En Estados Unidos, donde el apoyo a las ejecuciones patrocinadas por el estado ha ido disminuyendo durante la última década, donde se condena a muerte a menos personas y donde se llevan a cabo menos ejecuciones, parece extremo que los estados utilicen ahora pelotones de fusilamiento o ahorcamientos o electrocuciones o cámaras de gas para llevar a cabo linchamientos legales.
Gracias al excelente trabajo de los activistas europeos, los medicamentos para las inyecciones letales se han vuelto extremadamente difíciles de encontrar. Los fabricantes de medicamentos, muchos de ellos con sede en Europa, ya no suministran medicamentos para inyecciones letales a los sistemas penitenciarios, incluso en Estados Unidos.
Métodos de muerte nazis
Esta primavera, el estado de Arizona se preparó para llevar a cabo ejecuciones con el mismo gas que utilizaba el régimen nazi alemán. Arizona gastó miles de dólares en la compra de ingredientes para ejecutar a personas con un gas de cianuro, el Zyklon B, que los nazis utilizaron para asesinar a millones de judíos europeos, gitanos, personas LGBTQ+, comunistas y otros combatientes de la resistencia en campos de concentración entre 1942 y 1945.
La última vez que Arizona utilizó su cámara de gas fue en 1999 para ejecutar a Walter LaGrand, la última persona ejecutada con gas letal en Estados Unidos. “Comenzó a toser violentamente -tres o cuatro fuertes golpes- y emitió un sonido de arcadas antes de caer hacia adelante”. LaGrand tardó 18 minutos en morir.
Denuncia de los planes de Arizona
Christoph Heubner, vicepresidente ejecutivo del Comité Internacional de Auschwitz, declaró al New York Times en una entrevista del 2 de junio: “Para los supervivientes de Auschwitz, el mundo se desmoronará por fin si en algún lugar de esta Tierra se vuelve a considerar el uso del Zyklon B en el asesinato de seres humanos. A sus ojos, se trata de un acto vergonzoso e indigno de cualquier democracia y además, insulta a las víctimas del Holocausto”.
Martin Weiss, embajador de Austria en Estados Unidos, tuiteó: “La pena de muerte es en sí misma un castigo cruel e inusual. Preparar el uso de Zyklon B para las ejecuciones está fuera de lugar”.
Para los abolicionistas de la pena de muerte, todos los métodos de ejecución son horribles, como lo es la propia pena de muerte. Ningún Estado, ningún gobierno, debería dedicarse a matar personas. Los abolicionistas no sólo luchan por acabar con las prisiones, tal y como se conocen hoy en día, sino también por acabar con los linchamientos legales.
Como dice un cántico de llamada y respuesta utilizado en Texas: “¿Ejecuciones? ¡Que se cierren! ¿La pena de muerte? ¡Apágala! ¿Tribunales racistas? ¡Apágalas! ¿Policías mentirosos? ¡Ciérralos! ¿Todo el maldito sistema? Que lo cierren”.
Gloria Rubac es una activista por décadas en el Movimiento de Abolición de la Pena de Muerte de Texas.
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