Sirias/os reaccionan a amenazas de bombardeo

Por Karin Leukefeld
Damasco, Siria

La noche antes del 12 de abril estaba en calma. Un esperado ataque de las Fuerzas Armadas de EUA y sus aliados en Siria aún no había ocurrido. Pero muchas personas en Damasco y en todo el país esperan que el lenguaje hostil y amenazante de los líderes de gobiernos occidentales – como lo expresó el presidente Donald Trump – y sus diplomáticos en el Consejo de Seguridad de la ONU, sea seguido por misiles, bombas y destrucción.

“Ya han publicado listas de objetivos que quieren atacar”, nos dijo Nabil M., un ingeniero agrícola retirado. Su vecino Hussam, quien trabajó para Mercedes-Benz en Siria, asume que las Fuerzas Armadas de EUA “podrían bombardear las telecomunicaciones, la televisión siria, el palacio presidencial, los ministerios, los puentes y las instalaciones militares” en Damasco y sus alrededores.

Hussam, encogiéndose de hombros en respuesta al comentario de que la mayoría de los objetivos que citó son instituciones civiles cuyo bombardeo está prohibido por el derecho internacional, dijo: “¿Qué hicieron en Mosul en Irak, en Deir ez-Zor y en Rakka aquí? El ejército de EUA no respeta el derecho internacional”.

Heike W. es una empresaria de Alemania que ha vivido en Siria durante más de 30 años. Ella dice que una guerra inminente será “una confrontación estadounidense-rusa”, ubicada en Siria. Esto es internacional, enfatiza, y se trata de controlar las rutas comerciales y los recursos, señalando que el nuevo proyecto Ruta de Seda de China desafía a Occidente. Heike está convencida de que “EUA y las demás potencias occidentales no permitirán que esta región quede fuera de su control”.

Los opositores al gobierno sirio no hablan de eso, pero silenciosamente podrían esperar que un ataque de Occidente pueda “cortarle la cabeza” al régimen de Assad que odian. Otros, sin embargo, temen una mayor destrucción y una extensión de la guerra y el caos.

El ejército, el gobierno y el presidente sirio están en alerta, aunque los detalles [de sus planes] son desconocidos. El 12 de abril, los ministros de Asuntos Exteriores, Walid Muallem y Ali Akbar Welajati, se reunieron en Damasco para discutir una cooperación más estrecha entre Siria e Irán. Welajati es el asesor de política exterior del ayatolá Ali Khamenei, el líder religioso de Irán.

Misiles israelíes matan a 14 en la base siria

Al menos cuatro soldados iraníes [y otras 10 personas] murieron en un ataque israelí contra una base militar siria en Palmyra, en la provincia de Homs, el 10 de abril. Los aviones de combate de Israel atacaron la base desde el espacio aéreo libanés, en violación del derecho internacional. Los sistemas de defensa aérea sirios destruyeron seis de los ocho misiles lanzados por aviones de combate israelíes.

El gabinete de seguridad israelí se reunió el 12 de abril para analizar la situación en Siria y las posibles operaciones militares occidentales contra el país. Los miembros del gabinete dijeron que Israel debería ser tan parte de un ataque conjunto de Occidente como lo es Arabia Saudita.

Es probable que Alemania ya haya marcado y documentado posibles objetivos utilizando su avión de reconocimiento Tornado y los aviones de vigilancia AWACS, bajo la “alianza anti-EI” liderada por EUA. Siria es como un libro abierto para los observadores de la OTAN.

Un representante del gobierno sirio en Alepo, que quiere permanecer en el anonimato, expresó su incomprensión sobre la actitud del gobierno alemán en una entrevista con Junge Welt. Dijo que Alemania es un faro cultural y económico, y que presta ayuda humanitaria. Pero en el Medio Oriente, enfatizó, Berlín sigue a Estados Unidos e Israel.

Las sanciones económicas contra Siria, dijo el funcionario, perjudicaron no solo a los sirios, sino también a la economía alemana. Sin embargo, los líderes alemanes están sembrando hostilidad hacia Siria. Él pregunta: “¿Qué quieren de nosotros? ¿Quieres mi mesa, mi chaqueta? Puedo darles ambas si las necesitan. Por lo que he oído, la población alemana no quiere guerra, ni siquiera en Siria. ¿Por qué el gobierno alemán hace lo contrario de lo que quiere el pueblo?