Mundo Obrero Editorial: Vidas trans, vidas revolucionarias
¡Que viva el Día de la Visibilidad Trans! Este se llevó a cabo el 31 de marzo. ¿Tal vez no supiste qué sucedió?
No es un día que sea muy “visible” en los medios de comunicación de las grandes empresas.
Porque este día está organizado por y para las personas trans que hablan por sí mismas y propias vidas, contando al mundo cómo se definen y celebrando las complejas realidades de las vidas trans.
Los medios corporativos han presentado obsesivamente las vidas de personas trans como un circo para barridos de la semana o personas trans narradas como balones políticos que se patean de un lado a otro durante los ataques de derecha.
En cambio, son las personas trans las que han insistido en esta verdad: han sido parte de la trama de la existencia humana desde el principio de nuestra especie.
Como el compañerx trans Gery Armsby comentó en Facebook en el Día de la Visibilidad Trans: “A lo largo de la historia, las sociedades humanas han “asignado “papeles socioeconómicos a personas de muchas maneras que hoy entendemos como ‘género'”. Como todas las sociedades están sujetas a constantes internas y externas fuerzas de cambio, es razonable comprender que los roles de género no son ahora ni nunca han sido estáticos, y mucho menos binarios. [los roles de género] ciertamente tienen poco o nada que ver con la biología humana real. Esto no es nada nuevo”.
De hecho, en las sociedades pre clase matrilineales, antes del surgimiento del patriarcado de clases, era la norma de la sociedad tener una complejidad de sexo y género que podría llamarse ahora “trans”. Las diferentes variedades, nombres, costumbres e historias de esta complejidad de género continúan hoy en día a través de pueblos, culturas y naciones indígenas aún existentes.
Pero, como anotó Armsby en sus comentarios de Facebook, dentro de los Estados Unidos y en otros lugares que el patriarcado ha pisoteado, la lucha por esa complejidad “para muchas personas trans, especialmente mujeres trans de color, equivale a una lucha de vida o muerte por los pronombres correctos, por baños y para cualquier recurso y medida [que] las personas trans, no binarias y de dos espíritus creen que vale la pena luchar”.
Las “fuerzas externas” que trabajan en los Estados Unidos han producido conceptos opresivos y estrechos de “hombre” y “mujer” como objetivos públicos: para crear pobladores coloniales, soldados para el imperialismo y trabajadores maleables.
No fue casual que, a principios del siglo XX, cuando EE.UU. comenzó a invadir y ocupar naciones más allá de sus fronteras continentales, el presidente Teddy Roosevelt hizo una campaña para “endurecer” a los jóvenes y convertirlos en “hombres”. Como señala la historiadora Sarah Watts, quería que los hombres en los Estados Unidos imperialistas fueran “los verdaderos herederos de la tradición de vaqueros de la virilidad blanca, agresiva, armada y nacionalista”. (tinyurl.com/y4g3rxo7)
Las vidas trans nos dan a todos la visión y la esperanza de un mundo que rechaza las ideas rígidas, dominantes y dañinas sobre el hombre y la mujer, lo masculino y lo femenino. Como dijera una vez la guerrera trans, historiadora y activista Leslie Feinberg:”Las personas de todos los sexos tienen el derecho de explorar la feminidad, la masculinidad y las infinitas variaciones entre ellos, sin críticas ni ridiculización”.
Feinberg también sabía que un futuro socialista ofrecía la única posibilidad de un mundo donde las personas trans y todas las personas pudieran vivir plenamente en su propia complejidad de sexo y género, única y hermosa. Feinberg, de Workers World Party/ Partido Mundo Obrero, murió en el 2014 con estas últimas palabras: “Recuérdame como comunista revolucionario”.
En uno de los primeros folletos, “La liberación de personas transgénero: un movimiento cuyo tiempo ha llegado”, Feinberg escribió: “Al igual que el racismo y todas las formas de prejuicio, el fanatismo contra las personas transgénero es un carcinógeno mortal. [Como trabajadores] nos enfrentamos entre nosotros para evitar que nos veamos como aliados. Se pueden forjar auténticos lazos de solidaridad entre personas que respetan las diferencias entre sí y están dispuestas a luchar juntas contra su enemigo. Somos la clase que hace el trabajo del mundo y podemos revolucionarlo. Podemos ganar la verdadera liberación”.