Battle Creek, Mich.
La famosa frase de Tony el Tigre: “Las hojuelas azucaradas de Kellogg son “rrricas”, ha sido reformulada. Los carteles en el césped que apoyan la huelga de 1.400 trabajadores de Kellogg muestran a un Tony enfadado con un piquete que dice “¡Kellogg esta en hueeelga!”.
Los miembros y las miembras de Bakery, Confectionery, Tobacco Workers and Grain Millers (BCTGM, siglas en inglés) en Michigan, Nebraska, Pennsylvania y Tennessee están ahora en su segundo mes de huelga. El 4 de noviembre, los negociadores del sindicato anunciaron que habían rechazado la última oferta de la empresa, declarando: “La última, mejor y definitiva oferta de la empresa no consigue lo que nuestros miembros piden: una vía predecible para conseguir un empleo con todos los derechos y beneficios para todos los empleados sin concesiones”.
Kellogg ha amenazado con recortar cientos de puestos de trabajo y trasladar el trabajo a México. (BCTGM.org)
Workers World/Mundo Obrero habló con miembros del Local 3-G de la BCTGM fuera de la planta de Kellogg en Battle Creek. Explicaron que el objetivo principal de la huelga no es el aumento de los salarios, sino el fin de la escala salarial divisoria y desigual de dos niveles que paga a los trabajadores de menor antigüedad menos por el mismo trabajo realizado por los de mayor antigüedad. Sus pancartas de huelga reclaman “igualdad salarial y de beneficios” y acusan a Kellogg de poner “los beneficios por encima de las personas”.
La huelga ha sido efectiva; ningún miembro del sindicato ha cruzado la línea de piquete. Los supervisores y los empleados de la agencia temporal que trabajan en la línea no han podido dirigir la producción. Los camioneros que salen de la planta dicen a los huelguistas que sus cargas están vacías. Las condiciones inseguras creadas por la inexperiencia de los jefes han provocado hasta ahora cinco lesiones.
La estatua del tigre Tony en el exterior de la planta fue empequeñecida por un enorme “Scabby la rata” inflable que simboliza la avaricia de Kellogg. A lo largo de los años, Scabby ha hecho acto de presencia en los piquetes sindicales de todo el país. Este Scabby fue proporcionado por el Sindicato Internacional de Trabajadores de Norteamérica Local 355 – un ejemplo de la amplia solidaridad comunitaria y laboral en esta ciudad conocida como “Ciudad de los Cereales”.
Gracias a las grandes cantidades de alimentos donados, “no vamos a pasar hambre”, explicó un huelguista. Han recibido “mucho cariño”. Los conductores de una empresa de camiones, que conocen personalmente a los trabajadores de Kellogg, se niegan a hacer recogidas y entregas diarias, aunque no tienen sindicato.
Aunque la BCTGM no ha convocado un boicot oficial a Kellogg, muchos consumidores han dejado de comprar “cereal rompehuelgas”.
Los trabajadores dan un golpe al capital
Los trabajadores y las trabajadoras de Kellogg no son los únicos en huelga. Las 14 plantas del fabricante de maquinaria pesada John Deere siguen en huelga después de que los trabajadores votaran en contra de una segunda propuesta de contrato el 2 de noviembre.
Consideran que todavía no se han abordado una serie de cuestiones, entre ellas las pérdidas salariales que han sufrido debido a problemas de la cadena de suministro que escapan a su control. Antes de la frecuente escasez de piezas, se pagaba una bonificación “KIP” si los trabajadores alcanzaban una determinada cuota, pero ahora es imposible alcanzarla y la empresa se niega a ajustar la fórmula.
Al igual que Kellogg, John Deere no quiere poner fin a la remuneración de dos niveles, vigente desde 1997. Los trabajadores “post’97” se organizan en las redes sociales y están cansados de trabajar por menos de lo que ganaban los trabajadores más antiguos -en algunos casos sus padres- hace varios contratos.
Mientras tanto, 1.500 enfermeras de Huntington (Virginia Occidental) y 3.000 trabajadores de la Universidad de Columbia (Nueva York), que llevan cuatro años luchando por su primer contrato, se han sumado al auge de la huelga. La huelga de octubre ha pasado y la de noviembre ha comenzado, para consternación de la clase capitalista.
Si los huelguistas de Kellogg, representados por un pequeño sindicato con 65.000 miembros en todo el país, consiguen deshacerse de los salarios de dos niveles, será una gran victoria con ramificaciones para todo el movimiento obrero.
¿De qué lado está usted? Estamos del lado de los trabajadores.
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