28 de enero — Se vive una tensa calma en Venezuela. Las calles de Caracas son de una normalidad que no se corresponde a la imagen que se ha construido en el exterior ni a la radicalidad de los anuncios dados en los días recientes. Ni los barrios están bajo incendio, ni existen dos gobiernos: autonombrarse presidente sin territorio ni capacidad de ejercer poder solo puede tener efecto en redes sociales, salones diplomáticos y notas de opinión de quienes apoyan a Juan Guaidó.
El fin de semana se asemejó a un reacomodamiento de posiciones, una maduración de las variables internacionales, un ganar de tiempo en lo nacional. La derecha realizó asambleas durante el día sábado, y el domingo puso en marcha su convocatoria para acercarse a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) –la oposición le ha quitado la palabra Bolivariana– a entregarle la denominada Ley de Amnistía y Garantías Constitucionales para los Militares y Civiles.
La ley ha sido aprobada por la Asamblea Nacional declarada en ilegalidad por el Tribunal Supremo de Justicia, pero la legalidad no es el punto hoy cuando se trata de un intento de golpe de Estado. Esa Ley plantea dos actos: perdonar a quienes hayan incurrido en las acciones violentas de 1999 hasta la fecha, y dar luz verde a quienes los encabezarían de aquí en adelante. La derecha se autoproclama presidenta y se otorga futuros autoperdones.
El objetivo central es la Fanb, eje alrededor del cual giran las principales especulaciones. Cómo lograr sumarla al plan en marcha, es decir cómo lograr que un sector encabece la acción de fuerza. Las relaciones de la derecha con la Fanb han sido contradictorias: por un lado la han denigrado públicamente, atacado con frascos de heces en la calle y armas de guerra en sus cuarteles –como en el 2017– a la vez que las han llamado a seguir los diferentes planes de no reconocimiento de Nicolás Maduro. Saben que las necesitan, tanto para lograr el desenlace del asalto, como para sostener el futuro orden que intentarían imponer.
Mientras la derecha ganaba tiempo, el cuadro continuó su desarrollo en el plano internacional. Las amenazas siguieron multiplicándose, como la propiciada por John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, quien afirmó: “Cualquier violencia e intimidación contra el personal diplomático estadounidense, el líder democrático de Venezuela, o la Asamblea Nacional, representaría un grave asalto a la legalidad y estará seguido de una respuesta significativa”.
Vecchio, prófugo de la justicia
Estados Unidos reconoció además a un representante diplomático del gobierno virtual paralelo, Carlos Vecchio, prófugo de la justicia venezolana, dirigente de Voluntad Popular, el partido al que pertenece Guaidó. Voluntad Popular es la fuerza que más ha estado relacionada con los grupos armados/paramilitares en el país, y Vecchio con un militante de su partido que fue parte de un descuartizamiento a una mujer en el 2015.
Junto a eso, Benjamin Netanyahu anunció que el gobierno israelí reconocerá a Guaidó. El bloque liderado por los Estados Unidos terminó de juntar a todas sus partes: Francia, Alemania, España, Gran Bretaña, Israel, Canadá, Grupo de Lima sin México. En el caso de los países de la Unión Europea afirmaron que de no darse elecciones en ochos días –que ahora son siete– reconocerán a Guaidó.
“Nadie puede darnos un ultimátum. Si alguien quiere irse de Venezuela, que se vaya”, afirmó Maduro en una jornada marcada por los ejercicios militares de la Fanb en diferentes puntos del país (ver aparte). No habrá elecciones.
Las diferentes piezas parecen posicionadas en el tablero. Se está a la espera de los próximos pasos que dará en función del plan que no termina de clarificar cómo hará lo que anuncia, que Guaidó resume en tres fases: “cese de usurpación, gobierno de transición, elecciones libres”, y se niega a todo diálogo –aunque existieron y terminó por reconocerlos producto de las evidencias presentadas por el gobierno–. ¿Cómo se materializa el cese de usurpación? Sin eso resulta difícil imaginar un gobierno real de transición y un llamado a elecciones. Todo resulta 2.0 hasta el momento.
Se verá en los hechos
Por otro lado es necesario esperar los balances que Estados Unidos realice luego de la asamblea de la Organización de Estados Americanos y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¿Sabían que no lograrían la mayoría necesaria? ¿Están dispuestos a dar próximos pasos sin contar con ese acuerdo? Se verá en los hechos.
La estrategia respecto a Venezuela no parece tener consenso en el interior de las fuerzas demócratas y republicanas. Guaidó es presentado en varios medios como “líder opositor” y no como lo que le dijeron que sería, es decir “presidente interino”.
Además de presidente virtual es además objeto de burla en las redes sociales, con etiquetas en redes sociales como #GuaidoChalenge. ¿Guaidó, cuadro secundario de la derecha, fue puesto en ese rol porque puede ser sacrificado como parte de la estrategia? También se verá en la evolución de los acontecimientos.
El fin de semana terminó con más preguntas que certezas. Mientras tanto Venezuela siguió con una normalidad quebrada en lo profundo, actos del presidente Maduro ante jóvenes y la Fanb, movilizaciones del chavismo en varios puntos del país. ¿Qué se esconde tras la tensa calma?
Original: pagina12.com.ar. Marco Teruggi es sociólogo y periodista argentino. Vive en Caracas y colabora con varias revistas de izquierda.
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