Primera parte de un intercambio de opiniones — ’¿Es el Trumpismo un fenómeno temporal?

La siguiente es la primera parte de un intercambio entre Fred Goldstein y Manuel Raposo, un comunista portugués de izquierda y editor de la revista web Mudar de Vida (jornalmudardevida.net).

Fred Goldstein: Su pregunta va al corazón de un tema muy importante. ¿Es la presidencia de Donald Trump un fenómeno temporal, o su régimen es un síntoma de una enfermedad más profunda en el organismo del imperialismo? ¿Volverán las cosas a lo “normal” una vez que se haya ido?

He estado pensando mucho en esta misma pregunta. También he estado tratando de llegar a un método para responderlo.

Primero, puse la victoria de Trump en el contexto del aumento de la reacción política en Europa y su énfasis decididamente antiinmigrante y racista, similar al de Trump.

No puede ser una coincidencia que la AfD (Alternativa para Alemania) en Alemania, el Partido de la Libertad en Austria, el régimen de Viktor Orbán en Hungría, el gobierno de derecha en Polonia, las fuerzas de Brexit en Bretaña, la nueva coalición de derecha en Italia y la Agrupación Nacional (anteriormente Frente Nacional) en Francia estén en aumento al mismo tiempo. También vemos los avances recientes del antiinmigrante Partido Demócrata de Suecia, el ascenso de la Golden Dawn en Grecia (una versión avanzada de las fuerzas similares a Hitler) y otras manifestaciones políticas de derecha en Europa.

En segundo lugar, creo que la crisis general del prolongado estancamiento capitalista ha provocado que sectores de la clase dominante en ambos lados del Atlántico se muevan hacia la adopción de una opción fuertemente reaccionaria: usarán el “dividir y conquistar” porque no ven una salida de su propia crisis, es decir, no ven un crecimiento renovado significativo ni una prosperidad capitalista revivida en el futuro. Todos están luchando para mantenerse a flote.

Esto es cierto para las secciones de la clase dominante de Estados Unidos que se han basado en recortes de impuestos, la desregulación de las protecciones ambientales y la especulación del mercado de valores para reforzar sus ganancias. Esta clase está actuando como si su situación fuera precaria y sus miembros anticipan un colapso económico.

Tercero, las clases trabajadoras en todos los países europeos, como las/os trabajadores y las/os oprimidos en los Estados Unidos, han sido sometidas al trauma de la austeridad desde el principio, ANTES de que la crisis inmigratoria golpeara a Europa con toda su fuerza.

En los Estados Unidos no hay una gran afluencia de inmigrantes. De hecho, ahora hay una salida neta de migrantes en la frontera sur militarizada. Creo que los sectores desmoralizados y alienados de la pequeña burguesía y la clase trabajadora estaban predispuestos a cambiarse a la derecha después de que el Partido Demócrata en los Estados Unidos y la socialdemocracia europea no acudieran en su ayuda durante la crisis económica de 2008, ANTES de la crisis inmigratoria.

El fracaso de la socialdemocracia y de los partidos comunistas históricos para adoptar un enfoque agresivo y clasista para luchar contra la austeridad dejó a las masas abiertas a un llamado anti-inmigrante de derecha.

Cuarto, el ala derecha de las clases dominantes, que se está haciendo más fuerte y más rica, está tentada a avivar las llamas del racismo antiinmigrante o se está sintiendo más cómoda con él. Protestan levemente contra las medidas antiinmigrantes más extremas, pero al final los patronos solo están realmente preocupados por la disponibilidad de mano de obra y el impacto de la política de inmigración en sus relaciones internacionales.

Finalmente, el capitalismo en un callejón sin salida excluye la posibilidad de revivir la prosperidad capitalista. Y la democracia capitalista depende de la prosperidad imperialista.

Los patronos en los países imperialistas ricos pudieron permitirse una forma más desarrollada de democracia capitalista en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, es decir, comprar a las/os trabajadores descontentos con migajas.

Los imperialistas británicos pudieron tener su “democracia” cuando tenían un imperio mundial. Una vez que se perdió el imperio, la clase obrera británica fue sometida a la austeridad thatcherista y ahora tienen a cargo a las fuerzas del Brexit .

Los imperialistas franceses tenían sus repúblicas basadas en tener un imperio menor en el sudeste asiático, África y el Caribe. Ahora tienen la creciente orientación derechista del presidente Emmanuel Macron, con el Partido Agrupación Nacional vigilando encima de la llamada burguesía “moderada”.

Y el imperialismo estadounidense construyó una democracia burguesa sobre la base de haberse establecido como una potencia mundial durante y después de la Primera Guerra Mundial y haber tomado gran parte de los imperios británico y francés de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Los patronos alcanzaron la supremacía imperialista mundial. Sobre esa base pudieron hacer concesiones.

No se puede revivir la prosperidad imperialista

Mientras Wall Street y el Pentágono siguen siendo la potencia imperialista dominante, no pueden revivir la prosperidad imperialista, que es la base económica de la democracia capitalista. Este es el punto fundamental sobre el futuro después de Trump. La democracia capitalista requiere de la prosperidad imperialista para financiarla. La democracia capitalista en su sentido más vigoroso debe ser financiada por concesiones. Esto es verdad no sólo en los países oprimidos, sino también en los grandes países capitalistas.

El régimen de Trump puede ser una forma distorsionada de reacción capitalista, peculiarmente moldeada por el estilo y la personalidad de Trump. Pero cualesquiera que sean las peculiaridades del régimen de Trump, y hay muchas, la reacción subyacente que ha avivado y consolidado no desaparecerá en el corto plazo.

La reacción puede ser más lenta si la clase dominante lo elimina. Puede haber un respiro temporal si lo expulsan o lo derrotan en las urnas. Pero a largo plazo, el capitalismo se encuentra en una etapa de declive, estancamiento y austeridad.

Lo único que puede hacer retroceder la reacción en los Estados Unidos es el despertar del proletariado y las/os oprimidos. Nadie sabe cuándo sucederá esto o cómo se desarrollará. Pero por otro lado, nadie sabía que las tremendas huelgas de las/os maestras se desencadenarían. Estas huelgas se extendieron como un incendio forestal desde West Virginia a Kentucky, a Oklahoma, a Arizona, a Colorado, a Carolina del Norte.

Estas huelgas sorprendieron a todos (la clase dominante, la burocracia laboral, el establecimiento educativo) y las/os trabajadores de la educación, que se organizaron a pesar de la resistencia del gobierno y de los líderes sindicales. Todas las huelgas eran técnicamente ilegales, pero la clase dominante decidió sabiamente no hacer cumplir la ley. Esto mostró en un microcosmos de lo que es capaz la clase trabajadora cuando es empujada contra la pared.

La lucha de las/os maestros ha cesado por ahora. Pero el resentimiento, la pobreza y la privación que la impulsaron a romper los límites de la legalidad burguesa y la sumisión convencional a los altos mandos se están extendiendo hacia abajo.

El marxismo no tiene nada en común con el determinismo económico. Reconoce que muchos factores afectan los resultados políticos. Líderes, partidos, instituciones financieras, tradiciones históricas y culturales, desastres naturales, etc., todos deben ser tomados en consideración.

Sin embargo, a largo plazo, el marxismo considera el factor económico como el factor dominante. La crisis de la austeridad capitalista está determinando el crecimiento de la reacción política, y esta reacción debe ser combatida con uñas y dientes por las/os trabajadores y las/os oprimidos. La historia se hace por el inevitable despertar de las masas.

Esta es la esperanza de cambiar las cosas.

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