Lamentarse no, ¡organizar!
Editorial WW-MO, 9 de noviembre de 2016
Estamos tan enojadas/os y sorprendidos como nuestras/os lectores. Las encuestas estaban equivocadas. No somos las/os únicos que están horrorizados de que un candidato que se jactó de su misoginia y echó mano de los peores discursos racistas mientras hablaba basura contra las/os inmigrantes, pueda ser elegido.
Pero no es tiempo de lamentarse. Es un tiempo para reafirmar el apoyo y la solidaridad militante con todas/os aquellos que han sido los principales objetivos de la demagogia y el odio de Trump: las mujeres, las personas de color, las/os inmigrantes. Ese es el único camino hacia la unión de la clase obrera contra sus verdaderos enemigos: los gobernantes multimillonarios de este país, incluido Trump.
El día después de la elección debe convertirse en el Primer Día de Resistencia.
Más información saldrá sobre quién votó y por qué. Trump se aprovechó de muchas quejas existentes y las usó para ser elegido, prometiéndolo todo y cualquier cosa mientras dirigía su ira contra el primer presidente afroamericano. Sin embargo, tanto Trump como Clinton eran impopulares, y ni él ni ella ofrecían soluciones reales a los problemas de explotación capitalista, de racismo, de sexismo y de guerra.
Trump no obtuvo tantos votos populares como Clinton. Eso demuestra algo sobre la actitud de la gente. Pero el sistema electoral en este país no se basa en el voto popular. Tampoco brinda a terceros partidos la oportunidad de ser escuchados. (La campaña de Moorehead / Lilly del Partido Workers World-Mundo Obrero logró que sus opiniones socialistas revolucionarias fueran escuchadas al estar en las calles con el movimiento, incluyendo en las redes sociales.) Además, muchas/os de los más oprimidos están impedidos de votar por la pobreza, las amenazas y las leyes reaccionarias.
No olvidemos que a principios de este año Bernie Sanders movió grandes multitudes al enfocarse con furia en los problemas económicos que enfrentan las/os trabajadores. Cuando fue eliminado de la carrera, es posible que algunas/os de sus partidarios se negaran a apoyar a una sonriente Clinton o incluso optaran por votar por un iracundo Trump.
El peligro no es sólo Trump la persona, sino la misoginia, el racismo y los ataques contra las/os inmigrantes y las comunidades LGBTQ que su victoria electoral puede desencadenar. Su principal apoyo proviene de los hombres blancos. Ya sea que se den cuenta o no, cuando votaron por Trump no se identificaron con la clase obrera – en la que la mayoría son ahora mujeres y personas de color – sino con el establecimiento gobernante, con la clase dirigente.
La cultura corporativa estadounidense presenta una fantasía – la fantasía del hombre fuerte, rico y blanco que puede arreglarlo todo, desde “Batman” hasta el espectáculo de “realidad” de Trump. Los capitalistas “buenos” proveerán buenos trabajos para todos. En esta atmósfera dominada por la compañía Fox, que se extiende desde películas, a la radio, la televisión y los cómics, muchos creyeron en la pura fantasía de Trump.
Pero las promesas de los neoliberales de Clinton también son fantasía. La fantasía es que el capitalismo estadounidense puede ser fuerte y seguir creciendo bajo el presidente adecuado, uno cuidadosamente escogido por el establecimiento.
Los próximos cuatro años traerán una fuerte dosis de verdadera realidad. La casa de naipes que es el sistema capitalista mundial ya está reaccionando con una baja de de la bolsa de valores. Podrían rebotar por un tiempo, y miles de millones se ganarán y perderán, pero el sistema capitalista nunca podrá recuperar su vigor anterior, y los financieros lo saben.
Son precisamente las/os afroamericanos, las/os latinos, las naciones indígenas, las mujeres, las/os árabes, las/os musulmanes y las personas LGBTQ quienes han estado a la cabeza de tantas luchas que desafían este sistema. Trump no puede satisfacer las necesidades de la gran mayoría de la gente en este país. La lucha continúa desde la base, y la única respuesta es forjar la mayor unidad de todos los movimientos que luchan contra el capitalismo y la reacción.