Venezuela Bolivariana combate ataques fascistas
El imperialismo estadounidense ha apoyado y alentado a las agrupaciones fascistas opositoras al legítimo gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, que están tratando de derrocar a la Revolución Bolivariana con manifestaciones violentas a partir del 12 de febrero. Estos ataques no sólo están dirigidos contra Venezuela, sino que también apuntan a los procesos progresistas que se han venido dando en toda la región de América Latina y el Caribe. Pero estas agresiones a su vez han servido para unir a todas las fuerzas que respaldan la Revolución Bolivariana.
Como algunos han dicho, es cierto que Venezuela está dividida. Está dividida por la lucha de clases.
Cualquiera que haya visto los reportes de la cadena noticiera CNN y de otros medios comerciales podría pensar que estas acciones violentas están sucediendo en toda Venezuela. Eso es falso. De los 335 municipios del país, sólo nueve tienen ahora estos actos de violencia de estilo fascista organizados por jóvenes de la clase dominante. Estos actos sólo ocurren en los sectores opulentos, lo que a su vez muestra la fuerza de los barrios populares a favor de la Revolución. Los jóvenes ricos que promueven los ataques no se atreverían ir a los barrios pobres.
Mientras que la cantidad de sitios y de personas que participan en los ataques anti-populares se ha reducido, la agresión ha aumentado, dejando al menos 21 personas muertas. El presidente Maduro ha dicho que 50 personas han muerto además debido a que las ambulancias no pueden pasar a través de las barricadas que los fascistas construyen en las calles.
Este es el escenario diario: Lo que comienza como una manifestación supuestamente “pacífica” se convierte en brutal al caer la noche. Los jóvenes fascistas asumen el control, ocultando sus rostros detrás de máscaras. Crean “guarimbas” (bloqueos de carreteras) para evitar cualquier flujo de tráfico. Lanzan piedras y bombas molotov, provocan incendios, tiran basura en las calles e incluso usan armas con munición real.
Tienden alambres de púas que son invisibles en la oscuridad a través de las calles. Un trabajador en una motocicleta fue decapitado por uno mientras conducía hacia su casa. Su objetivo es cualquier persona a favor del gobierno, la Guardia Nacional y cualquiera que trate de quitar las barricadas. Las víctimas pueden ser cualquier persona.
Los fascistas están activos donde las autoridades locales, alcaldes y/o gobernadores son de la oposición y ordenan a la policía local a que no intervenga. Éstos jóvenes son instigados por dirigentes ultra derechistas como Leopoldo López, quien ahora está en la cárcel. Él y otros públicamente y a través de los medios de comunicación social, llaman a la violencia y el retorno al pasado, cuando la oligarquía gobernaba y la mayoría en Venezuela vivía en la miseria.
El gobierno ha enviado a la Guardia Nacional para evitar nuevos disturbios, pero con órdenes estrictas de no disparar contra los manifestantes. Los fascistas a su vez, tratan de atacarlos mientras que desde los apartamentos en los altos de los edificios les arrojan latas y botellas.
Esto demuestra el odio y el racismo de la gente en estas áreas, que son en su mayoría blancos de clase media y ricos, contra la Guardia Nacional, que se compone de venezolanos pobres, en su mayoría de color.
En un esfuerzo por prevenir una violencia generalizada y un baño de sangre promovido por el imperialismo, el gobierno ha iniciado una Campaña por la Paz, pidiendo el desarme de todos los grupos, tanto a favor como en contra del proceso bolivariano.
Algunos en el movimiento progresista ven la táctica del gobierno como una retirada por parte del presidente Maduro, de la tarea de profundizar y defender la revolución y conducirla hacia un rumbo socialista. Aunque ciertamente es una táctica difícil, las fuerzas de izquierda en general han apoyado la táctica mientras se mantienen diligentes, comprometiéndose a defender la revolución, por cualquier método necesario.
‘El Gobierno en la calle’
La respuesta del gobierno a la violencia fascista ha sido movilizar al pueblo en las calles. El “Gobierno en la calle” de Maduro es ahora algo real y activo. Hay manifestaciones de apoyo al gobierno casi a diario.
Estas manifestaciones se han convertido en “asambleas populares,” donde el pueblo y el gobierno presentan propuestas. Ha habido manifestaciones separadas de trabajadores de PDVSA —la compañía petrolera nacional— y de trabajadores de otras industrias importantes al igual que de ciudadanas/os de la tercera edad, de jóvenes, de mujeres, de “motorizados” (conductoras/es de motocicletas), de campesinos y de indígenas.
Además, el gobierno ha hecho un llamado para una importante Conferencia Nacional por la Paz con todos los sectores. El 26 de febrero, a fin de iniciar este esfuerzo, Maduro se reunió con empresarios, entre ellos el presidente de FEDECAMARAS quien fue un participante activo en el golpe de abril del 2002 contra el entonces presidente Hugo Chávez. También se reunió con figuras religiosas, gobernadores, intelectuales, artistas, deportistas y personas de otros sectores.
Maduro delineó cuatro puntos clave necesarios para unirse por la paz: respeto a la Constitución, el desmantelamiento de los grupos violentos organizados, la defensa de Venezuela de una intervención extranjera y la organización de una Cumbre Nacional por la Paz. La violenta y extrema Mesa de la Unidad Democrática derechista no asistió a las reuniones.
En el aniversario de la muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo, un impresionante desfile cívico-militar tuvo lugar en Caracas. Fue una muestra conmovedora de las fuerzas populares decididas a defender la Revolución Bolivariana. Enfatizó el concepto de unidad entre el pueblo organizado y las fuerzas armadas en defensa de la revolución.
Si acaso hubiera alguna duda de que el gobierno se está preparando para repeler cualquier intervención extranjera, el desfile exhibió orgullosamente nuevos armamentos, aviones y tanques comprados en los últimos años.
El imperialismo estadounidense continúa presionando
Washington continúa con sus insolentes intentos imperialistas de intervención. Apenas unos días antes de aniversario de la muerte de Chávez, la Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó una ley bipartidista contra Venezuela, cuya autora no es otra que la representante derechista anticubana Ileana Ros-Lehtinen. El presidente Barack Obama y el secretario de estado John Kerry continúan — sin ninguna prueba, ya que no hay ninguna — acusando al presidente Maduro de llevar a cabo una represión violenta, sin tener en cuenta las acciones criminales de los fascistas, a los que llaman “manifestantes pacíficos”.
El imperialismo estadounidense también ha reclutado al régimen panameño para forzar una intervención de la Organización de Estados Americanos. Como resultado, Maduro rompió todas las relaciones con Panamá, expulsando al embajador.
Pero la estrategia imperialista fracasó. Cuando la OEA votó 29 a 3 el 7 de marzo, fue una bofetada pública al imperialismo estadounidense. El Consejo Permanente de la OEA aprobó una declaración sobre la situación en Venezuela titulada “Solidaridad y apoyo a las instituciones democráticas, al diálogo y la paz en la República Bolivariana de Venezuela”.
Negándose a intervenir, la OEA dio pleno apoyo al gobierno Bolivariano y sus esfuerzos para lograr la paz. Solo Estados Unidos, Canadá y Panamá votaron en contra de esta declaración.