El capitalismo causó epidemia de opiáceos

Hay una epidemia de opiáceos que actualmente asola a la clase trabajadora en EUA. Decenas de miles de personas ya han muerto, y miles más morirán. La epidemia de opiáceos ha disminuido la vida promedio de las personas en EUA y es una de las principales causas de muerte de jóvenes.

¿Cómo sucedió? Hay que mirar las causas. Primero, aunque traficantes de drogas –como lo pintan los medios noticieros– es la juventud negra o latina, la realidad es que los principales narcotraficantes responsables de toda esta muerte y destrucción trabajan en salas corporativas.

Insys Therapeutics comercializó inapropiadamente Subsys, un aerosol sublingual que contiene el mortal fármaco fentanilo. Originalmente destinado a aliviar el terrible dolor del cáncer, los médicos -a instancias de Insys- engañaron a las aseguradoras haciendo parecer erróneamente que las/os pacientes tenían cáncer. Aunque las personas con trastornos de dolor crónico necesitan medicamentos para controlar su dolor, el fentanilo no fue diseñado para ser utilizado de esa manera.

Por eso, el gigante de seguros Anthem llevó a Insys a corte. Pero no fue solo un engaño a las compañías aseguradoras. También hubo sobornos a las/os médicos en forma de tarifas falsas a cambio de recetas.

Es este tipo de tráfico de drogas –del tipo que se lleva a cabo en los consultorios médicos y salas de juntas– el más responsable de la epidemia de drogas.

Fue la presión constante de OxyContin (oxicodona) sobre los pacientes por parte de los médicos a instancias de Purdue Pharma que causó esta epidemia. En asociación con la Administración de Alimentos y Medicamentos de EUA, Purdue Pharma mintió sobre el potencial de abuso de OxyContin y financió investigaciones que engañaron al público en cuanto a su naturaleza adictiva.

La Sociedad Americana de Medicina Adictiva (ASAM por siglas en inglés) dice que cuatro de cada cinco personas que prueban la heroína comenzaron con opioides recetados. Por lo tanto, las grandes empresas como Insys y Purdue, y los médicos que se ajustaron a su esquema, son los principales responsables de esta epidemia de heroína.

Los medios corporativos e incluso algunos políticos intentan pintar la drogadicción y esta epidemia en particular, como una amenaza que se propaga desde las ciudades a los suburbios. El gobernador racista de Maine, Paul LePage –que no ha hecho nada para subsanar esta crisis durante todo su tiempo como gobernador– culpó la epidemia de opiáceos en su estado a “traficantes de drogas fuera del estado”.

De hecho, esta epidemia no comenzó en las ciudades o en otros estados y se filtró a los suburbios; comenzó en las salas de juntas y se filtró a las oficinas de las/os médicos.

No hay solución a la vista, sin embargo, como marxista-leninista y persona en recuperación, sé que la solución es la revolución. Solo bajo un sistema socialista pueden desaparecer las condiciones sociales que llevaron a este problema. Solo bajo un sistema socialista puede abordarse la angustia mental y física que nos empuja hacia la adicción.

Sin embargo, eso no impide que se intente eliminar la adicción a través de métodos probados y fallidos de dictadores fascistas y de décadas pasadas. Tomando como ejemplo al presidente filipino Rodrigo Duterte, en una reunión Donald Trump hizo flotar la idea de la pena de muerte para los traficantes de drogas, recibiendo aplausos de sus seguidores. Trump integró estos comentarios en su plan de política de drogas, como una exhortación a los fiscales.

Activistas que buscan una política de drogas progresista, junto con expertos en políticas y activistas contra la pena de muerte, rechazaron esta política que no solo no habría logrado nada –como nunca lo hace la pena de muerte– sino que se habría dirigido principalmente a las comunidades negra y latina.

Por ejemplo, ha habido una reciente oleada de arrestos en toda la región sur este y sur central de Pensilvania. Estos arrestos no son de doctores turbios en “clínicas contra el dolor”, ni de directores generales de grandes farmacéuticas; fue de hombres negros y latinos que fueron encontrados con heroína y fentanilo en su posesión.

Definitivamente, la heroína y el fentanilo son una gran plaga, y las drogas son un arma mortal contra la clase trabajadora. Sin embargo, el encarcelamiento no es necesario y, de hecho, fuerza a las/os ex encarcelados a sobrevivir en economías subterráneas.

Una de las soluciones a la adicción es una que se ha utilizado anteriormente en la China revolucionaria: ofrecer a los traficantes la opción de que entreguen su heroína y su fentanilo para destruirlas a cambio de empleo y una recompensa en efectivo. La mayoría de los traficantes lo son porque están atrapados en esa posición.

Estamos viviendo en un momento único. El capitalismo está en un callejón sin salida, se está produciendo crisis tras crisis, y cada vez más personas terminarán recurriendo a las drogas como una “solución” a sus problemas. No podemos permitir que la policía y los políticos repitan la perversidad de la guerra contra las drogas que llevó a una generación entera de hombres negros y latinos a ser encarcelados por delitos no-violentos relacionados con las drogas. Necesitamos examinar qué funcionó y qué no, para sintetizar una respuesta revolucionaria a este terrible problema.

Se pensaría que quienes están a cargo de la salud pública harían todo lo posible para vencer la “crisis de los opiáceos”, pero eso no es así.

Goldman Sachs publicó recientemente un informe describiendo que no es buen negocio el que la industria médica cure a las personas. Esto no es menos cierto con los tratamientos de adicción. El promedio de recaída en la adicción es entre el 50 y 90 por ciento, y los ejecutivos de rehabilitación usan adictos para llenar sus bolsillos con dinero de familias desesperadas que intentan salvar a sus hijas/os, o con dinero del gobierno que intenta responder a una epidemia que incluso causó parcialmente.

Como marxistas, debemos ver quién está ganando dinero y cómo.

Aunque las raíces de esta epidemia se remontan a la década de 1990 del engaño de Purdue Pharma, las raíces del tratamiento de la adicción se remontan mucho más atrás. Al 1935, con la apertura de la Granja de Narcóticos de EUA, un proyecto del Servicio de Salud Pública.

Parte cárcel, parte hospital, esa Granja alojaba a adictos que buscaban limpiarse, desde delincuentes adictos desconocidos hasta músicos famosos. También actuó como un sitio donde la CIA probó drogas en pacientes como parte del programa de “control mental” MK-Ultra.

La Granja finalmente se cerró y se convirtió en un hospital penitenciario común debido a las consecuencias del escándalo expuesto en los años 1970. Como abuelo de todos los centros modernos de tratamiento de adicciones, la Granja incluso organizó su propio grupo de 12 pasos –ahora difunto– llamado Adictos Anónimos.

La mayoría de los centros de rehabilitación modernos no son muy diferentes en ese sentido, y muchos tienen un programa que consiste principalmente en los grupos de recuperación de 12 pasos de Alcohólicos Anónimos (AA). Esa fue la experiencia personal en la recuperación de esta escritora. El 74 por ciento de todos los centros de tratamiento se basan en los 12 pasos. (americanaddictcenters.org)

¿Pero cuán efectivos son los 12 pasos? Los números auto informados de AA, en 1955, se pueden encontrar en el segundo prólogo de su guía, “Alcohólicos Anónimos”: el 50 por ciento alcanzó sobriedad en su primer intento a través de los 12 pasos, el 25 por ciento después de unos pocos intentos y el último 25 por ciento no lo logró.

Otras fuentes, como el Dr. Drew Pinsky y la ASAM colocan las tasas de recuperación entre el 8 y el 12 por ciento. Un examen de múltiples estudios llamado Revisión Cochrane no pudo determinar de manera concluyente si los 12 pasos fueron efectivos para tratar el alcoholismo o la adicción. (tinyurl.com/y92pocbg)

Compare esto con otros programas como SMART Recovery, LifeRing y Women For Sobriety, a menudo ignorados por el monopolio virtual que tienen los métodos de 12 pasos, a pesar de que estos programas son tan buenos o mejores que los de AA. Los estudios demuestran que los programas que no son de 12 pasos, cuando se tienen en cuenta los diferentes objetivos de cada individuo, son igual de efectivos para ayudar a la persona drogadicta o alcohólica a recuperarse. (tinyurl.com/ybdckpe4)

Además, se ha demostrado que los programas basados ​​en la metadona y la buprenorfina tienen los mejores resultados para las/os pacientes, aumentando su calidad de vida, lo que les permite mantenerse sobrios y disminuir los resultados negativos del abuso de drogas. (tinyurl.com/y94wxmp7)

Habiendo programas más exitosos que permiten a la persona en recuperación establecerse metas definidas, ¿por qué las rehabilitaciones dependen de un modelo de abstinencia total de 12 pasos que no permite la variación en función de las necesidades individuales?

Ganancias de la industria del tratamiento

Porque no es bueno para el negocio. La industria de tratamiento –los CEO y sus lacayos en las salas de juntas– están menos interesados en ayudar a las personas a recuperarse que en asegurar los pagos que hace un paciente. Con una enfermedad cerebral recurrente crónica como la adicción, el uso de un modelo de recuperación que no haya demostrado concluyentemente su éxito, esencialmente conlleva el fracaso de las/os pacientes.

Si un adicto sobrevive a una recaída posterior a la rehabilitación y desea volver al camino de recuperación, a menudo vuelve al centro de rehabilitación. Este ciclo de entrar y salir de los centros de rehabilitación se llama “síndrome de puerta giratoria”. La industria de rehabilitación genera su dinero a través de esto. (tinyurl.com/ycajasjy)

La industria de la rehabilitación es grande y sus principales actores, como Acadia Healthcare, son sus corporaciones médicas estándar. Gran parte de sus centros de rehabilitación operan con la filosofía de los 12 pasos y cobran mucho por esa experiencia. Luego, hay otros que, en el mejor de los casos, actúan como frente para el fraude de Medicaid. En el peor de los casos, pueden actuar como un sitio para el tráfico sexual, el abuso de drogas y la depredación. Las personas que buscan la recuperación, descubren que lo que debería ser su refugio de la tormenta adictiva es simplemente una casa de trata o de inyección de drogas.

Este fue el caso con la Fundación Next Step en McKees Rocks. Ahí, el CEO David Francis, no solo se hacía de la vista gorda ante el abuso de drogas en su agencia; estaba él traficando drogas. Después de que un informante dijera que había recibido su heroína de él, arrestaron a Francis y cerraron la Fundación Next Step. (tinyurl.com/y8lkrfmz)

Si las/os pacientes no son drogados por el personal, es el personal quien se droga. En la casa de recuperación sin licencia Freedom Ridge Recovery Lodge del condado de Chester, dos consejeros licenciados sufrieron sobredosis, lo que demuestra que la crisis de los opiáceos ha comenzado a inundar la misma infraestructura financiada para combatirla. (tinyurl.com/ycjlq4tk)

Pero lo peor de lo peor fue Kenneth Chatman, el dueño estafador del Reflections Treatment Center. Chatman prostituía mujeres en sus casas de recuperación. También colocó a personas que trataban de recuperarse en su nómina, enviándoles a otros centros de rehabilitación para atraer a los adictos vulnerables a su centro de tratamiento. (tinyurl.com/y9qesfcr)

Si bien Chatman y Francis representan la corrupción más extrema en la industria de rehabilitación, los esquemas más comunes que usan los dueños de los centros de tratamiento son los planes de devolución de Medicaid. Los centros albergan adictos con cobertura de Medicaid, y les envían a centros de tratamiento que luego le dan reembolsos al dueño del centro (y viceversa). En 2017, el Consejo de la Ciudad de Filadelfia y los medios de comunicación señalaron a unos centros de tratamiento por este comportamiento. Muchas empresas como Women Walking in Victory/Empowered Men, ejecutan este esquema. Esta escritora, de primera mano, experimentó esto, aunque dieron un paso más y buscaron el control de mis cupones de alimentos. (tinyurl.com/yagwl86z)

Esperanza de recuperación en el socialismo

Aunque no existe una cura milagrosa para la adicción como una condición médica personal o como una enfermedad social, la condición es vencible. Se puede poner en remisión. Los métodos de tratamiento basados ​​en la ciencia pueden tener éxito.

Sin embargo, mientras los delincuentes en las salas de juntas y oficinas de la industria del tratamiento continúen viendo adictas/os como cheques de pago en lugar de personas, no podremos eliminar la adicción.

Al trabajar para construir el socialismo, trabajamos para ayudar a las/os adictos. En China, la policía dejó de arrestar a los adictos por tener drogas; se les animó a presentarse y obtener ayuda. Tanto China como Vietnam cuentan con centros de tratamiento totalmente financiados que utilizan medicamentos para ayudar al adicto a superar la pesadilla de la abstinencia. (tinyurl.com/y9yz7ldu)

En Cuba, las/os médicos usan psicoterapia y medicamentos para abordar la adicción y las condiciones subyacentes de salud mental. (tinyurl.com/yajuz4tl)

A través del socialismo, el estigma de la adicción se disipa y se tratan las causas subyacentes de la adicción. Podemos aprender de los modelos de China, Vietnam y Cuba al mismo tiempo que integramos los tratamientos actuales basados ​​en evidencia que tenemos hoy. Bajo el socialismo, se eliminaría el enfoque capitalista del tratamiento de la adicción. Junto con el derrocamiento de las demandas del capitalismo que matan el espíritu, el resultado sería una persona sana y recuperada que no necesita recurrir a las drogas para ser feliz.

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