A principios de la década de 1960, un grupo de altos funcionarios de la administración John Kennedy, conocidos como los “genios” por su presunto desempeño en la universidad, como oficiales industriales o como funcionarios de EUA, intensificaron la guerra de agresión de Washington contra Vietnam.
El reportero del New York Times David Halberstam en su libro de 1972, “El mejor y el más brillante”, un título que pretendía ser irónico, describió cómo los genios sobreestimaron la capacidad de los EUA al tiempo que subestimaron a los vietnamitas y su liderazgo.
Ahora, casi 60 años después, otro grupo de altos funcionarios de EUA está liderando el cargo de una nueva cruzada reaccionaria. Nadie los llamaría los mejores o los más brillantes, incluso irónicamente.
Estos siete funcionarios están librando la agresión más abiertamente de lo habitual. Han declarado públicamente su objetivo: conquistar a Venezuela y aprovecharse de sus recursos, especialmente sus reservas de petróleo y oro, y también restablecer la dominación completa de EUA sobre el hemisferio occidental mediante el derrocamiento de los gobiernos de Cuba y Nicaragua.
Lejos de ser genios, son personas cuya principal y, a menudo, única cualificación es su disposición a decir las mentiras más extravagantes y cometer los crímenes más atroces para lograr sus objetivos reaccionarios y anti pueblo. Son los alimentadores de fondo en la cloaca de funcionarios imperialistas.
Estos criminales incluyen:
El asesor de seguridad nacional John Bolton, quien constantemente agita la guerra contra Irán, amenaza con la aniquilación de la República Popular Democrática de Corea y es un perpetuo belicista.
Elliott Abrams, el enviado especial que supervisa la política de Venezuela, a quien tuvieron que arrastrar desde la trinchera de Mariana. El record de Abrams data de la década de 1980, cuando armó a los “contras” contra Nicaragua y puso al genocida régimen de Ríos Montt en el poder en Guatemala. Abrams incluso fue condenado por mentir ante el Congreso de los EUA, pero fue indultado por el presidente George H.W. Bush.
El senador Marco Rubio, de Florida, cuya historia y creencias personales coinciden con la conveniencia política de ponerlo del lado de los exiliados cubanos, nicaragüenses y venezolanos. Estos antiguos oligarcas, capitalistas y sus seguidores ahora habitan en el estado de Rubio.
Mike Pence, el vicepresidente evangélico, anti-mujer, anti-LGBTQ, que telefoneó a Juan Guaidó para que anunciara al día siguiente, 23 de enero, que era el “presidente interino” de Venezuela.
El secretario de estado Mike Pompeo, ex jefe de la CIA, y el secretario de Hacienda, Steven Mnuchin, también anunciaron su intención de movilizar a todos los títeres de América Latina y a los socios menores imperialistas en Europa mientras intentan bloquear a Venezuela y robar sus propiedades.
El propio Trump hace que su odio hacia todos los que se encuentran al sur de la frontera de los EUA (excepto sus lacayos) sea enfático cada vez que tuitea. Uno se pregunta si sus “asesores” lo han convencido de que será bienvenido en Caracas para arrojar toallas de papel a las multitudes, como lo hizo en Puerto Rico luego de ser devastado por los huracanes.
No menos peligroso
Cualquier venezolana/o u otra/o latinoamericano con conciencia política reconocerá fácilmente a esta pandilla estadounidense como enemigos de su pueblo. Esta banda de siete puede ser menos hábil para llevar a cabo una intervención, que al final puede ser derrotada. La incompetencia de esta pandilla y su congénita subestimación de las masas, sin embargo, no significa automáticamente menos daño al pueblo de Venezuela bolivariana o a toda América.
Los líderes del Partido Demócrata aquí, Nancy Pelosi, Chuck Schumer, etc., que conocen muy bien el sórdido historial político de la pandilla Trump descrito anteriormente, sin embargo apoyan la intervención de los EUA contra Venezuela. (Ver tinyurl.com/yx9xr2o3)
Razón de más para aquellas/os dentro de los EUA que queremos defender a Venezuela de estos criminales para reconocer la desconfianza masiva de la administración Trump y movilizarnos contra la intervención de los EUA.
Manifestémonos el fin de semana del 23 de febrero en nuestras ciudades. ¡Vaya a No War on Venezuela! (NoWarOnVenezuela.org) para ver las acciones. Movilícese a una manifestación nacional en Washington, DC, el 16 de marzo y otra el 30 de marzo. Y prepárese para discutir, luchar y ganar para detener una nueva calamidad.
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