Capitalismo: el mayor ganador de la campaña electoral

La escritora fue candidata presidencial del Partido Mundo Obrero en 1996, 2000 y 2016. Obtuvo más votos que ningún otro candidato socialista en las elecciones de 1996.

Casi una semana después de las elecciones del 5 de noviembre, los expertos burgueses siguen analizando cómo ganó Donald Trump con tanta facilidad y qué salió tan mal en la campaña de Kamala Harris. Estas cuestiones pueden ser importantes a corto plazo, pero a largo plazo, dejan de lado lo más importante: la cuestión de clase.

Los marxistas entienden que la cuestión de la opresión de clase está en el centro de todos los acontecimientos, desde todas las formas de supremacía blanca, misoginia, ataque a los inmigrantes, opresión trans, cambio climático, etc., hasta las cuestiones de fondo. Se reduce a los explotados y los explotadores, los oprimidos y los opresores. A primera vista, puede parecer que políticos individuales como Trump y Harris representan únicamente a los partidos Republicano y Demócrata, pero esta visión errónea está pasando por alto el bosque por los árboles. 

La verdad de clase es que estos candidatos, como muchos antes que ellos, pertenecen a partidos que representan los intereses del sistema capitalista, no los de los trabajadores y los pueblos oprimidos. El capitalismo es un sistema económico mundial impulsado a obtener beneficios a cualquier precio mediante la superexplotación del trabajo y los recursos de la clase trabajadora mundial. 

Es el sistema capitalista que dio lugar a una pequeña camarilla de multimillonarios y billonarios para ayudar a mantener este sistema en crisis, con todos sus ciclos erráticos de subidas y bajadas. El sistema depende absolutamente de los rescates, de la subida y bajada de los tipos de interés, de los despidos masivos, de los bajos salarios y demás para su propia supervivencia. 

Mientras que la clase trabajadora fue en esencia la mayor perdedora de las elecciones de 2024, ya que su supervivencia cotidiana no cambió fundamentalmente con el resultado, la mayor ganadora de todas fue la clase multimillonaria y el sistema al que sirven. 

Basta con leer el informe del Índice de Multimillonarios de Bloomberg después de las elecciones para corroborar esta realidad: «El miércoles no sólo fue un buen día para Donald Trump. La riqueza de las 10 personas más ricas del mundo también se disparó en una cantidad récord. El que más ganó fue Elon Musk, la persona más rica del mundo y uno de los partidarios más abiertos y entregados de Trump, cuya riqueza subió el miércoles 26.500 millones de dólares hasta los 290.000 millones.

«La riqueza del fundador de Amazon, Jeff Bezos, creció 7.100 millones de dólares una semana después de defender su decisión de retener el respaldo del Washington Post a la vicepresidenta Kamala Harris. El cofundador de Oracle, Larry Ellison, otro partidario de Trump, vio aumentar su patrimonio neto en 5.500 millones de dólares el miércoles». 

El informe continuaba diciendo: «Otros ganadores incluyen a los ex ejecutivos de Microsoft Bill Gates y Steve Ballmer, los ex ejecutivos de Google Larry Page y Sergey Brin y el CEO de Berkshire Hathaway Warren Buffett. Aunque ninguno de esos multimillonarios respaldó a un candidato este año, se han pronunciado a favor de candidatos y causas demócratas en el pasado. En conjunto, las 10 personas más ricas ganaron 64.000 millones de dólares. Bloomberg señala que es el «mayor incremento diario» de riqueza que ha visto desde que el índice comenzó en 2012.» (CNN, 7 de noviembre) 

Forbes estima ahora el patrimonio neto de Elon Musk en 304.000 millones de dólares.

Este informe no ocupó grandes titulares tras las elecciones. Y por una buena razón. A los principales portavoces de la clase dominante multimillonaria, los medios de comunicación, no les interesa difundir estas cifras escandalosas. La clase dominante teme crear ira entre los trabajadores y, lo que es más importante, despertar la conciencia de clase sobre lo que son las elecciones en Estados Unidos: mantener y reforzar el dominio de clase.

Las elecciones: un escenario para llegar a nuestra clase

En todas las elecciones en las que el Partido Mundo Obrero (WWP-PMO) ha participado desde 1980, el objetivo principal ha sido exponer el sesgo de clase de las elecciones a cualquier trabajador y oprimido que quisiera escuchar, a cualquiera que buscara una alternativa real a sus inestables condiciones. 

Las campañas electorales del WWP-PMO siempre han hablado de las necesidades y aspiraciones de nuestra clase, de lo que los políticos capitalistas sólo hablan de boquilla cada cuatro años, con la esperanza de ocupar la Casa Blanca. El WWP-PMO nunca separa su programa revolucionario de la necesidad de una revolución socialista para derrocar las crueles e inhumanas relaciones de clase y liberar a los trabajadores de la esclavitud asalariada. 

Cualquier partido anticapitalista y antiimperialista que decida utilizar el escenario de las elecciones burguesas -que se imponen a nuestra clase cada cuatro años- como táctica y estrategia para llegar a los sectores más amplios de la clase obrera tiene el deber de demostrar que el camino hacia la verdadera liberación no depende de un partido capitalista sobre otro, sino a través de una lucha independiente de ambos.

¿Cuál es la tarea a seguir ahora que han pasado las elecciones de 2024? No es una pregunta fácil de responder con muchas fuerzas progresistas aún tambaleándose por un multimillonario abiertamente fascista, misógino y xenófobo que ocupa de nuevo el Despacho Oval. 

Apoyar las próximas manifestaciones como medida defensiva seguirá siendo importante para demostrar a los partidarios del statu quo que el movimiento sigue vivo y que no va a ninguna parte. Al mismo tiempo, las fuerzas revolucionarias con mayor conciencia de clase deben pasar a la ofensiva para desarrollar una perspectiva unida y de clase a escala mundial. Eso ayudará a llenar el vacío que han creado las elecciones burguesas. Han dominado a los trabajadores y a los oprimidos durante demasiado tiempo.