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Impacto en Puerto Rico de la Reforma Contributiva

Un milenario proverbio chino se podría aplicar a la situación que viven las y los boricuas en su tierra luego del devastador Huracán María: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás por el resto de su vida”. El gran problema consiste en que aunque las/os puertorriqueños saben pescar, la condición colonial a la que han estado sometidos por más de un siglo, se los impide. Luego está ese otro refrán para describir al colonialista yanqui que “es como el perro del hortelano, que ni come, ni deja comer”.

A más de 100 días de la devastación creada por el Huracán María, aún no hay electricidad constante en casi la mitad de la isla y la fuente de agua potable es precaria, manteniéndose en la mayor parte a fuerza de generadores.

La asistencia de las entidades federales — FEMA y el Cuerpo de Ingenieros — ha sido criminalmente lenta e inadecuada, causando cientos de muertes por falta de servicios esenciales. Sin embargo, Estados Unidos, como el mencionado perro del hortelano, impide que ayudas solidarias de otros países puedan arribar al archipiélago para suplir esas necesidades que por obligación le corresponde al imperio, causante de la debacle económica de su colonia.

¿No es esto acaso un perverso bloqueo de un pueblo?

Impacto de la Reforma Contributiva

Encima, el impacto que tendrá en Puerto Rico la recientemente aprobada Reforma Contributiva estadounidense (Tax Cuts and Jobs Act o TCJA en inglés) revela la criminal estrangulación por la camisa de fuerza que significa el dominio del imperio sobre este archipiélago caribeño. Muchas personas en PR la describen como “el otro huracán”, refiriéndose al devastador efecto en la economía insular.

¿Qué contiene esta ley respecto a Puerto Rico?

Firmada por el presidente estadounidense el pasado 22 de diciembre, esta ley impone una tasa de 12,5 por ciento de arbitrios sobre la propiedad intelectual – marcas, patentes y desarrollos tecnológicos – de compañías estadounidenses que operen en la isla. Ilustrativo de las incongruencias y contradicciones del estado colonial, estas compañías denominadas “corporaciones bajo control foráneo” (CFC, en inglés), habían gozado de generosas exenciones contributivas en su lugar de origen en EUA aunque la producción fuera en PR. Ahora, la colonia – que pertenece, pero no es parte de EUA, como lo dictó el Tribunal estadounidense en 2016, está reafirmada como una “jurisdicción extranjera” para este propósito contributivo.

Como ya hemos escrito en artículos anteriores, el desarrollo – e imposición – de los sectores económicos lo hace el imperio según le convenga a sus intereses: desde la destrucción de la moneda e imposición del dólar a principios del siglo XX, el monocultivo de caña de azúcar, la manufactura de textiles y refinamiento de petróleo (que por cierto no hay en PR), hasta el cambio más recientemente a industrias altamente contaminantes de farmacéuticas y equipos médicos.

La manufactura es hoy la base de la economía puertorriqueña y son precisamente las  farmacéuticas y la de equipos médicos que constituyen más del 40 por ciento de la economía. Estas son empresas estadounidenses que además se llevan a Estados Unidos las ganancias generadas por manos boricuas. Son éstas industrias las que se verán más afectadas con el nuevo impuesto, por lo que el gobierno criollo y los industriales boricuas están en total pánico presintiendo que abandonarán la isla dejando a más de 70.000 trabajadoras/es sin empleo y el irrisorio impuesto de 4 por ciento que aportan a las arcas del gobierno boricua. Aunque los efectos no se verían hasta quizás el 2019, temen que sea un escollo más para atraer nuevas industrias estadounidenses.

La indiferencia y el desprecio con que el tema de Puerto Rico ha sido tratado en el Congreso estadounidense merecen un capítulo aparte pues reafirma lo que las y los independentistas han sostenido por décadas: a Estados Unidos no le interesa el pueblo de PR como merecedor de asistencia, ni respeto, ni mucho menos como un estado más. Se reafirma lo que el Maestro Don Pedro Albizu Campos tantas veces decía, “a EUA le interesa la jaula, pero no los pájaros”.

Quienes han podido seguir – a riesgo de intoxicarse – los intentos de la comisionada residente en Washington Jenniffer González y el gobernador Ricardo “Ricky” Roselló por lograr exenciones y beneficios para Puerto Rico en la propuesta de ley contributiva en el Congreso estadounidense pueden fácilmente llegar a las mismas conclusiones del independentismo, sea cual fuere su orientación ideológica. González es miembro del Partido Republicano en EU pero en PR milita en el mismo Partido Nuevo Progresista que su jefe Roselló. Éste a su vez, pertenece al Partido Demócrata de EU, ¡estupideces coloniales!

Mientras  González pululaba ignominiosamente por los pasillos del Capitolio estadounidense, suplicando por la estadidad y por favores a congresistas republicanos, su jefe, el arrodillado gobernador Roselló enviaba misivas y visitaba congresistas en Washington mendigando exenciones y migajas.

Al final, el imperio prevaleció. Incluso los oídos congresistas permanecieron sordos a los pedidos de ayuda para la reconstrucción de PR luego de María. Una propuesta de ayuda para los estados y territorios afectados por los últimos desastres naturales no se negociará hasta enero.

¡Descolonización urgente!

Es esta última estocada la que pone en claro la necesidad urgente de un proceso de descolonización. El espejismo del “Estado Libre Asociado” terminó en junio del 2016 cuando Washington dictaminó que los poderes de PR están en las puertas del Congreso estadounidense y se impuso la dictatorial Junta de Control Fiscal. Y ahora quedó más claro que nunca que a Estados Unidos no le interesa – ni quiere – que Puerto Rico sea parte de EU, o sea, otro estado. Con el 2017 se deben enterrar   también todos esos recuerditos que decían “Estado 51”.

Mientras Puerto Rico siga como colonia, no habrá un desarrollo económico para beneficiar a su población.

El trabajo para la descolonización es inmenso. Se necesita un profundo y consistente trabajo de descomponer lo que el Cointelpro ha construido en Puerto Rico; se necesita urgentemente una unidad en acción; se necesitan campañas descolonizadoras poniendo aparte las diferencias ideológicas y de tácticas.

Ejemplos hay muchos. Como la lucha en contra del Apartheid en África del Sur que fue tan exitosa. Primeramente por la lucha y militancia de los diferentes grupos surafricanos – que también tenían diferencias entre sí. E igualmente por el enorme movimiento internacional donde la meta era la destrucción del apartheid.

Ahí estaban tanto los grupos pacifistas como los que creían en la lucha armada; cada cual hacía su parte de acuerdo a su ideología, pero con la meta final de terminar con la segregación racista. En Puerto Rico tenemos precedentes: la huelga telefónica del 1998, la lucha de Vieques, y las campañas por la liberación de nuestras/os prisioneros políticos.

Ahora no puede ser menos. Es imprescindible. Sobre todo, se necesita una gran campaña de concientización popular.

Es el tiempo y creo, por lo que esta escritora presenció durante su reciente viaje a PR, que el pueblo, ese pueblo que está sufriendo con la corrupción y el abandono tanto del gobierno criollo como del federal, está preparado. No hay mucho que explicar sobre el abandono de los federales, basta ver la ausencia de los famosos toldos azules de FEMA en las montañas.

Hay que ir a cada rincón, desde Culebra y Vieques, hasta Cabo Rojo y Ceiba. A los caseríos, a La Perla, a Lloréns. El movimiento independentista y progresista, los dinámicos grupos de jóvenes que están tomando la batuta revolucionaria, los grupos LGBT, estudiantes, jóvenes y no tan jóvenes, con o sin discapacidades.

Todxs a unirnos para descolonizarnos y descolonizar a Puerto Rico, forjar una nueva patria. Hay la creatividad, lo que falta es la voluntad decisiva, y esa se ve florecer en los miles de grupos comunitarios que están naciendo alrededor del archipiélago. Podemos, junto con las y los boricuas exiladas/os en Estados Unidos – que son un solo pueblo – siempre que Puerto Rico sea su norte y no el imperio.

¡Viva Puerto Rico Libre y Soberano!

¡Fuera la Junta de Control Fiscal!

¡Solidaridad y Justicia, no caridad!

¡Alto al bloqueo de Puerto Rico!

¡Derogación de la Ley de Cabotaje y cancelación de la deuda!

La autora nación es oriunda del Barrio Bélgica de Ponce y exilada en la Ciudad de Filadelfia.

Berta Joubert-Ceci

Berta.Joubert-Ceci@workers.org

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Berta Joubert-Ceci

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