Enfermeras de Tufts en huelga por pensiones y seguridad de pacientes
Cientos de enfermeras llegaron vitoreando al vestíbulo del Centro Médico Tufts de Boston a las 7 de la mañana del 17 de julio, mostrando en sus uniformes botones que decían “Seguridad de Pacientes Salvan Vidas” y llevando letreros “Enfermeras Tufts: protegiendo el cuidado de pacientes”. Se reportaban a trabajar después de haber sido ilegalmente bloqueadas/os en un cierre patronal durante cuatro días, luego de una valiente huelga de 24 horas.
Esta histórica huelga por miembros de un sindicato comenzó en la mañana del 12 de julio, cuando por la noche, las enfermeras del tercer turno en Tufts salieron por las puertas del hospital para unirse a sus compañeras/os de trabajo en las líneas de protestas. Fue la primera huelga de enfermeras/os en Boston desde 1986.
En represalia, la gerencia de Tufts enlistó a 350 enfermeras/os rompehuelgas y desactivó las placas de 1.200 empleadas/os de Tufts representados por la Asociación de Enfermeras de Massachusetts (MNA por las siglas en inglés). Las acciones de Tufts violaban las normas laborales federales.
Noventa y cinco por ciento de las/os miembros de la MNA habían votado por la huelga. Organizaron líneas de piquete en respuesta a la negativa de Tufts de abordar las prácticas inseguras de distribución del personal del hospital y mejorar su oferta de pago y beneficios durante más de 30 sesiones de negociación de contratos. Las enfermeras/os de Tufts habían trabajado 14 meses sin contrato.
Los medios corporativos de Boston trataron de pintar a las/os enfermeras de la MNA como “codiciosas” por defender la calidad del cuidado de las/os pacientes y los beneficios de sus pensiones. En vano, trataron de fomentar el sentimiento público antisindical y fabricar una base para la represión policial, culpando y sensacionalizando los intentos creativos de mantener lejos a las/os rompehuelgas.
Solidaridad de la clase obrera
Pero la clase trabajadora multinacional, multigénero, e intergeneracional de Boston no estaba comprando la campaña de difamación contra las/os trabajadores. En su lugar, los gremios respondieron al llamado de la MNA a unirse a sus líneas de protestas.
Equipo de Solidaridad – United Steelworkers Local 8751, Boston School Bus Drivers; UNITE HERE Local 26, Hoteleros y Trabajadores del Servicio de Alimentos; Hermandad Internacional de Trabajadores Eléctricos Local 2222, trabajadores de telecomunicaciones; y otras locales sindicales – emitieron declaraciones de apoyo y asistieron en masa durante los cinco días de piquetes. Las/os trabajadores de la salud de otros hospitales y clínicas de la zona se unieron también.
Delegaciones del Partido Workers World/Mundo Obrero de Boston, y militantes sindicales y juveniles tomaron turnos en las líneas de piquete. Además, familiares de las/os huelguistas, vecinos, ex pacientes y muchos otras personas apoyaron la huelga. El paso subterráneo de la calle Washington que atraviesa el centro médico del centro de la ciudad retumbaba día y noche con bocinazos y consignas solidarias.
Este apoyo creció diariamente hasta que el alcalde de Boston Marty Walsh tuvo que retractar sus acusaciones al inicio de la huelga de que las enfermeras habían contribuido a una situación donde “los pacientes perderán el cuidado”.
Las/os enfermeras y sus aliados transformaron el cierre patronal en un mitin de cuatro días sobre la solidaridad de la clase obrera en la era de recortes en el cuidado de la salud.
“Cada huelga en esta ciudad en los últimos años ha sido sobre el cuidado de la salud”, dijo Ed Childs, del Partido WW-MO y del Local 26 de UNITE HERE. “Es el asunto número uno para las/os trabajadores”.
‘El sistema está roto’
“El mismo sistema de ganancias que está tratando de quitar los beneficios de salud de la gente también está tratando de obligar a las/os trabajadores de la salud a manejar un mayor volumen de pacientes insuficientemente aseguradas/os”, dijo Gery Armsby, trabajador de apoyo administrativo y miembro del PWW-MO durante una reunión con las enfermeras de Tufts. “Es un sistema profundamente roto que está tratando de arreglarse aplastando a los trabajadores y a los pobres”.
Las/os pacientes de Tufts, cuyas vidas fueron salvadas por las enfermeras de Tufts, hablaron sobre la necesidad de luchar por la atención médica de calidad: “Gritan que ‘el hospital no tiene suficiente dinero’, mientras se lo dan todo a unas pocas personas en el tope”, dijo el enojado cónyuge de una paciente de Tufts.
El presidente de Tufts, Michael Wagner, lleva a casa un salario anual de más de $1 millón, sin contar los bonos. Pero el pago de las enfermeras en Tufts es el más bajo de la ciudad. Devengan sólo el 87 por ciento de lo que las/os enfermeras cobran en otros lugares de Boston. Esta explotación se suma a la gran desproporción entre paciente y personal que se encuentra entre las más altas de Boston.
En la mesa de negociaciones, la gerencia de Tufts ha argumentado que el hospital necesita “funcionar magramente” en cara a la incertidumbre por el ataque de la administración de Trump a la Ley de Cuidado de Salud Asequible de Obama. En una ciudad conocida por sus hospitales de investigación de primera categoría, Tufts recibe una tasa de reembolso relativamente baja de las aseguradoras.
Pero en lugar de luchar contra Washington y la industria de seguros para garantizar el acceso a una atención de calidad para todos, Tufts está tratando de pasar esta carga a las enfermeras con un paquete de austeridad.
Tufts desperdició más de $6 millones en tácticas anti-huelgas: un bloqueo ilegal, junto con una costosa de mano de obra rompehuelgas. Mientras que vertió el dinero en los rompehuelgas de otros estados y en la policía, Tufts entonces utilizó estos gastos como una justificación falsa para bloquear a las enfermeras.
Pero, como explicaron los folletos de la MNA, la contratación de rompehuelgas no sólo es costosa e innecesaria, sino que es una amenaza para la vida de las/os pacientes. Múltiples casos de problemas de seguridad del paciente fueron reportados durante el cierre patronal. Tufts eliminó al menos un rompehuelga por incompetencia.
Al traer a 350 rompehuelgas para hacer el trabajo de 1.200 enfermeras capacitadas, dedicadas y de tiempo completo, la gerencia de Tufts usó la vida de los pacientes como una moneda de cambio. Claramente, a los jefes no les importa quién se lastima, siempre y cuando puedan tratar de forzar concesiones de las/os trabajadores.
Las enfermeras dicen que esperan que las negociaciones se reanuden pronto, pero a la hora de escribir este artículo no se ha publicado ningún calendario. Se desconoce si se alcanzará o no un acuerdo que satisfaga las demandas de las enfermeras. Pero la amplia solidaridad de la clase obrera multinacional que fue palpable en Boston durante la última semana será importante a medida que vayan desarrollándose batallas más grandes por la atención médica.