiento de los prisioneros es observado y controlado. Cuando el
presidente fue llevado por vez primera a la celda, las luces se mantuvieron
encendidas las 24 horas del día y cada movimiento era
observado.
¿De dónde salió el medicamento
rifampicin?
Ahora las autoridades holandesas dicen que Milosevic
estaba tomando un anti biótico muy raro y difícil de obtener, que
se usa para tratar la lepra o la tuberculosis y que tiene la especial habilidad
de repe ler la medicina que él estaba tomando para el control de la
presión arterial. ¿Cómo es que esta medicina llegó al
sistema de Milosevic? Él estaba en una prisión de alta seguridad
en una celda especial dentro de una prisión holandesa grande que antes
era utilizada por los nazis para detener a los luchadores
holandeses.
Cuando la medicina rifampicin fue supuestamente encontrada en
la sangre de Milosevic, el 12 de enero, la TICY ocultó el reporte de los
resultados de sangre, aún del mismo Milosevic y de sus médicos,
quienes se quejaban de que algo muy malo estaba dañando la salud del
prisionero. Mientras que el prisionero, su comité de defensa y sus
abogados asistentes estaban demandando información sobre la salud de
Milosevic, los oficiales de la TICY mantenían en secreto este reporte. Si
los oficiales de la TICY responsables por la salud de Milosevic realmente
creían que él estaba introduciendo medicinas tóxicas a la
prisión, ¿por qué ellos no publicaron este reporte mucho
antes?
Demora hizo daño a Milosevic
Igualmente
ridículas fueron las aseveraciones de que Milosevic fingió su pro
pia enfermedad para postergar el juicio. La fiscalía postergó el
juicio, primero al agregar acusaciones en contra del presidente relacionadas con
Bosnia y Croacia cuando se dieron cuenta que no tenían base para un caso
de crímenes de guerra en las acusaciones originales sobre Kosovo, y luego
llevando cientos de testigos para generar 500.000 páginas de testimonio
desde febrero del 2002 hasta febrero del 2004.
Cada vez que Milosevic
estaba demasiado enfermo para continuar en la corte, la fiscalía
imponía la presencia de los abogados, quitándole así al
prisionero su derecho de presentar su propia defensa. Milo sevic estaba decidido
a utilizar el juicio como plataforma para defender no sólo a sí
mismo sino también al pueblo yugo slavo, y a la vez acusar a EEUU, Ale
mania y los poderes de la OTAN por su papel en la destrucción criminal de
su país. El veía el juicio como la única manera de crear un
récord para la historia. En sus declaraciones en la corte, él
constantemente describía el por qué, a pesar del mal estado de su
salud, estaba resuelto a continuar.
Cuando conocí a Milosevic fue
en el cuarto especial que era el único lugar donde el TICY le
permitió trabajar o tener los documentos para preparar su defensa legal.
Cada vez que su presión arterial subía y no podía seguir
con las sesiones en la corte, le prohibían también el acceso a los
materiales para su defensa.
En cada etapa del proceso legal, sus problemas
cardiovasculares, especialmente su alta presión, resultaban en demoras
del juicio. En cada paso los oficiales del TICY intentaron utilizar la
cuestión de su salud mientras hacían todo esfuerzo para negarle el
derecho de conducir su propia defensa. Ni la enfermedad ni las demoras le
ayudaron en su defensa.
El TICY acusaba a Milosevic de auto medicarse en
secreto y de evitar tomarse los medicamentos ordenados. Milosevic mismo
contestó estas acusaciones en su testimonio oficial el 1ro de septiembre:
“A lo mejor ustedes no conocen las prácticas en su propia unidad de
detención. Yo tomo mis medicamentos bajo la presencia de los guardias, y
los guardias escriben en su libreta la hora exacta en que yo los he
ingerido”.
A pesar del amenazante riesgo a su vida envuelto en cada
disputa con la fiscalía, los oficiales del tribunal incluso rehusaron
asegurar que tuviera exámenes físicos regulares. También
negaron por meses el acceso a los especialistas que estaban listos a venir a
Scheveningen, postergando así su tratamiento.
La explicación
del presidente sobre su problema era más consistente y creíble que
la del TICY. En una carta dirigida a la embajada rusa dos días antes de
su muerte, Milosevic escribió que no había tomado ningún
antibiótico en más de cuatro años. Preguntó el por
qué el reporte médico sobre el descubrimiento de la rifampicin le
fue ocultado por casi dos meses. Él escribió que creía que
“pasos activos están siendo tomados para destruir mi salud”.
Advirtió que estaba seguro de que estaba siendo envenenado y de que su
vida corría peligro.
Un tribunal político
El
TICY ha tratado la muerte de Milosevic de la misma manera que ha tratado el
juicio: intentando echar la culpa del crimen a la víctima.
El TICY
no es una corte verdaderamente internacional con la capacidad de someter a
juicio a cualquier persona acusada de crímenes de guerra. Es una corte
política establecida por el Consejo de Seguridad de la ONU ante la
insistencia de la Secretaria de Estado Madeleine Albright en 1993 en
violación a la Carta de las Naciones Unidas. Su esfera de acción
está limitada a someter a juicio a personas de la antigua Yugo slavia; la
mayoría de los presos son serbios. Es un aparato de propaganda y un campo
de concentración para presos políticos, disfrazada de corte
neutral. Su meta es castigar a las víctimas por crímenes comet
idos contra ellos y ab solver a los poderes imperialistas que invadieron,
bombardea ron, despedazaron y forzaron la privatiza ción de la
Federación Socialista de Yugoslavia.
Cuando Milosevic habló
conmigo sobre el juicio, su enorme conocimiento histórico y su
energía a pesar de su enfermedad aliviaron mi propio cansancio por el
viaje y por la exhaustiva entrada de cuatro horas a la prisión, y nos
permitió terminar la entrevista con entusiasmo para continuar la
próxima fase del juicio.
Ahora se le ha pedido al mundo que crea
que Milosevic es el responsable de su pro pia muerte. Es un argumento tan
increíble mente complejo, una elaborada historia de suicidio que es tan
improbable como los cargos que Milosevic enfren taba. Los medios masivos
corporativos aceptan y diseminan la historia de su muerte de la misma manera
servil que aceptaron la existencia de esta corte ilegal y la
justificación para la destrucción de Yugoslavia.
Milosevic
ya se ha ido. Pero su recapitulación, sus respuestas en dos años
de jui cio, y su ponencia de defensa al comenzar su caso, siguen vivas.
Él ha dejado una denun cia acerba de los grandes poderes
intervencionistas estadounidense y euro peo en los Balcanes, en un documento
histó rico que sigue el esquema de “Yo acuso”. Su discurso
que contiene documentación extensa y detalles basados en los hechos, ha
sido publicado en serbio, griego, francés, ruso, e inglés. Esta
respuesta, “La defensa habla, para la historia y para el futuro”
(IAC, 2006), prevalecerá luego de que se haya acabado toda la barata
propagan da de guerra.
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