Marx y Engels no fueron los primeros escritores en denunciar el capitalismo y abogar por una solución socialista o comunista. Una de sus contribuciones clave fue afirmar que la clase capitalista (la burguesía) había creado “sus propios sepultureros”: la clase obrera, o proletariado. El proletariado era “una clase revolucionaria” que impulsaría la historia hacia la abolición de los antagonismos de clase y la creación de una nueva sociedad, en la que los medios de producción fueran propiedad colectiva al servicio del bien común.
Durante 175 años, los economistas y “politólogos” burgueses se han propuesto demostrar que Marx estaba equivocado y negar el papel histórico de la clase obrera. Quieren hacernos creer que “el comunismo es bueno en teoría, pero nunca funcionará”, porque los seres humanos son codiciosos por naturaleza. ¿Cuántas veces hemos oído eso?
Pero una y otra vez, con cada movimiento que hace para aumentar su riqueza y reducir el nivel de vida de las masas, el capitalismo ha demostrado ser el enemigo de la clase obrera.
Y una vez más -como en 1848, como en la Comuna de París de 1871, como en el estallido de obreros y estudiantes de 1968- el proletariado de Francia ha respondido al empuje de la clase capitalista para intensificar la explotación con una demostración masiva de poder de clase. Alrededor de 2 millones de trabajadores, en un país de 67,5 millones, pararon el 19 de enero, con un llamamiento a otra huelga de un día el 31 de enero.
A pesar de sus diferencias, ocho federaciones sindicales unieron sus fuerzas para organizar la huelga. La provocación fue el plan del presidente Emanuel Macron, un ex banquero, de aumentar la edad de jubilación -la edad en la que un trabajador tiene derecho a una pensión en virtud del sistema de pensiones estatal- de 62 a 64 años.
La burguesía se esfuerza por minimizar el impacto de la huelga. France 24 informa ““No creo que las huelgas tengan un impacto económico realmente importante en la economía francesa”, dijo [el ministro de Finanzas Bruno] Le Maire a Bloomberg TV en el Foro Económico Mundial de Davos, añadiendo que la economía francesa “iba bien”.” (20 de enero)
¡Mentira! La inflación en Francia roza el 7%. Y si la economía francesa va tan bien, ¿para qué contemplar siquiera el retraso de la edad de jubilación?
Nada de este autoconsuelo puede borrar los hechos históricos. La clase obrera de Francia ha entrado una vez más en el escenario de la historia, impulsando la lucha de clases. Este desarrollo sigue a las huelgas masivas en Bretaña, Perú, Ecuador, India y otros lugares en el último año.
El Partido Mundo Obrero/Workers World Party se solidariza plenamente con el creciente levantamiento de clase en Francia y en todo el mundo.
Como Marx y Engels escribieron en el párrafo final del Manifiesto: “Que tiemblen las clases dominantes”.
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