Mientras golpean los tambores de guerra anti rusos, los escribas pagados de la clase dominante se están uniendo detrás del FBI y la CIA. Estos son dos de los mayores enemigos de las/os trabajadores y oprimidos aquí y en el exterior.
La cumbre de Helsinki representa una nueva fase en el intento del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de forjar un acercamiento con el presidente Vladimir Putin y Rusia. Esta cumbre, sin embargo, se produce en un momento en que el estado capitalista de EUA se mueve en la dirección opuesta: hacia relaciones inflamatorias con Rusia.
La base del intento de acercamiento es en parte una orientación política común de la derecha. Trump y Putin son ambos autoritarios y chovinistas de gran potencia. Ambos se oponen a la Unión Europea y la OTAN, pero cada uno por sus propios motivos expansionistas. Y ambos promueven fuerzas reaccionarias, racistas y antiinmigrantes en Europa como una herramienta para debilitar al imperialismo europeo.
Las/os revolucionarios y las/os antiimperialistas también se oponen a la UE y a la OTAN. Ellas/os legítimamente quieren ver destruidas estas instituciones imperialistas. Pero la UE y la OTAN deben ser destruidas de manera progresista: por la clase trabajadora y las/os oprimidos.
Si Europa se desintegra por las fuerzas derechistas, antiinmigrantes y antiobreras, podría provocar un conflicto militar nacionalista e interimperialista. Tal desintegración desencadenaría las fuerzas de la conquista y la guerra.
Muchas/os de la izquierda en Bretaña respaldaron por error al Brexit porque se oponían a la UE. Sin embargo, terminaron en una alianza no deseada con figuras racistas y antiinmigrantes como Boris Johnson, Nigel Farage y fuerzas rabiosas antiinmigrantes y chovinistas que quieren “hacer que el imperio vuelva a ser grandioso”.
Por otro lado, sería progresista si la OTAN y la UE fueran socavadas, no por Trump y Putin, sino por una clase trabajadora unida, luchando contra los banqueros y patronos europeos y sus intervenciones militares en África, Medio Oriente y Europa del Este. Sería progresista si prevaleciera la solidaridad de clase en la lucha contra el racismo antiinmigrante.
El Pentágono y las agencias de espionaje necesitan un enemigo
Trump está tratando fuertemente de reorientar la política exterior de Washington. Pero el Pentágono, la CIA, el FBI y el complejo militar industrial están tratando de sabotear estos esfuerzos. Necesitan inflar la sensación de peligro de un “enemigo” para sostener y expandir los preparativos de guerra y mantener las ganancias militares.
La Unión Soviética solía ser el principal enemigo de la Guerra Fría de las clases dominantes en Europa y EUA. En realidad, la Guerra Fría fue una auténtica guerra de clases: una lucha entre dos sistemas sociales antagónicos. La URSS era un país socialista que estaba bajo presión en todo el mundo por parte de las agencias de espionaje capitalistas de Washington, sus cuerpos militares y sus diplomáticos en más de 100 países. Mientras existió la URSS, toda la clase dominante temía por sus propiedades y ganancias. Temían la propagación del socialismo.
Rusia capitalista no plantea tal amenaza.
Ahora, el ejército de EUA está impulsado por el objetivo de reconquistar los territorios que perdió durante el período soviético. De eso se trataba el intento de tomar control en Ucrania. Esto habría movido al Pentágono a la frontera sur de Rusia. Es por eso que Washington movió a la OTAN a los países bálticos en 2004 y estableció un cordón militar en el norte de Estonia, Letonia y Lituania. Y EUA ha convertido a Polonia en una base de avance en Europa Central. Es la estrategia del cerco. Washington también intentó tomar control en Georgia y ahora ha incorporado Montenegro a la OTAN.
El objetivo final del imperialismo estadounidense es restaurar su propio régimen pro-EUA en Moscú.
El papel contradictorio de Rusia
Debido a sus intereses estratégicos, Rusia juega un papel contradictorio en su lucha contra el imperialismo estadounidense.
Putin rechazó en parte el intento del imperialismo estadounidense y europeo de apoderarse de Ucrania. Ha apoyado la resistencia en la región de Donbáss y ha protegido su base naval estratégica en Crimea.
También ha apoyado al gobierno sirio en su campaña para detener la toma de control de ese país por parte de EUA. Putin está tratando de proteger al único aliado terrestre y marítimo de Rusia en el Medio Oriente.
Rusia ha ayudado a Cuba con créditos a la exportación, automóviles, locomotoras, petróleo y otras exportaciones sobre una base estrictamente capitalista. Ha perdonado gran parte de la deuda de Cuba de $3 mil millones, sobrante de la era soviética. Rusia también ha ayudado a Venezuela con la condonación de la deuda, lo que le permite a Caracas retener el petróleo que usa para pagar las deudas.
Es perfectamente comprensible que los países oprimidos, bajo sanciones, bloqueo o ataque militar de EUA se alíen con Rusia y reciban ayuda de ella. Y las/os revolucionarios y las/os progresistas deberían apoyar y defender esa ayuda. Pero esto no cambia el carácter de clase del régimen oligárquico contrarrevolucionario en Moscú.
Lacayos publicistas y la tormenta anti rusa
Lacayos publicistas de la clase dominante de todo tipo se han apresurado al megáfono público para cumplir con las órdenes del Pentágono y las agencias de espionaje. Periodistas burgueses, presentadores de noticias, panelistas “expertos”, funcionarios del gobierno anterior y actual, generales y almirantes retirados convertidos en “comentaristas” y “analistas”, grupos de expertos, y hasta presentadores de espectáculos nocturnos, todos han competido para atacar a Trump por ser una herramienta de Putin y Putin por ser un maestro manipulador que “interfirió con nuestra democracia”.
Mientras golpean los tambores de guerra anti rusos, estos escribas pagados de la clase dominante se están uniendo detrás del FBI y la CIA. ¿Y quiénes son éstas? Estas agencias son dos de los mayores enemigos de las/os trabajadores y oprimidos aquí y en el exterior. El FBI ha infiltrado y fabricado casos a generaciones de comunistas, socialistas, organizaciones de derechos civiles afroamericanas y grupos de liberación. Les ha perseguido en sus trabajos y en sus casas, les ha encarcelado e incluso les ha matado.
Durante décadas, la CIA ha derrocado gobiernos, demasiado numerosos para enumerarlos aquí. Ha llevado a cabo asesinatos, establecido sitios de tortura y menoscabado las luchas de liberación nacional en todo el mundo. Como Trump la ataca mientras intenta salvar su pellejo por la investigación de Mueller, algunos liberales y progresistas de alguna manera se han confundido y defienden a estas dos organizaciones asesinas.
Trump, el Pentágono, la CIA y el FBI deben ser condenados y combatidos por igual como enemigos del pueblo.
Tratando de socavar a Trump
El liderazgo del Partido Demócrata y muchos progresistas esperan que la campaña de hostigamiento de Rusia socave tanto a la administración Trump como a los republicanos de Trump en el Congreso, y que erosione su base. Además del hostigamiento de Rusia, esperan que la investigación de Mueller sobre la campaña de Trump termine expulsando a Trump.
Ambos caminos son un callejón sin salida para la clase trabajadora y las/os oprimidos.
Esta mentalidad de deshacerse de Trump, sin importar cómo, es muy peligrosa. El hostigamiento de Rusia juega en la campaña de guerra de los militares. Solo drenará los fondos que se deben usar para el gasto social y reducirá la red de seguridad social ya disminuida. Se corre un mayor riesgo de guerra, en la que la clase trabajadora de ambos países sería la principal víctima.
Ayudará al establecimiento del Partido Demócrata en su campaña para mantener su dominio político sobre las amplias masas de fuerzas progresistas, así como para reforzar la ideología chovinista burguesa. Usar la propaganda de guerra para desviar a los seguidores antiinmigrantes y pro-policía de Trump sólo sustituye un capitalista maligno por otro.
¿Subvirtiendo “nuestra democracia” al interferir en las elecciones?
Una de las narrativas de propaganda más perniciosa de la propaganda anti-rusa es que los rusos interfirieron en “nuestra democracia”.
Antes que nada, no es “nuestra democracia”. Esta es la democracia de la clase capitalista. Los ricos controlan todas las plataformas de publicidad, televisión, periódicos, radio, películas, etc. Los jefes son dueños de todas las principales salas, teatros y estadios. Poseen el papel de los periódicos, las prensas y otras formas de medios impresos. Controlan el contenido ideológico y político de cada uno de los principales órganos de propaganda pública.
Los derechos democráticos que existen para las masas bajo esta democracia capitalista truncada se han ganado a través de la organización y la lucha, a costa de mucha sangre, ya sean derechos sindicales, derechos civiles, derechos de las mujeres o derechos LGBTQ. Nada ha sido dado por la clase gobernante sin una pelea.
Los derechos democráticos en EUA en realidad se están quitando, pero no por Rusia. La supresión de votantes por todos los medios posibles ha reducido los votos de las/os afroamericanos, latinos, nativos, asiáticos y blancos pobres.
Esto se ha logrado mediante la imposición de leyes de identificación de votantes, el cierre de las mesas electorales, la manipulación de los distritos electorales para reducir el peso electoral de las comunidades oprimidas, y simplemente por la purga ilegal de las listas de votantes. La encarcelación masiva de millones de trabajadoras/es negros, latinos y blancos pobres es un atajo para la privación del derecho al voto, y no solo durante su período de encarcelamiento. Muchos estados le quitan el derecho al voto de las/os llamados delincuentes durante largos períodos posteriores.
Y esto sin mencionar el asesinato policial de personas negras, latinas e indígenas que ocurre día tras día en todo el país.
¿Y dónde están los derechos democráticos de millones de migrantes a no ser perseguidas/os por las tropas de asalto de la Patrulla Fronteriza y por agentes de Inmigración y Control de Aduanas que deambulan por el país atacando lugares de trabajo y vecindarios? Matan, abusan, encarcelan y deportan con impunidad.
Los derechos de las mujeres a controlar sus cuerpos son denegados cada vez que se aprueba una nueva ley contra el aborto; cada vez que se cierra una clínica de atención médica para mujeres. Cada vez que un agresor es ignorado por las autoridades, las vidas de las mujeres están en peligro.
Estos son ejemplos reales de interferencia con los derechos democráticos por los que para obtenerlos, tanta gente ha sido encarcelada o ha muerto.
Trump y la democracia
Trump es un fanático autoritario, derechista, racista, misógino y militarista. Está pisoteando las instituciones y los derechos que fueron establecidos para la protección de la sociedad. Las numerosas agencias gubernamentales que se han creado a lo largo de los años para frenar los abusos corporativos están siendo completamente destruidas por Trump.
Estas agencias e instituciones han sido consideradas como un seguro antidisturbios por los patronos. Fueron establecidas para limitar el daño causado por los capitalistas en las jurisdicciones indicadas por su nombre. El soborno corporativo y la corrupción siempre han permitido a los patronos debilitar y eludir diversas regulaciones. Pero Trump lo ha llevado a un nuevo nivel.
Mantiene la lealtad y aquiescencia de las grandes empresas al destruir todas las limitaciones progresistas al saqueo capitalista y reducir los fondos para la regulación, como el recorte impositivo de un billón de dólares, la transformación de las agencias reguladoras en habilitadores permisivos del saqueo del medioambiente, la destrucción de la educación pública, la eliminación de la supervisión gubernamental sobre el transporte público, medicamentos y productos farmacéuticos, el petróleo, la minería, etc.
A pesar del tumulto sobre Trump y Rusia, los derechos de las masas están bajo ataque diariamente. El movimiento debe centrar su atención en combatir estos ataques. El enemigo no es sólo la administración Trump y los capitalistas que lo apoyan, sino el sistema capitalista de saqueo y explotación en general.
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