Mueller e ilusiones

Cualquiera que se aferró a la ilusión de que el testimonio de Robert Mueller del 22 de julio ante los comités de la Cámara de Justicia e Inteligencia pondría a POTUS en apuros tenía que decepcionarse.

Ahora debe quedar claro: no habrá atajos para hacer retroceder al presidente, y mucho menos romper sus políticas racistas reaccionarias. Y Mueller, como hemos escrito antes, trata sobre la última persona, y desde el último lugar, esperaría ayuda en este sentido.

Fue funcionario del FBI, una de las instituciones estatales más regresivas y represivas. El FBI acosaba a organizaciones de Liberación Negra, líderes de Derechos Civiles y comunistas en varias etapas de su historia. El FBI en el siglo XXI no ha cambiado sus rayas, ni su política.

Mueller centró su investigación únicamente en la supuesta colusión entre # 45 y Rusia. Eso en sí mismo muestra la debilidad y las limitaciones de una búsqueda de casi dos años. Si la investigación de Mueller hubiera producido evidencia de una colusión seria, el imperialismo estadounidense tendría otro pretexto para atacar al estado ruso. Mueller ha logrado hacer esto sin debilitar a la pandilla Trump.

Fahrad Manjoo escribió un artículo de opinión para el New York Times el 25 de julio que se centró en lo que el # 45 realmente merece ser acusado, en caso de que sea acusado: el racismo.

Y Manjoo no fue el único analista que se enfocó en el racismo y la supremacía blanca del presidente que, junto con la xenofobia, la misoginia y el fanatismo anti-LGBTQ2S +, es la base de su campaña electoral 2020. Esta opinión se expresó ampliamente poco antes e inmediatamente después del testimonio de Mueller.

Los principales líderes del Partido Demócrata son reacios a acusar a POTUS, ya sea por colusión, obstrucción, emolumentos o racismo. Dicen que la mayoría republicana en el Senado lo derribará. Nancy Pelosi y compañía buscan llevar a cabo las elecciones del 2020 con un programa centrista. Sin embargo, no hay evidencia de que un político de la variedad Hillary Clinton pueda ganar, ni de que elegir un demócrata moderado frene la guerra, los despidos, los recortes salariales o la violencia policial.

Un verdadero retroceso contra la agenda de Trump

Las noticias de la semana podrían haber sido sombrías si no hubiera habido movimiento desde la base popular, y ahí es donde puede surgir el mayor desafío para POTUS y sus políticas. Primero, Trump amenazó con que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas reuniera a 2 millones de migrantes y luego redujera el objetivo a 2.000.

¿Pero qué pasó? Los migrantes y quienes se solidarizan con ellos se movilizaron para educar a todos sobre sus derechos, especialmente el derecho a no abrir su casa o su automóvil a los funcionarios de ICE que vienen sin orden judicial. ICE anunció, al final, que habían arrestado a 35 personas. Trump había alardeado de que 2 millones serían enviados a casa.

El movimiento solidario tuvo su mejor momento en Nashville, Tennessee, cuando una familia en un automóvil fue amenazada por agentes de ICE. La gente del vecindario formó una cadena humana que rodeaba el automóvil, colocando sus cuerpos entre los agentes y sus víctimas, quienes esta vez no fueron víctimas sino que se resistieron. Anteriormente, una acción similar de los feligreses en Carolina del Norte impidió el arresto y la deportación de una persona indocumentada.

Si en los movimientos progresistas y de la clase trabajadora aspiramos a deshacernos de Trump porque odiamos sus políticas, no podemos simplemente buscar una versión aparentemente más razonable de esas mismas políticas.

Si apuntamos al cielo, tenemos que comenzar desde la base popular. No podemos esperar que un Mueller o un Pelosi lo hagan por nosotros. Debemos desarrollar los mejores instintos y sentimientos de millones de trabajadores y movilizarlos.

¿Es esta una ilusión? ¿O solo trabajo duro?

Ciertamente es más realista que confiar en Mueller o cualquier policía de alto rango en el estado capitalista para derrotar al #45 con una investigación superficial.