Publicado en Workers World/Mundo Obrero, Jan. 1; traducido por Tlaxcala (tinyurl.com/5hdye6en)
Búfalo, Nueva York – La chispa que se encendió en esta ciudad el pasado agosto, cuando lxs trabajadorxs de Starbucks anunciaron su intención de sindicalizarse, se ha convertido en una llamarada de justo anhelo de la clase trabajadora, con nuevas tiendas en todo el país pidiendo elecciones sindicales.
Tiendas en Mesa, Arizona; Boston; Seattle; Knoxville, Tennessee; Chicago; y Bloomfield, Colorado, se han unido a la lucha, ampliando su alcance por todo el país. Las victorias en dos de las tres primeras tiendas que votaron en Buffalo (la segunda aún está siendo impugnada en los tribunales) demostraron que organizar un sindicato -incluso contra una empresa con tanto dinero y desprecio por sus trabajadorxs como Starbucks- es una lucha que se puede ganar.
Esta oleada de nuevas peticiones sindicales se produce en un momento en el que la COVID-19, especialmente los casos provocados por la variante ómicron, está arrasando en USA con tasas de infección que baten récords. Las tiendas de Starbucks en Buffalo, y sin duda otras ciudades, se enfrentan a un pico de infecciones. Starbucks ha inundado el distrito con nuevas contrataciones en un intento de diluir una votación sindical que tuvo lugar el 9 de diciembre en tres tiendas en Buffalo. Ahora estxs nuevxs empleadxs se enfrentan de lleno a la reciente ola de infecciones, sin seguro médico ni tiempo de baja laboral pagado por enfermedad.
Muchas de las prestaciones de Starbucks no entran en vigor el primer día, lo que deja a muchxs trabajadorxs sin los recursos y la atención médica que necesitan. Además, a lxs trabajadorxs que se les ha confirmado que han estado expuestxs a la COVID-19 durante largos periodos de tiempo, aunque estén vacunadxs y sean asintomáticxs, no se les ofrece un tiempo de aislamiento remunerado para hacerse las pruebas. Esto hace que muchxs trabajadorxs se sientan insegurxs en el trabajo, después de haber visto baristas totalmente vacunadxs dar positivo en las pruebas de COVID-19.
La dirección de Starbucks afirma que su política está en consonancia con las directrices de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). Sin embargo, en un país con más de tres cuartos de millón de personas ya muertas por la enfermedad, debería ser obvio que las directrices del CDC han sido decididamente insuficientes hasta este momento.
Esta catástrofe de la salud pública, combinada con el deterioro de la economía capitalista y el aumento del coste de la vida, ha dejado a lxs trabajadorxs con pocas opciones que no sean las de organizarse por sus propios intereses colectivos. Lo que es un escenario de pesadilla para lxs trabajadorxs es la tormenta perfecta para que prenda un resurgimiento militante del movimiento obrero, con lxs jóvenes al frente de la lucha. A pesar de estas circunstancias desesperadas para muchxs, lxs trabajadorxs de Starbucks se están sindicalizando y no simplemente como consecuencia del fracaso de la empresa para abordar cualquier problema particular.
Lxs trabajadorxs con conciencia de clase presionan por un cambio real
En las cartas enviadas al director general de Starbucks, Kevin Johnson, en las que le informaban de las nuevas tiendas que se unían a la lucha, lxs trabajadorxs de Starbucks dejaron claro que los esfuerzos de sindicalización no son una respuesta a ninguna política específica de Starbucks, sino que forman parte de una visión más amplia para hacer de sus espacios de trabajo y comunidades un lugar mejor. Esto demuestra que lxs trabajadorxs están empezando a ver los sindicatos no solo como una herramienta para reaccionar contra el mal trato, sino como una herramienta proactiva que pueden esgrimir para desempeñar un papel más activo en la configuración de su comunidad.
Desde una perspectiva socialista, no se puede exagerar esta evolución de la conciencia de la clase trabajadora. Estamos viendo cómo lxs trabajadorxs son más conscientes colectivamente de nuestro papel histórico como agentes de cambio en la sociedad, la única fuerza que puede provocar una ruptura revolucionaria con la explotación capitalista.
Lxs trabajadorxs de todo el mundo ya no se conforman con actuar como observadorxs pasivxs de su propia explotación. Si este tipo de conciencia puede seguir llegando fuera de estos focos de lucha y a otros lugares de trabajo, edificios de viviendas y la comunidad en general, se alcanzará una perspectiva de clase que puede armar a la clase trabajadora y a lxs oprimidxs con las herramientas ideológicas necesarias para lograr la liberación más allá de los meros aumentos de sueldo y beneficios contractuales.
Para lograr esta conciencia de clase, es imperativo que lxs líderes de la clase trabajadora dentro de USA entiendan su posición de clase no simplemente en términos de su propia localidad o país, sino como parte de una clase trabajadora internacional. Empresas como Starbucks, Amazon, Walmart y otras son gigantes imperialistas globales que explotan a lxs trabajadorxs en su país y en el extranjero, ya sean personal de hostelería, agricultorxs o repartidorxs. Pero incluso si adoptamos una perspectiva más estrecha y nos centramos en un lugar de trabajo concreto en USA, vemos que las condiciones de lxs trabajadorxs están intrínsecamente ligadas a las condiciones de lxs trabajadorxs de otros países.
Necesidad de una unidad de clase global
Como explicó el pensador marxista y difunto presidente y fundador del Partido Mundial de los Trabajadores, Sam Marcy, en su libro “High Tech, Low Pay: A Marxist Analysis of the Changing Character of the Working Class”, debido a la naturaleza global de la economía capitalista, lxs trabajadorxs de USA compiten directamente por los puestos de trabajo con lxs de otros países. Un avance tecnológico sin precedentes ha facilitado más que nunca el envío de puestos de trabajo al extranjero, a países donde las grandes empresas pagan solo una fracción de lo que cuesta en USA pagar a lxs trabajadorxs sindicalizadxs con todas las prestaciones por hacer el mismo trabajo.
Esta competencia directa con los empleos de bajos salarios en todo el mundo hace que se reduzcan a su vez los salarios de lxs trabajadorxs en USA, limitando lo que se puede ganar estrictamente a la negociación de los contratos sindicales. En otras palabras, un movimiento obrero en USA que no adopte una perspectiva internacionalista que se corresponda con la naturaleza internacional de la clase obrera se disparará a sí mismo, a largo plazo, en el pie. Al igual que lxs trabajadorxs son siempre más poderosxs en el lugar de trabajo cuando se unen contra su jefe, la clase obrera de un país es más poderosa cuando se une con otrxs trabajadorxs a través de las fronteras nacionales contra sus explotadores capitalistas comunes.
La evolución del movimiento obrero en USA abre nuevas posibilidades para lxs trabajadorxs a escala mundial. Después de décadas en las que el movimiento obrero ha sido destruido, lxs trabajadorxs están resurgiendo. La victoria en Búfalo es la primera de muchas que vendrán, tanto para lxs baristas como para toda la clase obrera.
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