Trump y el terror, su xenofobia y sus halcones

Narciso Isa Conde

Por Narciso Isa Conde

El autor es un dirigente histórico del movimiento revolucionario en la República Dominicana. Publicado el 17 de noviembre en lahaine.org.

El terror reina a mayor escala cuando salen a relucir los nombres y los rostros del gabinete de Trump y sus cercanos.

El terrorismo no es solo material. No solo se aplica para dañar o destruir físicamente. Es también psicológico, incluye vertientes que impactan y condicionan las mentes de las personas. Hay modalidades retóricas dirigidas a meter miedo y a desatar el pánico para aplastar la libertad.

Recuerden: que las guerras de cuarta y quinta generación incluyen las guerras psicológicas montadas sobre poderosos mecanismos mediáticos, tradicionales y no tradicionales; medios análogos y digitales, apoyadas que difunden las medidas represivas muy crueles, que el poder constituido se propone ejecutar dentro y fuera del territorio estadounidense.

El proyecto Trump se ha venido construyendo, en el marco de la crisis de decadencia y descomposición del imperio norteamericano, como un proyecto que ha incorporado a su arsenal la guerra psicológica; aupado por un incierto, pero agresivo, intento por detener el deterioro del sistema imperialista de dominación al interior y al exterior de EE.UU.

En días recientes, el trumpismo -versión estadounidense del neofascismo- pasó de ser proyecto a ser realidad y amenaza inminente, al lograr la toma por la vía de unas votaciones manipulables, de gran parte del Estado.

La poderosa cúpula de ese proyecto logró que una parte mayoritaria de los votantes, abarrotada de fantasmas mediáticos e imposibilitada de percibir la trampa construida, aceptara llamar al diablo.

Pero bien se ha dicho que una cosa es llamar al diablo, y otra verlo llegar.

Incluso es distinto cuando, en primera fase, la otra parte de la sociedad que presentía o percibía la catástrofe política en gestación, logra verlo llegar, a punto de precipitarse sobre ella con toda su crueldad.

Miren ustedes, lean con atención esta muestra de ese impacto, contenida en esta nota que nos hizo llegar desde NY una persona muy apreciada por nuestra familia. Atención a su lectura:

“Hola… Ahora tengo un momento. Es una locura predecible lo que ha ocurrido aquí, pero no me esperaba el torrente de emociones que ha desatado en mí. Lo que más duele es lo que significa para la especie humana, las mujeres y los grupos históricamente oprimidos, especialmente en cuanto a nuestra mayor emergencia entre emergencias se trata, la crisis climática.”

“Una colega me preguntó cómo me estaba sintiendo y le contesté que estaba en duelo por la humanidad. Me haría bien la perspectiva de ustedes y la de nuestras amistades cercanas.”

“Todo mi espíritu y sangre cimarrona dice “¡HUYE!”.

“¿Les parece que es alarmista o realista?”

“He vivido casi toda mi vida adulta aquí y no creo que existan realmente las condiciones ni para la movilización masiva en las calles que sería necesaria ni mucho menos una Revolución.”

“Los dizques “buenos” no tienen los medios o la perspectiva necesaria y los grupos están demasiado desarticulados, etc. ¿Les parece precipitado estar pensando en Costa Rica o Canadá? Le agradecería mucho su opinión. Yo me siento exhausta de verme forzada a dar cátedra mientras mis estudiantes lloran y el pánico se les nota a leguas. Es abrumador.”

Tal reacción inicial es comprensible en medio de tanta bruma y tan graves peligros, cuando además se exhiben los rostros de un gabinete de halcones con cohetes en sus hombros y emanando fuego por sus bocas.

Cuando también se observa detrás de esa llegada una lumpen burguesía financiera, minera, armamentista y comercial, que contamina todo.

No es para menos.

Pienso, sin embargo, que paso a paso una parte grande de esa sociedad y del mundo logrará captar que este fenómeno nada tiene que ver con la resurrección de la fortaleza perdida por un sistema en crisis y a todas luces decadente, sino más bien con sus profundas debilidades dentro de una larga agonía que no excluye este tipo de zarpazos.

También es muy probable que más tarde, esa verdad sea también percibida por una amplia franja de esa sociedad, que ha sido astutamente manipulada y mentalmente drogada por el populismo y el falso ultranacionalismo de esa nueva modalidad de fascismo.

En situaciones así, la “huida” debe ser cimarrona, para torear la muerte y combatir mejor.

Medidas y gabinete de terror

El racismo, la xenofobia, el machismo, el anticomunismo cavernícola, el elitismo clasista y el desprecio absoluto por los derechos de la madre tierra, propios de la opción trumpista, ciertamente apuntan con mucho odio, tanto en su procaz retórica como en medidas por ejecutarse, contra una parte importante de los migrantes más recientes y sectores de inmigrantes ya establecidos sin regulación; contra la minorías afrodescendientes y pueblos originarios, a favor de la supremacía blanca, contra los derechos de las mujeres y contra la pobrecía radicada en EE.UU. Y apuntan con mucha rabia y marcada ferocidad.

Se insiste reiteradamente:

En el cierre inmediato de frontera, de una frontera que, en la realidad, con un muro lejos de completarse, no hay forma de cerrar; lo que solo quiere decir una represión más cruel contra los nuevos flujos de emigrantes del Sur.

En la deportación de 11 millones de extranjeros NO REGULADOS, lo que chocará con sus altos costos operativos y con graves daños a la producción agrícola y a los servicios públicos, augurando su fracaso relativo; lo que solo indica una voluntad de romper el récord de Obama, ensañándose contra los/as más vulnerables. 

En reiterar la ignominiosa determinación de ejecutar deportaciones, aunque implique dividir familias residentes, decisión propia de seres desalmados; y todavía peor, conturba la posibilidad de deportar los menores no regulados nacidos en EE.UU., ya anunciada. Es grave que se amenace deportar a los jóvenes procedentes de Asia, África, América Latina y el Caribe defensores de los derechos pueblo palestino (calificados de partidarios de Hamas y de la resistencia palestina), en un país en el que gran parte de la juventud universitaria condenó el genocidio desatado por Israel y EE.UU.

Eso, más que política migratoria, es una represalia política impregnada de crueldad y terror.

Además, las implicaciones de la densa y radical retórica patriarcal-machista, racista y homofóbica augura una espiral de violencia superior a la ya instalada. Así mismo crece la tendencia a estigmatizar la migración como fuente de delincuencia, como si en EE.UU. no existieran las mafias calabreza, siciliana, judía y eslava…como si los blancos estadounidenses estuvieran vacunados contra el virus de la delincuencia y como si no existieran grupos capitalistas considerablemente gansterizados en su territorio. 

Los neofascistas, para colmo, obvian las causas reales del cambio climático, menosprecian los estragos de la minería destructiva y las consecuencias de la sobreexplotación de los recursos naturales, para seguir expandiendo sus ciclos productivos y su modelo consumista; lo que equivale a acelerar el escocido a escala planetaria, a potenciar las ya evidentes perspectivas del fin de la vida humana y planetaria. Igual se proponen privatizar en mayor escala la educación, la salud, el agua, la naturaleza y el propio Estado; todo a favor del negocio capitalista y en desprecio por la vida de sectores cada vez más empobrecidos.

Sobran, pues, las razones para que temporalmente se expanda el pánico y se abrume la parte de la sociedad que el populismo fascistoide no ha logrado alienar.

El terror reina a mayor escala cuando salen a relucir los nombres y los rostros del gabinete de Trump y los de sus cercanos asistentes y colaboradores.

Casi todos/as son halcones y “halconas” de la peor calaña…personeros y personeras de horca y cuchillo, con el tono criminal y prepotente del Ku-Klux-Klan…

Con la espantosa virtud de decir cómo piensan y cómo actuarían. Algo que sirve además para tratar de paralizar reacciones, insumisiones y rebeldías necesarias, y sembrar desesperanza.

En esa línea de pensamiento y acción destacan figuras como Elon Musk y Marco Rubio, pero todos los demás son igualmente racistas, xenófobos, ecocidas, pro sionista, anti comunista, enemigos de un mundo multipolar y multicultural; enemigos acérrimos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, México…Toda una patología política, que para ser vencida exige ser enfrentada con mucho valor y mucha inteligencia.

Es urgente vencer la desesperanza para derrotar la cultura del miedo y de la muerte, algo realmente posible.

El mundo ha vivido momentos parecidos y la humanidad ha vencido.

Las tropas nazi-fascista mataron decenas de millones y llegaron hasta Leningrado y Moscú, y fueron derrotadas.

En fin, es necesario tener presente que muchas veces es verdad que cuando va a amanecer la noche se torna más oscura, hasta que sale el sol.

Resistir hasta poder pasar a la ofensiva

Ciertamente el impacto degradante del capitalismo neoconservador, desbrozó caminos a las ultraderechas y a nuevas modalidades del fascismo, conocidas como neofascismos.

La reentrada de Trump y su vicepresidente a la Casa Blanca –custodiados por Elon Musk- abre espacios al auge de las nuevas derechas y al variado torrente neofascista continental y mundial, impactando fuertemente la sociedad estadounidense.

A todo lo largo de los gobiernos del PD y en las recientes campañas y votaciones, ha quedado claro que esa fuerza política, que es la otra cara de la misma moneda fracturada, esta incapacitada para contener el neofascismo que brota de la crisis sistémica del capitalismo estadounidense y de su modelo político en declive.

Más bien el PD está afectado por la misma patología y su ambiguo proceder favorece la versión fascista más coherente, compactada y más descaradamente sincera, encabezada por los Trump, los Musk y los Rubio.

Eso explica la realidad actual del PR y el PD: uno copado por extra partidos y sectores internos abiertamente neofascistas y, el otro, bajo el mando de una cúpula que simula una cosa y practica otra; desplegando políticas parecidas en no pocas vertientes, bajo control del poder profundo y sus ínfulas opresivas.

Mucha gente se cansó de las simulaciones e hipocresías del establecimiento político demócrata-republicano, pero como no encuentra o le impiden ver un cauce alternativo, fácilmente caen presa del populismo neofascista o se quedan junto a los simuladores/as del PD.

Pero son muchos los/as que no votan porque repudian a los dos y no son pocos los/as que en las bases políticamente activas de esa sociedad, intuyen el peligro fascista.

En tales circunstancias es suicida dejarle al campo libre a modalidades de fascismo que afectan a tantos sectores explotados, sobreexplotados, discriminados y oprimidos.

Entonces…

…si momentáneamente se impone el reflujo, hay que ingeniárselas para intensificar la resistencia, aun sea de las acciones pequeñas, pero impactantes, hasta pasar a las más grandes.

…si hay dispersión, valen todos los esfuerzos para articular la diversidad agredida.

Es necesario hacer conciencia colectiva de que este neofascismo es un producto político-social de esta fase de la crisis capitalista-imperialista, con modalidades y combinaciones variadas en sus fuentes nutricias, y versiones de fácil divulgación por diferentes medios.

Y en tanto los medios tradicionales y las plataformas digitales, están bajo el control de las elites capitalistas estadounidenses, las redes sociales más grandes e influyentes favorecen, en lo fundamental, al conjunto de ideas que nutren esa manera de pensar y actuar; en todo lo relacionado con el ejercicio y la disputa de poder, en cada una de su vertiente; lo que intensifica el poder alienante de la dictadura mediática bajo su prolongado mandato.

Esto emplaza a la contraparte popular con vocación transformadora y voluntad de reemplazar este injusto orden mundial y sus opresivas expresiones nacionales y locales, a prepararse para librar un conjunto de batallas trascendentes, por la vida, por la existencia de la humanidad y del planeta en un ambiente de armonía y bienestar colectivo.

Batallas de ideas, batallas de inteligencia y creatividad, batallas de calle y mucho más…

Vencer las diversas expresiones de ese engendro ideológico, propio de un sistema en decadencia y descomposición, es cuestión de vida o muerte, de felicidad y dignidad humana.

Y no es una misión imposible, pues es muy difícil que el decadente imperialismo occidental, encabezado por una superpotencia en declive, pueda vencer un abanico tan amplio y diverso como el que no se le ha subordinado… si se supera la pasividad y la dispersión, y se potencia la insumisión con demandas transformadoras.

No hay de otra: se impone resistir hasta pasar a la ofensiva y a la creación de lo nuevo, lo que no cae del cielo, sino del conocimiento profundo de la realidad actual y la voluntad y la acción para transformarla.

Lo otro es dejarse matar.

Aunque por momentos parecen invisibles las posibilidades de vencer, ellas son más reales que nunca antes, solo que todo esto pasa por un periodo largo, difícil, duro y complejo cargado de mentiras y medias verdades; y no hay de otra que no sea desafiar las adversidades y abrazar con fuerza la idea y el combate por un orden mundial diferente, multipolar, multicultural, diverso y socialmente emancipado, justo y solidario.

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