La confirmación de Brett Kavanaugh ante la Corte Suprema el 6 de octubre fue sin duda una victoria, por el momento, para la clase capitalista de los Estados Unidos que busca mantener su control sobre el poder represivo del estado. El hecho de que ganó la votación a pesar de la evidencia creíble y poderosa de que agredió sexualmente a varias mujeres, enfatiza la descarada brutalidad de esta clase dominante.
Millones de personas experimentaron esta victoria reaccionaria como una agonía, ya que las audiencias evocaron sus propias experiencias de trauma: mujeres, especialmente mujeres de color, mujeres no conformes con su género, mujeres jóvenes y mayores, mujeres con discapacidades, personas trans de todos los géneros. Y otras también, mujeres y hombres agredidos cuando eran niñas/os por quienes tenían autoridad sobre ellas/os.
Y millones han sido llamadas/os a la rabia y a la lucha renovada, a medida que se revelaba la profundidad de la violencia sexual hacia las mujeres.
A medida que la lucha continúa, quienes están listas/os para actuar tienen poderosos ejemplos de historias de resistencia organizada. La marcha de Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas en Seattle el 4 de octubre es un recordatorio de cómo los pueblos originarios han luchado contra los ataques colonizadores, incluida la violación, durante siglos, con mujeres y personas de dos espíritus en el liderazgo.
Para las mujeres negras en los EUA, las luchas contra la violación, el asalto sexual y muchos otros crímenes de racismo, liderados por Ida B. Bells, Anna J. Cooper y otras, están íntimamente relacionados. Quizás el registro más antiguo de los EUA de un esfuerzo organizado contra la violación proviene de 1866, cuando un grupo de mujeres afroamericanas declararon ante el Congreso que una mafia blanca, incluida la policía, las había violado y a su comunidad durante el disturbio de Memphis. (tinyurl.com/gny47ox)
Este legado de resistencia nos recuerda que una lucha contra la violencia hacia las mujeres debe ser simultáneamente una lucha contra el racismo y la opresión nacional, y una lucha para derrocar el sistema de relaciones de propiedad privada que históricamente dio origen a las ideas y prácticas de la supremacía patriarcal y la supremacía blanca que permean todos los aspectos de las relaciones de clase en los Estados Unidos de hoy.
En “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, Friedrich Engels escribió que la caída de la sociedad matriarcal en la prehistoria había sido una “derrota mundial de las mujeres”. Se refirió a la división de la sociedad en clases cuando los hombres de la clase dominante ejercieron el control sobre los recursos excedentes, sobre los hombres que eran trabajadores y sobre los cuerpos de las mujeres, que eran trabajadoras y las únicas personas que podían producir más personas.
Ahora, a medida que la ira se ha acumulado de nuevo por la exposición del maltrato de las mujeres y su trato como propiedad, existe la posibilidad de crear solidaridad e interrelación de las luchas por justicia.
Como señaló Dorothy Ballan en su libro “Feminismo y marxismo”, Engels entendió que el patriarcado no era eterno. Si el patriarcado se estableció al mismo tiempo que la sociedad de clases, también podría desmantelarse junto con la sociedad de clases.
Nos inspira el surgimiento de la reciente huelga de trabajadoras/es de McDonald’s con salarios bajos en los EUA. Dirigida por mujeres de color, declararon una huelga el 18 de septiembre contra el desenfrenado abuso sexual en sus trabajos. Apoyadas por aliados obreros masculinos, las mujeres exigieron tanto sus derechos como trabajadoras como su liberación como mujeres, para terminar con que sus cuerpos fueran utilizados como propiedad de la compañía al capricho de propietarios, gerentes y clientes.
Marx y Engels, en el Manifiesto comunista, dijeron que el objetivo de las/os comunistas era un mundo en el que las mujeres se liberaran de ser “artículos de comercio e instrumentos de trabajo”.
En el Partido Workers World/Mundo Obrero, luchamos por la liberación de todas las mujeres de todas las formas de violencia sexual y explotación. Estamos luchando por un mundo en el que todas las personas de todos los géneros, sexualidad, edad, nacionalidad, capacidad y discapacidad, estén libres de abuso y explotación, y se puedan desarrollar de forma brillante y bella en todos sus muchos aspectos. Estamos luchando para construir un camino socialista hacia ese mundo. Debemos estar dispuestas/os a enfrentar todos los desafíos para que eso suceda.
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