Joe el genocida, ahora Kamala la asesina

Manifestación en Union Square, Nueva York, 2 de septiembre de 2024.

¿Cuántas muertes de palestinos son aceptables para la candidatura del Partido Demócrata de la vicepresidenta Kamala Harris y el gobernador de Minnesota Tim Walz? Del discurso de Harris en la Convención Nacional Demócrata el 23 de agosto y de su entrevista con CNN el 29 de agosto, parece que no hay límite.

Aunque Harris ha sustituido al presidente Joe Biden como candidata presidencial del Partido Demócrata, está muy claro que no ha cambiado ni un ápice de su política exterior, especialmente en lo que se refiere al apoyo y la financiación estadounidenses de la guerra genocida de Israel en Gaza. «Joe el genocida» simplemente ha sido sustituido por “Kamala la asesina”.

El Partido Demócrata y Harris están atrapados en una contradicción que son incapaces de resolver. No pueden al mismo tiempo defender al imperialismo estadounidense y a Israel y posicionarse contra la ocupación israelí de Palestina. Cuando afirma estar preocupada por la pérdida de vidas en Gaza, Harris habla por los dos lados de la boca.

En su discurso en la convención, Harris dijo: “Y que quede claro. Siempre defenderé el derecho de Israel a defenderse, y siempre me aseguraré de que Israel tenga la capacidad de defenderse”.

Dejando claro que apoya el “derecho a existir” de Israel, pasó a condenar a la resistencia palestina, especialmente a Hamás. En esencia, se comprometió a seguir armando a Israel hasta los dientes, permitiéndole llevar a cabo un genocidio.

Sin embargo, como vicepresidenta de Estados Unidos, Harris debería saber que las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas otorgan a los palestinos el derecho a defenderse de la ocupación israelí de sus tierras en Gaza y Cisjordania. La existencia misma de Israel y sus acciones en la expansión de asentamientos ilegales viola varias disposiciones históricas del derecho internacional, así como las recientes sentencias de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas.


El 19 de julio, la CIJ declaró que Israel debe poner fin a las actividades de asentamiento en Cisjordania y Jerusalén Oriental ocupadas y poner fin cuanto antes a su ocupación “ilegal” de esas zonas y de la Franja de Gaza. En un dictamen histórico, el máximo tribunal de la ONU ha declarado que la ocupación israelí de los territorios palestinos viola el derecho internacional.

Si Harris opta por ignorar a los tribunales internacionales, como vicepresidenta está obligada a defender la ley federal estadounidense que establece claramente que los países que reciben ayuda militar de Estados Unidos deben cumplir las normas de derechos humanos o corren el riesgo de perder su financiación.

La Ley de Ayuda Exterior establece que no se puede proporcionar ayuda a ningún país “que incurra en un patrón consistente de violaciones graves de los derechos humanos internacionalmente reconocidos.” La Ley Leahy prohíbe suministrar armas a “un país extranjero si el secretario de Estado tiene información creíble de que esa unidad ha cometido una violación grave de los derechos humanos.”

Si el genocidio intencionado contra 2,3 millones de personas en Gaza no es una “violación grave”, ¿entonces qué lo es?

El medio de noticias Mondoweiss escribió el 31 de agosto: “Según un reciente informe del Ministerio de Defensa israelí, Estados Unidos ha enviado más de 50.000 toneladas de armas y equipo militar a Israel desde el 7 de octubre, una media de dos envíos de armas al día”.

Harris y la dirección del Partido Demócrata también siguen ignorando los sondeos de opinión pública, incluidas las frecuentes encuestas de CBS News según las cuales el 60% de la población estadounidense y el 77% de los votantes demócratas exigen que Estados Unidos imponga un embargo de armas a Israel. (tinyurl.com/yc34t3wt)

Pero ni Harris ni su oponente republicano, el ex presidente Donald Trump, alterarán la estrecha relación del imperialismo estadounidense con el Estado israelí sólo porque el público se oponga. Tampoco les importa un ápice salvar vidas en Gaza. ¡No a Trump! ¡No a Harris! ¡No al voto por el genocidio!

 

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