Toda la clase obrera debe apoyar ¡La legalización!
Mientras progresistas y trabajadoras/es marchan el Primero de Mayo, debemos preguntarnos: ¿Cómo puede la clase obrera avanzar en este período?
Tenemos que tener en cuenta tres componentes importantes: trabajadoras/es migrantes, trabajadoras/es de bajos salarios y la lucha contra el racismo.
Gracias al levantamiento de migrantes del 2006, el Primero de Mayo – Día Internacional de las/os Trabajadores – fue revivido con entusiasmo en todo el país.
Sin embargo, desde el 2006 la lucha por la legalización para las/os más de 12 millones de indocumentados se ha estancado a pesar de una lucha masiva. En cambio, más de 2 millones de trabajadoras/es han sido inhumana e injustamente deportados, la mayoría de ellas/os bajo la administración Obama, que ha deportado más que cualquier otra administración en la historia de EUA.
La desgarradora separación de familias, la detención forzosa de trabajadores inocentes, la desesperación y la muerte en las fronteras militarizadas, todo ha empeorado. Es una guerra sin cuartel contra las/os trabajadores por la clase capitalista.
“Algunos de los defensores más apasionados de la equidad, la justicia y los derechos humanos están encarcelados”, dice Dan Berger y Angélica Cházaro. (Artículo de opinión del Seattle Times, 19 de marzo)
Estos dos profesores activistas escribieron sobre una huelga de hambre por más de 700 inmigrantes en el Centro de Detención del Noroeste a principios de marzo. Los huelguistas protestaban por las condiciones carcelarias injustas e inhumanas, así como la deportación masiva de las/os trabajadores migrantes.
Recientemente se informó que una niña de 12 años procedente de Ecuador supuestamente se suicidó mientras estaba detenida en un albergue en Ciudad Juárez, México. Había estado viajando sola con “contrabandistas” que le traían a EUA para estar con sus padres. Se suicidó después de ser capturada y puesta en el “refugio”.
Este doloroso incidente refleja una triste realidad: Niñas/os y adolescentes están llegando a EUA en cifras récord, a menudo solas/os. “Hasta 120 jóvenes sin acompañamiento están llegando cada día, dicen los funcionarios, una cifra que se ha triplicado en los últimos cinco años y que, según algunas estimaciones podría pronto llegar a 60.000 al año”. Más de 21.000 menores de edad que viajan sin familia fueron capturadas/os el año pasado. “Eso era más de la mitad del total de 38.833 detenidas/os en todo el país. Más del 90 por ciento de las/os jóvenes detenidos son de Guatemala, Honduras y El Salvador”. (Los Angeles Times, 21 de febrero)
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, “Casi la mitad de las personas desplazadas por la fuerza en el mundo son niñas/os y muchos pasan toda su infancia lejos de casa”. Las/os niños están en mayor riesgo de abuso, abandono, violencia, explotación y trata.
No es de extrañar entonces, que en los EUA el sector más dinámico del movimiento de derechos de las/os migrantes esté dirigida por jóvenes inmigrantes.
Y no es de extrañar que tantas mujeres sean organizadoras y líderes de este movimiento. El miedo a la violación durante el viaje a los EUA es tan real que las mujeres migrantes suelen tomar píldoras anticonceptivas antes de salir en caso de ser violadas mientras viajan, informa la profesora Anna Ochoa O’Leary de la Universidad de Arizona.
Detención con fines de lucro
Estas horribles condiciones de la migración forzada subyacen el número catastrófico de deportaciones por los EUA y la creciente detención de trabajadoras/es inmigrantes.
La detención de inmigrantes es impulsada por las ganancias, lo que también se aplica a la encarcelación en masa de las/os trabajadores de color y las personas pobres.
Los desalmados grupos de presión que trabajan para corporaciones como el Grupo GEO, Inc., han creado la política federal de inmigración que requiere llenar al menos 35.000 camas en los centros de detención todas las noches para que el Departamento de Seguridad Nacional obtenga sus asignaciones. Se llama el “mandato de camas”. El presupuesto federal del año fiscal 2015 contiene la friolera de $1.3 mil millones para 30.000 camas de detención. ¡Este dinero debería ser utilizado para las necesidades del pueblo, no para encarcelamiento!
Personas atrapadas en el sistema de justicia por algo tan menor como luces traseras rotas, son detenidas indefinidamente sin derecho a fianza obligatoria si no pueden presentar documentación.
Condiciones brutales de detención ocasionaron recientes huelgas de hambre en el estado de Washington y en Texas. El hacinamiento era un reclamo importante: 48 presos en un bloque de celdas con sólo dos inodoros.
Esas condiciones horribles se encuentran en todo el sistema penitenciario estadounidense. Con sólo el 5 por ciento de la población mundial, EUA tiene el 25 por ciento de la población mundial de prisión. Más de 80 mil personas ahora pasan por lo menos 23 horas al día en celdas de aislamiento.
No es extraño que el año pasado hubiera una huelga de hambre por heroicos prisioneros en California, donde en un momento 30.000 reclusos valientemente se negaron a ingerir comida de la prisión.
Ha sido bien documentado que el sistema judicial es racista, anti pobres y anti pueblo trabajador. Las cárceles se llenan a través de una política de control y contención.
El mismo gobierno imperialista de EUA que está acorralando, deteniendo y deportando trabajadoras/es, creó las condiciones para su migración.
Ya se trate de acuerdos comerciales como el TLCAN, que destruyó a México para beneficiar a las corporaciones multinacionales, o las pasadas guerras patrocinadas por EUA en El Salvador y Guatemala, las elecciones robadas en Haití y Honduras, o las tropas de EUA en Somalia y Filipinas, es la voracidad por ganancias de la clase dominante de EUA que ha obligado a decenas de millones de trabajadoras/es a abandonar sus países de origen.
La misma clase dominante que criminaliza a las/os inmigrantes aquí, cosecha enormes ganancias por su control económico sobre los países de origen de estas/os trabajadores.
¿Qué camino seguir?
Las/os trabajadores inmigrantes hoy están luchando como nunca antes. La incapacidad de Washington para hacer cualquier cambio progresivo para las/os inmigrantes ha provocado una ira creciente.
Quienes han puesto sus esperanzas en los demócratas, están desilusionados. Un gran número de trabajadoras/es están desafiantes y en movimiento. Están poniendo su esperanza de cambio exactamente donde debe estar: en las calles, en la lucha por el poder popular.
Cuando las/os activistas pro derechos de las/os inmigrantes recientemente protestaron contra funcionarios del Partido Demócrata en California, la representante Nancy Pelosi, dijo que le estaban dando “un regalo a los republicanos” al protestar contra ella y sus colegas.
Pero los demócratas podrían lograr un cambio si quisieran. Podrían usar tácticas dilatorias hasta que se detuvieran las deportaciones. Podrían cortar el financiamiento de GEO. Podrían aumentar el salario mínimo a $15. Incluso podrían irse a la huelga.
Podrían representar al pueblo como el presidente Nicolás Maduro lo hace en Venezuela.
Pero ambos partidos están vinculados al sistema que quiere expulsar a una mano de obra barata que ya no necesita. Ese sistema es el capitalismo y está intrínsecamente en conflicto con las necesidades del pueblo.
El único camino a seguir para el movimiento pro derechos de las/os inmigrantes es construyendo la solidaridad de clase. El movimiento de asambleas del poder popular es la única manera de ganar la legalización y poner fin a las deportaciones.
Las/os trabajadores de todas las nacionalidades se enfrentan a una crisis económica sin precedente. Cada día son más las/os trabajadores que no pueden subsistir. Para muchas/os, los salarios bajos es la única opción.
¿Qué pasaría, si en el Primero de Mayo el próximo año, el creciente movimiento de las/os trabajadores de bajos salarios se uniera al movimiento por los derechos de inmigrantes y otros movimientos progresistas?
¿Y si el próximo Primero de Mayo, trabajadoras/es y oprimidas/os se manifestaran en el espíritu de la poderosa huelga del Primero de Mayo de 2006 cuando millones de trabajadoras/es indocumentados de bajos salarios boicotearon, costando a las corporaciones miles de millones de dólares?
Lo que ocurrió en 2006 debe volver a ocurrir. El arma de elección para las/os trabajadores de bajos ingresos debe ser detener nuestro trabajo. La única solución es que las/os trabajadores de bajos salarios paren este sistema. ¡Adelante, Primero de Mayo!