Otra horrible masacre dirigida a la comunidad LGBTQ2S+ comenzó cerca de la medianoche del 19 al 20 de noviembre – Día del Recuerdo Trans 2022. Un tirador fuertemente armado asesinó a cinco personas e hirió a 18 clientes del Club Q en Colorado Springs, Colorado. Dos valientes clientes pudieron someter y desarmar al asesino, evitando que se perdieran más vidas.
El Partido Mundo Obrero hace llegar nuestras condolencias y solidaridad a los que perdieron a sus seres queridos y a los supervivientes de esta terrible tragedia.
Pero no podemos contener nuestra ira.
Colorado Springs, la segunda ciudad más grande de Colorado – Denver es la primera – es el hogar del grupo descaradamente anti-LGBTQ2S+ que se llama Focus on the Family. La ciudad se encuentra al este del 3er Distrito del Congreso del estado, en donde la representante ultraderechista Lauren Boebert ganó la reelección a la Cámara por el más estrecho de los márgenes. Los tuits llenos de odio publicados por Boebert sirven para fomentar los ataques violentos, como el último ataque al Club Q.
El autor de este crimen de odio, Anderson Lee Aldrich, es el nieto del legislador estatal republicano de California Randy Voepel, que expresó su simpatía por la multitud derechista que atacó el capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.
Los propietarios del Club Q abrieron el bar en 2002 para ofrecer a la comunidad LGBTQ2S+ un espacio seguro y permanente y habían planeado celebrar un brunch de drags el Día del Recuerdo Trans. El momento del tiroteo masivo no es una coincidencia.
Los políticos demócratas -hasta el presidente Joe Biden- han expresado sus condolencias y han condenado este monstruoso crimen de odio. Pero la historia nos muestra que no se puede confiar en ellos para proteger a la comunidad LGBTQ2S+ o a cualquier comunidad oprimida de la violencia, el odio o la discriminación. Muchos de nosotros recordamos cómo los demócratas han impulsado la represión contra el colectivo LGBTQ+, incluyendo la llamada “Ley de Defensa del Matrimonio” y el “No preguntes, no digas” (“Don’t ask, don’t tell”) del ejército.
Pero eso es la democracia capitalista, donde incluso Boebert y Voepel y su calaña asesina pueden presentarse a las elecciones y ser elegidos.
Un mejor ejemplo de democracia de la clase trabajadora en acción sería el histórico boicot de décadas a la cerveza Coors, el boicot que se originó en Colorado y unió a la comunidad LGBTQ+, a la comunidad chicana y al movimiento obrero, hizo retroceder la intolerancia y también consiguió finalmente el reconocimiento del sindicato en la fábrica de cerveza de Golden, Colorado.
Hará falta más organización -y una solidaridad masiva, de base y de toda la clase- para hacer retroceder a la ultraderecha.
Lloremos a los muertos y luchemos como nunca por los vivos.
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