1 de enero de 2023
Escrito para La Pluma y Tlaxcala. “Edición especial Balance 2022.” Traducido por Fausto Giudice; Editado por María Piedad Ossaba
La clase trabajadora de los USA en 2022 irrumpió en acción. Las y los trabajadores de los depositos de Amazon, los baristas de Starbucks, los presos, los mineros del carbón, las enfermeras, los profesores y los estudiantes de posgrado y otras se organizaron y resistieron al capital. Muchos se declararon en huelga.
¿Veremos en 2023 enfrentamientos cada vez más agudos entre las y los trabajadores de los USA y la clase dominante imperialista? Recordemos que estos multimillonarios propietarios de monopolios y bancos con sede en los USA siguen controlando con el dólar, las armas y la palabra. Sus políticos, burócratas y generales a su servicio controlan el Tesoro, el Pentágono y la policía. Sus medios de comunicación y sus intelectuales comprados manejan la máquina de propaganda más eficaz de la historia.
Que los trabajadores en el vientre de la bestia puedan librar una guerra de clases parece imposible. Sin embargo, en 2022 se produjeron luchas de clases nunca vistas en décadas. La opinión pública se mostró más favorable a los sindicatos que en el último medio siglo. El ánimo de confrontación creció a medida que la vida de la gente se hacía menos estable.
Una encuesta Gallup de agosto mostró que el 71% de la población aprobaba los sindicatos. Esta cifra es superior al 48% de 2008. Es la cifra más alta desde 1965, cuando más del 30% de los trabajadores pertenecían a sindicatos (ahora son alrededor del 10%). Esto ocurrió a pesar de la constante propaganda antisindical durante ese mismo medio siglo.
Jóvenes, trabajador@s marginad@s
El 1 de enero de 2022, sólo había una cafetería Starbucks sindicada: en Buffalo, Nueva York. Para el 9 de diciembre de 2022 había cerca de 270 tiendas cuyas trabajadoras votaban para ser representadas por los sindicatos. El sindicato Amazon Labor Union consiguió una victoria histórica al organizar el primer depósito de Amazon en los USA el 1 de abril en Staten Island, Nueva York. La ALU llevó a cabo una impresionante campaña multilingüe y multicultural que llegó a todos los trabajadores y consiguió que más de la mitad se afiliaran al sindicato. En ambos monopolios antisindicales predominan los trabajadoros jóvenes, la mayoría nunca antes sindicados.
La enorme población carcelaria usamericana está entre las más marginadas. Sin embargo, en Alabama, 25.000 presos, en su mayoría negros, de 17 prisiones distintas, pararon el trabajo en protesta del 26 de septiembre al 2 de octubre. Condenaron las condiciones asesinas de las cárceles, donde se ven obligados a trabajar. En sus cartas desde dentro, los organizadores firmaban como “esclavos de Alabama” y decían que la huelga es “en protesta por el mantenimiento de la institución de la neoesclavitud”. (tinyurl.com/2bk43x3a)
En otoño de 2022, más de 70.000 trabajadoras de la educación lucharon por un sindicato o por la mejora de sus contratos. Entre ellas había estudiantes de posgrado de la Universidad de California, la Universidad de Boston, Northwestern, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad de Alaska y Yale.
En la New School, una universidad de Nueva York, los profesores adjuntos celebraron una huelga de tres semanas y consiguieron un contrato más el pago de importantes atrasos salariales. Los profesores adjuntos no tienen seguridad ni protección laboral y, al igual que los y las estudiantes de postgrado, son los trabajadores más explotados de las grandes universidades.
Más de 3.000 miembros del Sindicato de Trabajadores Titulados de la Universidad de Boston (BUGWU) celebraron el 7 de diciembre una victoria electoral del 98,1% para su sindicato. Algunos investigadores laborales han calificado la votación de 1.414 a 28 como “la victoria electoral de la NLRB más asimétrica de la historia de una unidad de negociación de más de 1.000 personas”.
(En Estados Unidos, para ser representado por un sindicato, si el patrón no está de acuerdo voluntariamente, las trabajadoras deben ganar una votación gestionada por la Junta Nacional de Relaciones Laborales).
Los trabajadores de color, las mujeres y los trabajadores con género oprimido, LGBTQ+ y discapacitadas se encuentran entre los líderes de estas históricas batallas de clase.
Sindicatos tradicionales
El ambiente de lucha se extendió de los no organizados a los trabajadores ya sindicados. Un sector fue el de las enfermeras sindicadas, miembros de la Asociación de Enfermeras del Estado de Nueva York. Los dirigentes de su sindicato les pidieron que autorizaran una huelga por el 9 de enero contra los hospitales privados de Nueva York. El voto compromete a ir a la huelga si el contrato vigente expira antes de que lleguen a un acuerdo con la dirección del hospital. Este 22 de diciembre, unas 14.000 de las 17.000 enfermeras de la NYSNA ya habían terminado de votar. Un 98,8% votó a favor de autorizar la huelga.
Las enfermeras se han visto especialmente afectadas por el COVID-19 y otras epidemias, los hospitales han recortado personal para ahorrar en salarios y las enfermeras se han visto obligadas a trabajar duramente durante muchas horas, en condiciones peligrosas para ellas y para los pacientes. Ahora las enfermeras están enfadadas, unidas y creen que pueden ganar.
Los ferroviarios de todos los oficios se han visto acorralados por la patronal y sus numerosos sindicatos están al borde de la huelga. Se trata de los trenes de mercancías, que transportan enormes cantidades de mercancías a grandes distancias. Los trabajadores mueven la misma carga que en 1990 con aproximadamente un tercio de la mano de obra. Esto genera enormes beneficios para los propietarios.
Los trenes de mercancías constan de cientos de vagones. Sólo un maquinista y un conductor copilotan los megatrenes. La patronal quiere reducir ese número a un maquinista, un paso peligroso. Además, los ferroviarios no tienen días de baja por enfermedad.
Los ferroviarios rara vez hacen huelga. Una ley federal permite al gobierno intervenir para detener las huelgas. Ya lo ha hecho en el pasado. El transporte de mercancías es esencial para la economía nacional. El 30 de noviembre el gobierno de Joe Biden obligó a los sindicatos a desconvocar la huelga. Biden y el Congreso demócrata no proporcionaron ninguna baja adicional.
Los demócratas fingen estar a favor de los y las trabajadores. La acción antiobrera de Biden expuso el papel del presidente y del Partido Demócrata como enemigos de la clase obrera, al igual que lo son los republicanos.
El momento de la verdad
La perspectiva de un levantamiento obrero aún se enfrenta a muchos obstáculos. Las empresas ya se han opuesto con dureza a los trabajadores mediante una brutal represión sindical. Acosan a los trabajadores, despiden a algunos, presentan demandas judiciales contra los sindicatos. Los propietarios e inversores capitalistas están desesperados por amontonar más beneficios dentro de un sistema en crisis perpetua.
Y los y las trabajadores se enfrentan a un gobierno que está en pie de guerra, suministrando armas a una guerra por procuración contra Rusia en Ucrania y enviando buques de guerra a la costa de China. Pocas armas son más eficaces para combatir la solidaridad obrera que una campaña de propaganda patriótica.
Es difícil predecir cómo reaccionarán los y las trabajadores en los USA a medida que se agrave la crisis económica y bélica. Para aquellos de nosotros en USA que despreciamos la guerra, el imperialismo y toda la explotación capitalista, no hay otra opción que alentar la nueva combatividad entre los trabajadores y ayudar a construir la solidaridad entre toda la clase obrera.
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