Desmontando la hipocresía occidental sobre Xinjiang y Gaza
Por Arjae Red
Arjae Red, activista sindical y dirigente del Partido Mundo Obrero, junto con Sara Flounders, redactora colaboradora de Mundo Obrero, viajó en mayo de 2023 a la Región Autónoma Uigur de Xinjiang (XUAR), en el extremo noroeste de China, como parte de una delegación del WWP, organizada por la Red de Solidaridad con China de los Estados Unidos.
El movimiento de apoyo a la liberación nacional palestina en Estados Unidos ha atraído a un número realmente masivo de personas a la acción. El 13 de enero, por ejemplo, se informó de que 400.000 personas marcharon hacia la Casa Blanca, lo que supuso la mayor manifestación a favor de Palestina en la historia de Estados Unidos.
Para contrarrestar esta creciente efusión de apoyo a Palestina en el centro del imperialismo mundial, los propagandistas occidentales intentan desviar la indignación popular hacia China Popular. Están tratando de revivir la desacreditada narrativa del “genocidio uigur”, haciendo comparaciones falsas entre el trato del régimen de colonos israelíes a los palestinos y el trato del pueblo uigur por el gobierno chino y el Partido Comunista. Un análisis más detallado de cada situación revela enormes diferencias.
¿A quién debemos creer?
La intensa propaganda acusando de “genocidio uigur”, a partir de 2016, saturó los medios corporativos estadounidenses, citando declaraciones de ONG financiadas por Estados Unidos y de políticos estadounidenses. El objetivo de estas declaraciones era imponer duras sanciones contra China.
Sin embargo, tras un viaje de investigación a la región, una delegación de 2019 del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores -un órgano decisorio clave de la Organización de Cooperación Islámica (OCI)- respaldó y elogió el trato de China a sus ciudadanos musulmanes (hongkongfp.com, 3 de marzo de 2019). Con 57 Estados miembros, la OCI es uno de los mayores organismos intergubernamentales del mundo.
Una semana después de nuestro viaje a Xinjiang el año pasado, una gran delegación de la Liga de Estados Árabes, incluidos altos representantes oficiales de más de 16 países árabes/musulmanes, visitó Xinjiang. En un comunicado de prensa de junio de 2023, la delegación elogió “la armonía social, el desarrollo económico, la gente de todos los grupos étnicos viviendo en armonía en Xinjiang y el progreso acelerado”. Pidieron cautela ante “las fuerzas internacionales que difaman e incluso demonizan Xinjiang”.
Ningún gobierno de los países de mayoría musulmana apoya la acusación estadounidense de “genocidio” de la minoría musulmana de Xinjiang. Mientras tanto, estos gobiernos critican públicamente el genocidio israelí en Gaza, apoyado por Estados Unidos.
Estado obrero multinacional frente a la colonia de colonos sionistas
Un elemento central de la comparación es un análisis de clase de la base social de los Estados de Israel y de la República Popular China. Al igual que Estados Unidos, Israel se fundó como una colonia de colonos, construida sobre la matanza y el traslado forzoso de los pueblos indígenas, el robo de sus tierras y el asentamiento de una población mayoritariamente europea.
Los estrategas estadounidenses consideraban el Estado israelí en la tierra de Palestina principalmente como un punto de apoyo estratégico para la dominación militar y económica estadounidense de Asia Occidental y, por tanto, como un importante contribuyente a los beneficios de la clase dominante imperialista mundial. Veían a los palestinos como un obstáculo en el camino de su acumulación de estos superbeneficios. Para lograr esta conquista, el Estado israelí ha amenazado con apropiarse o borrar todo vestigio de la cultura palestina, incluida la historia y la alimentación de Palestina.
Israel como Estado es completamente explotador, extractivo y opresivo hasta la médula. El Estado y la población de colonos, si suscribe la ideología sionista, sirven a los fines de la clase dominante imperialista mundial.
La República Popular China, por otra parte, se fundó como un Estado obrero multinacional, forjado mediante el derrocamiento de las clases dominantes feudales y capitalistas y expulsando a las fuerzas parasitarias, como el imperialismo japonés y británico. La Revolución China estableció un Estado basado en el gobierno político de una alianza entre los obreros, los campesinos y otras clases progresistas, dirigido por el Partido Comunista.
La República Popular China inscribió en su marco político la autonomía regional para nacionalidades anteriormente oprimidas, como los uigures de Xinjiang. Ciudades históricas uigures, como Ürümqi, que había sido rebautizada “Dihua” (que significa “civilizar”) tras una invasión de la dinastía Qing en 1755, recuperaron sus nombres uigures originales.
La cultura uigur está muy extendida y se celebra en la China actual, lo que incluye la enseñanza de la lengua uigur, así como de las lenguas de otras poblaciones étnicas de la región, en las escuelas públicas. Antes de la Revolución China, estas lenguas estaban suprimidas.
La República Popular es totalmente multinacional, basada en el gobierno político de la clase obrera y guiada por el Partido Comunista. Sus objetivos públicos consisten en desarrollar una economía socialista y mantener la armonía social entre las etnias.
Israel destruye, China construye
Abundan los vídeos de la destrucción sin paliativos de Gaza por parte de las fuerzas de ocupación israelíes. Las IOF han bombardeado y arrasado bloques enteros de la ciudad hasta convertirlos en tierra y escombros, arrasando viviendas, hospitales y escuelas.
Durante décadas, Israel ha mantenido a Gaza bajo un brutal bloqueo y ha aplastado a las empresas palestinas. Ahora los ataques han dejado a la población sin alimentos, agua, medicinas ni electricidad.
En lugar de destrucción y extracción en Xinjiang, las políticas de Pekín promueven el desarrollo. Grandes proyectos de infraestructuras han construido viviendas, escuelas, hospitales y transporte público de alta velocidad. Estos proyectos superan todo lo que las empresas o el gobierno de Estados Unidos han hecho en su territorio.
Los uigures y otras minorías étnicas disfrutan de subvenciones del gobierno y otros programas de acción afirmativa en educación y oportunidades laborales, que les permiten establecer sus propias empresas prósperas y participar plenamente en la vibrante economía china. Todo esto ha reducido gradualmente la brecha de riqueza y desarrollo entre la región occidental de Xinjiang y la región costera oriental de China, donde, históricamente, se concentraba toda la industria pesada.
Xinjiang no experimenta ningún bloqueo económico, salvo el que imponen las políticas estadounidenses. El gobierno chino garantiza la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Durante el brote de COVID-19, por ejemplo, organizaciones del Partido Comunista entregaron alimentos y otros suministros a las comunidades uigures.
BDS contra Israel frente a las sanciones de Estados Unidos a Xinjiang
Un movimiento mundial que reclama boicots, desinversiones y sanciones contra las empresas israelíes cómplices del genocidio de palestinos surgió como forma de presionar a Israel para que se detenga. El movimiento BDS hace un llamamiento a los progresistas de todo el mundo para que dejen de apoyar económicamente el proyecto colonial sionista.
Washington se ha apropiado de parte de la retórica progresista utilizada por la campaña BDS y la ha convertido en un arma contra China. Los funcionarios estadounidenses afirman que sus sanciones contra Xinjiang castigan a China por el supuesto genocidio del pueblo uigur.
Sin embargo, las sanciones estadounidenses se basan en la falsa suposición de que todos los productos exportados desde Xinjiang pueden estar fabricados con mano de obra esclava. Esto significa que las empresas de Xinjiang tienen que pasar por el aro para demostrar que no utilizan mano de obra esclava. Sólo entonces pueden eludir las sanciones y acceder al mercado internacional. Las sanciones estadounidenses perjudican así a la economía local de Xinjiang, de la que una gran parte son empresas y granjas propiedad de uigures, muchas de ellas pequeñas empresas familiares.
El BDS se dirige a las empresas de la nación opresora. Las sanciones estadounidenses perjudican al propio pueblo uigur, con una doble intención:
Autodeterminación palestina frente al separatismo uigur promovido por Estados Unidos
El movimiento palestino por la autodeterminación es un movimiento de masas con amplio apoyo de la población de la Palestina histórica y de la diáspora, originado orgánicamente como respuesta a la ocupación colonial israelí.
El movimiento separatista uigur, por el contrario, está impulsado principalmente por grupos de reflexión y ONG antichinas con sede en Estados Unidos, normalmente con millones de dólares de financiación estadounidense y el pleno apoyo del Departamento de Estado y los medios de comunicación corporativos.
No hay pruebas de que las fuerzas separatistas uigures, representadas sobre todo en la diáspora y muchas de ellas con sede en Washington D.C., representen las opiniones de los millones de uigures que viven en Xinjiang. Sólo una pequeña minoría de uigures de Xinjiang ha luchado por el separatismo. Y esto se ha manifestado a menudo como una secta religiosa reaccionaria que utiliza tácticas como atentados con bombas en lugares públicos concurridos y ataques con machetes en paradas de autobús, mercados y aeropuertos.
Las fuerzas antiimperialistas pueden solidarizarse con la lucha palestina por la soberanía y, al mismo tiempo, permanecer escépticas ante los intentos estadounidenses de desestabilizar China con algo que se disfraza de movimiento popular por la autodeterminación. No obstante, quien aún tenga dudas puede comparar las respuestas contrastadas de los gobiernos israelí y chino a sus respectivas situaciones.
La respuesta antipopular de Israel
En sus anunciados esfuerzos por destruir a Hamás, Israel no ha hecho ningún intento por diferenciar entre combatientes y civiles. Cada adulto, cada niño de Gaza, es un objetivo de las llamadas masacres “antiterroristas” de Israel. El desprecio de Israel por toda vida palestina es bien conocido en todo el mundo y profundamente comprendido por los palestinos.
El enfoque de China para eliminar los ataques de las fuerzas separatistas que dañan a los civiles (en su mayoría uigures) ha sido diferente. Es cierto que, durante un tiempo, fue necesaria una mayor presencia policial para evitar ataques públicos impredecibles. Sin embargo, el gobierno sabe que las personas que tienen acceso a una buena educación, oportunidades de trabajo y ven cubiertas sus necesidades básicas son menos propensas a cometer delitos y menos susceptibles de ser reclutadas por organizaciones extremistas separatistas.
Por ello, el gobierno chino tomó medidas para crear puestos de trabajo, centros de formación profesional y desarrollar la región mediante proyectos de infraestructuras y ayudas a las pequeñas empresas. El alivio de la pobreza es el método número uno para resolver la violencia en Xinjiang, y ha funcionado. En las dos últimas décadas, la violencia política y religiosa en Xinjiang prácticamente ha desaparecido, y Xinjiang va camino de equipararse económicamente al resto del país.
Trazar una línea para el movimiento antiimperialista
Es fundamental que los organizadores contra el imperialismo y los partidarios de los movimientos anti coloniales de todo el mundo tengan una evaluación clara y sobria de los acontecimientos en cada país y de las fuerzas que los impulsan. Tenemos la responsabilidad de comprometernos con estas luchas de un modo más profundo y no limitarnos a tomar los relatos al pie de la letra.
Las fuerzas que acusan a China de genocidio contra el pueblo uigur son las mismas que arman y financian el genocidio real de Israel contra el pueblo palestino, y que se benefician de ello. No podemos separar este hecho de la realidad, por mucho que los medios de comunicación corporativos y los grupos de “derechos humanos” financiados por la CIA/NED traten de confundir las situaciones.
El imperio estadounidense, que en su desarrollo masacró y eliminó por la fuerza a pueblos indígenas y esclavizó a africanos, y que actualmente arma el genocidio israelí de Palestina, no tiene absolutamente ninguna credibilidad para acusar a China de abusos contra los derechos humanos de los uigures. Washington nunca ha estado en el lado correcto de la historia en una lucha anticolonial.
Debemos seguir diciendo: ¡Palestina libre del río al mar! ¡Manos fuera de China!
(Para el artículo del autor del 9 de junio de 2023 sobre el viaje a Xinjiang, véase: workers.org/2023/06/71505/ )
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