El Mes de la Historia de la Mujer es un evento anual que destaca las contribuciones de las mujeres en los eventos históricos y la sociedad contemporánea. Como mujer negra en la sociedad contemporánea, hay muchos problemas que nos afectan a mí y a mi comunidad en general. El racismo y las formas en que la supremacía blanca muestra su fea cabeza se entrelazan en nuestras vidas a diario, especialmente cuando estamos más vulnerables.
Como mujeres negras, durante el embarazo y el parto, somos las más vulnerables al racismo sistémico. Las mujeres negras están desproporcionadamente afectadas por la brutalidad policial, los bajos salarios, la falta de vivienda y la violencia del racismo y el genocidio.
Madres negras mueren de insuficiencia cardíaca
Según un artículo del 7 de diciembre en ProPublica, “En los últimos años, mientras las altas tasas de mortalidad materna en EUA han alarmado a los investigadores, una estadística ha sido especialmente preocupante. Según los [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC], las madres negras en EUA mueren entre tres y cuatro veces más que las madres blancas, una de las más amplias disparidades raciales en la salud de las mujeres. Dicho de otra manera, una mujer negra tiene un 243 por ciento más de probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto”.
Ese número, 243 por ciento, es muy difícil de asimilar. La forma en que aparece el racismo en las mujeres bendecidas por ser negras, es especialmente flagrante en lo que respecta a la atención médica. El prejuicio hacia las mujeres y las/os niños negros es la clave del problema. Las mujeres de casi todas las razas no son oídas cuando hablan sobre el manejo del dolor o simplemente cuando no se sienten bien. Imagínese que será para una mujer negra que experimenta un tremendo dolor durante y después del parto, y no se le brinda el cuidado básico, que es un tratamiento adecuado del dolor, como a sus contrapartes femeninas que están soportando el mismo proceso de tratar de traer una vida.
Erica Garner
Dos mujeres que recientemente han experimentado un parto, junto a una grave crisis de salud o la muerte, vienen a la mente. Una es Erica Garner, que murió por corazón partido el 30 de diciembre después de que su padre, Eric Garner, fuera asesinado por el estado en el 2014 en Staten Island, Nueva York. La otra es la atleta número uno en el mundo: Serena Williams.
Erica Garner experimentó el efecto secundario de vivir siendo negra cuando su padre fue asesinado. Este trauma provocó un ataque al corazón después del nacimiento de su hijo en agosto pasado. Esta es una ocurrencia muy común después de que una mujer negra da a luz a un bebé.
La Asociación Americana del Corazón dice: “La miocardiopatía posparto (PPCM por siglas en inglés) es una forma poco frecuente de insuficiencia cardíaca que ocurre durante el último mes de embarazo o hasta cinco meses después del parto”. (12 de diciembre)
Sin embargo, la AAC también dice que esto es “una ocurrencia rara”, porque no monitorea la enfermedad en las mujeres negras. Si la organización hiciera eso, toda persona en EUA debería indignarse.
Megan Brooks, en un artículo titulado “Cardiomiopatía posparto más severa para mujeres negras”, escribe: “Las mujeres afroamericanas con PPCM son diagnosticadas después del parto, presentan una disfunción sistólica más grave, con mayor frecuencia su función cardíaca empeora después del diagnóstico y se recupera con menos frecuencia y, cuando la función cardíaca se recupera, lleva mucho más tiempo hacerlo”. (Medscape, 13 de octubre)
Serena Williams
Serena Williams parió a su hija el 1 de septiembre. Tiene antecedentes de coágulos sanguíneos. Después de parir por cesárea, le costó respirar. En un artículo del 10 de enero de Vogue titulado “Serena Williams sobre la maternidad, el matrimonio y su vuelta”, explica que ella sabía que necesitaba una “tomografía computarizada con contraste y heparina IV (un anticoagulante) de inmediato. La enfermera pensó que su analgésico podría estar confundiéndola. Pero Serena insistió, y pronto un doctor estaba haciendo un ultrasonido de sus piernas. ‘Yo pensaba, un Doppler? Le había dicho que necesitaba una tomografía computarizada y un gotero de heparina’. La ecografía no reveló nada, por lo que la enviaron a la TC, y efectivamente, varios pequeños coágulos de sangre se habían asentado en sus pulmones. Minutos después ella estaba bajo el tratamiento adecuado. ‘¡Yo me decía, “escuchen a la Dra. Williams!’”
Mortalidad infantil e ntre afroamericanas/os
Williams, quien tiene fondos ilimitados, inicialmente no fue escuchada por el personal médico. Imagine la situación que enfrenta una mujer que vive en un barrio pobre que va a un hospital con un personal prejuiciado. Sin duda, el resultado habría sido diferente. Esta es una buena información para saber. ¿Qué hacemos con este conocimiento? ¿Quién toma nuestra causa? Además, con la alta tasa de muertes de madres afroamericanas, esto lleva al tema de la tasa de mortalidad infantil entre las/os niños afroamericanos.
Cuando estaba embarazada de mi hijo, escuché la estadística de que los niños afroamericanos tenían la tasa más alta de mortalidad infantil hasta la edad de cinco años. No pude dejar de preocuparme por mi hijo hasta que tuvo cinco años. Aún me preocupo porque puede recibir un disparo mientras está en la escuela o mientras sea un hombre negro en cualquier parte de EUA.
Según el CDC: “La mortalidad infantil es la muerte de un bebé antes de su primer cumpleaños. La tasa de mortalidad infantil es la cantidad de muertes infantiles por cada 1,000 nacidos vivos. Además de brindarnos información clave sobre la salud materna e infantil es un marcador importante de la salud general de una sociedad”.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos informa que las/os afroamericanos tienen 2,2 veces la tasa de mortalidad infantil que las/os blancos no-hispanos y los bebés afroamericanos tienen 3,2 veces más probabilidades de morir por complicaciones relacionadas con el bajo peso al nacer que los bebés blancos no-hispanos. En 2014, las/os afroamericanos tenían más del doble de la tasa de mortalidad por síndrome de muerte súbita infantil que las/os blancos no-hispanos, y las madres afroamericanas tenían 2,2 veces más probabilidades que las madres blancas no-hispanas de no recibir atención prenatal o tardía.
La Dra. Joia Adele Crear-Perry, fundadora de National Birth Equity Collaborative, dice: “Estados Unidos es el único país desarrollado del mundo donde la mortalidad materna está en aumento. Las mujeres negras en EUA mueren entre 3 y 4 veces más que las mujeres blancas. Los bebés negros mueren a un ritmo 2 veces mayor que sus homólogos blancos. Con esta clara evidencia de inequidad, esta es una cuestión urgente de salud pública y derechos humanos”.
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