Por Pedro Jorge Velázquez. 

Resumen Latinoamericano, 18 de enero

Hay fracasos a los que se le coge el gusto, digo yo; ¿o cómo puede ser posible que los derrotados se regeneren en formas nuevas de fracaso? ¿Será como esa sensación de que algún día resultará, después de tanto intentarlo?

Así ha nacido Cuba Próxima, heredera del fracaso de Cuba Posible, un proyecto que Roberto Veiga fundó durante el auge del obamismo para intentar, otra vez, colonizar el proyecto de nación que se construye en Cuba contra toda forma de dominación imperial.

La imagen del fracaso está pintada en la cara de esta nueva organización pagada por el gobierno de Estados Unidos, que se viste con el traje de “ONG”, y que esperó tranquilamente a que la era de Biden llegara para mostrar sus dientes a través del posible nuevo acercamiento que no ocurrió, pues el presidente de Estados Unidos solo ha seguido la agenda de su predecesor.

Nacieron apoyando al “heroico” Yunior García, quien se marchó a Europa no bien tuvo la oportunidad, a beber las “mieles del capitalismo”, al cual venera, después de crear toda una campaña donde figuraba como el “mesías”.

Además, como toda organización títere, se ancló rápidamente a nombres extranjeros: el ciclo sin fin de la contrarrevolución. Vuelven a tratar de esclavizarnos a través de los señores y las señoras que desde sus balcones en el primer mundo pretenden pasar por encima de la voluntad de los pueblos.

Peter Hakim, presidente emérito y miembro principal de Diálogo Interamericano, comité con sede en Washington que aborda asuntos del Hemisferio Occidental, integra actualmente el Consejo Asesor Internacional de Cuba Próxima, junto a otros personajes. ¿Esto les parece conocido? ¿Gobiernos títeres? Cualquier coincidencia no es pura casualidad.

Dicen tener como objetivo primero “la ideación de una República plural y democrática en Cuba, alejada de cualquier tipo de autoritarismo”, aunque por su parte quieran, autoritariamente, implantar esa República neocolonial por encima del voto democrático ejercido en las urnas cubanas, donde se eligió este proyecto de nación que hoy construimos.  Así funciona su paripé.

Se declaran, además, amantes de la desestabilización y la violencia, pues anuncian que Cuba Próxima “está marcada por los hitos del 11J y el 15N”, dos intentos de golpe que utilizaron entrada la crisis económica y sanitaria provocada en Cuba, entre otras cosas, por una pandemia mundial y un bloqueo económico impuesto precisamente por los que financian Cuba Próxima. ¡Qué bien se ve que ninguno vivió en carne propia lo que fue el 11 de julio, ni saben que aquí el 15N no pasó nada de lo que andaban buscando: lo que hubo fue celebración y alegría por la paz!

Cuba Próxima apostará –según declaran– “por la formación de un país próspero, libre, laborioso, generoso, democrático”. O sea, no reconocen que Cuba sea nada de eso, ni siquiera que seamos un pueblo laborioso, porque todo el que trabaje para y con los humildes, para y con la Revolución, no es para ellos un obrador, no es para ellos un fundador. ¿Para fundar, para crear, para ser laborioso, hay acaso que servir al imperio? ¡Qué raro!

Ahora, para rozar aún más el ridículo, han creado un “gobierno en la sombra”. Sí, exactamente, al estilo Juan Guaidó, con la diferencia de que en este caso hay varios autonombramientos incluidos: Roberto Veiga, presidente; Carlos Cabrera, vicepresidente; Alexei Padilla, coordinador de comunicación; Massiel Rubio, de cultura… y una lista larga de investiduras; pero, aunque usted no lo crea, funciona en sus cabezas, porque basados en ella cobran y conspiran contra el socialismo cubano y la igualdad social.

La derecha se declara, muestra su verdadera identidad. Ya no podrán más vestirse de izquierda quienes pasaron mucho tiempo haciendo el cuento de la buena pipa, con sus entelequias sobre la desigualdad que nunca han puesto en práctica, ni han luchado para que se reduzca. Sin embargo, ahora terminan agrupándose con los que siempre han querido derogar nuestras conquistas más preciadas. Ahora se han unido al plan hegemónico del imperio para destruirlas.

“Llevamos quizá demasiado tiempo instalados en la denuncia y el diagnóstico, pero los cubanos necesitan saber cómo gobernaríamos los opositores”, así han presentado este gobierno autoproclamado, donde solo hay algo en común: la ambición de poder, el ego hipnótico que desconoce el sacrificio colectivo que hacemos como pueblo para buscar una profundización del Estado socialista de derecho, para el cual ellos no han aportado ni un comino, y sin embargo, buscan su destrucción definitiva.

Nuevamente la esencia martiana de los que aman y fundan nos hace ver lo que no son, lo que no quieren y por lo que no luchan. Cuba Próxima no es la Cuba que yo quiero. No es la Cuba por la que hemos luchado. La Cuba próxima seguramente será difícil, pero no será colonizada.

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