Cuando el New York Times comienza a promover el “estado de derecho” en otro país, como lo hizo en un artículo de opinión el pasado mayo, y otros medios de comunicación corporativos meten la cuchara, siempre debemos prestar atención.
Eso es para que podamos saber qué país el imperialismo estadounidense se está preparando para desestabilizar.
Esta vez – una vez más – es Nicaragua, donde Estados Unidos pregona la necesidad de reemplazar al presidente Daniel Ortega y el gobierno sandinista.
Nos corresponde señalar que el nicaragüense mencionado por la prensa estadounidense como la “oposición” a lxs sandinistas es Juan Sebastián Chamorro, un “portavoz” de la “Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia”. Su tía es la expresidenta Violeta Chamorro, cuyo gobierno pertenecía a una coalición de partidos políticos derechistas respaldados por Estados Unidos que luchaban contra las fuerzas sandinistas de liberación nacional en la década de 1990.
Desde mediados del siglo XIX, los EUA han afirmado el “derecho” de su Doctrina Monroe a colonizar y explotar a Nicaragua como su propio patio trasero. Y desde el principio, lxs nicaragüenses se han resistido, incluyendo la rebelión revolucionaria encabezada por el general Augusto C. Sandino en las décadas de 1920 y 1930.
Cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional triunfó en 1979, aún tuvo que vencer a la posterior guerra secreta orquestada por la CIA que involucraba actos terroristas, así como a una campaña de propaganda patrocinada por Washington.
Ahora EUA intenta nuevamente socavar a Nicaragua, aprovechando las protestas que se tornaron violentas después de que el gobierno anunciara una disminución planificada en los beneficios de la seguridad social. Más tarde, el gobierno rescindió la movida.
Hay mucha evidencia de que la violencia fue promovida por la oposición reaccionaria y proimperialista. Pero el informe del 29 de mayo de Amnistía Internacional (AI), afirmaba que el actual gobierno sandinista estaba involucrado en “asesinatos extrajudiciales” y “represión”.
Esta ciertamente no es la primera vez que AI ha servido como un megáfono de propaganda para los intereses de EUA. Pero esta vez, Camilo Mejía, un nativo de Nicaragua, y preso de conciencia de Amnistía Internacional en 2004, ha respondido de forma convincente.
Mejía no fue encarcelado por Nicaragua. Fue encarcelado por EUA como veterano de la guerra de Irak, opositor y objetor de conciencia.
En una “Carta abierta a Amnistía Internacional”, Mejía enfatiza: “El informe [de AI] se alimenta de reclamos de quienes están en un lado del conflicto y se basa en evidencia profundamente corrompida; en última instancia, ayuda a crear el espejismo de un estado genocida, generando a su vez más sentimiento antigubernamental a nivel local y en el exterior, y allanando el camino para una intervención extranjera cada vez más agresiva”.
Mejía enfatiza que Estados Unidos se opone al gobierno sandinista por sus intentos de mantener la independencia del “orden económico neoliberal impuesto por los Estados Unidos y sus aliados”.
Mejía señala que las mejoras realizadas por este gobierno de liberación nacional incluyen el acceso universal a la educación primaria, secundaria y universitaria; y un modesto y excelente sistema de atención médica accesible para todos. Él señala: “Aproximadamente el 90 por ciento de los alimentos que consumen los nicaragüenses se produce en Nicaragua, y cerca del 70 por ciento de los empleos provienen de la economía de base, en lugar de las empresas transnacionales”.
Mejía dice que “la audacia del éxito” del gobierno sandinista “volvió a poner a Nicaragua en el punto de mira de la intervención estadounidense”.
Seguramente, nosotros en EUA no necesitamos ningún recordatorio de la propaganda abierta estadounidense que manipula el pensamiento público, piense en la demonización del Iraq independiente, Libia y Siria.
Y es muy común que las agencias encubiertas estadounidenses manipulen lo que pueden ser demandas válidas de personas en otro país, en cooperación con los reaccionarios de la clase dominante. La clase dominante estadounidense siempre intentará convertir los movimientos progresistas en su opuesto: para desviar a las personas de un posible camino revolucionario.
Nuestro deber en EUA es resistir esta propaganda capitalista abierta y encubierta. Nuestro deber es exponer implacablemente todos los trucos del imperialismo y oponernos a todos los crímenes del imperialismo.
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