En la riña entre Mueller y Trump, se necesita una lucha clasista independiente
Mientras los ataques de la administración Trump contra las masas continúan sin descanso, la lucha política dentro de la clase dominante se intensifica y la crisis política del sistema se profundiza.
Por un lado, el Partido Republicano y Trump están a punto de finalizar un obsequio de rebajas de impuestos para millonarios y multimillonarios por una suma de cientos de miles de millones de dólares, incluso mientras reducen los servicios sociales, la atención médica, la educación y la protección del medio ambiente y amenazan a cientos de miles de inmigrantes indocumentadas/os.
Por otro lado, la fiscalía especial bajo Robert Mueller acaba de obligar a Michael Flynn, ex asesor de seguridad nacional de Trump, a firmar un acuerdo que puede implicar a altos funcionarios de Trump en tratos secretos con los rusos durante la campaña electoral de 2016.
Es dañino para las masas permitir que una facción de la clase dominante lidere la batalla contra Trump. Mueller y su agrupación lo harán de una manera completamente sin principios, lo que no hará nada para impedir los ataques al pueblo.
Muchas luchas se han librado en numerosos frentes contra la reacción capitalista: en piquetes, en las comunidades, en los recintos universitarios, en los centros de detención, en las cárceles y en las reservas indígenas. Estas luchas deben hacerse más fuertes y más amplias hasta que eclipsen la investigación de Mueller y el FBI, enemigos del pueblo. La lucha popular contra Trump debe ser el centro de atención.
Mueller contra Trump y movimiento derechista
La movida de Mueller contra Flynn está calculada para socavar a Trump en el momento en que se está moviendo para empujar las cosas aún más bruscamente hacia la derecha. De hecho, la investigación de Mueller se trata tanto de Trump como de Rusia. Mueller tomó por sorpresa a Trump al no dar a la Casa Blanca ni siquiera un aviso anticipado del acuerdo con Flynn.
Mientras que la clase dominante está salivando por los planeados recortes de impuestos para multimillonarios, compañías petroleras, magnates de bienes raíces, etc., también están aplaudiendo el ataque de Trump a todas las formas de regulaciones que limitan el daño que los patronos pueden hacerle a las/os trabajadores, el medioambiente, inmigrantes, educación, etc.
Pero mientras usan a Trump para su propio enriquecimiento, los gobernantes imperialistas no quieren que rompa el sistema global de alianzas y redes de subversión que han construido durante décadas para proteger sus intereses de ganancias.
El anuncio del acuerdo de declaración de culpabilidad de Flynn se produjo poco después de que la Casa Blanca planeaba cambiar al director de la CIA, Mike Pompeo, al cargo de Rex Tillerson como secretario de Estado. Tillerson no es una paloma de paz. Fue CEO de la mayor compañía petrolera privada del mundo, ExxonMobil. Es un reaccionario, dueño de cientos de millones de dólares, que pasó su carrera tratando con los jefes de los estados petroleros y planeando el saqueo de los países petroleros.
Tillerson: vigilante de Wall Street
Sin embargo, Tillerson es un perro guardián de Wall Street que ha diferido con Trump en muchas cosas y ha tratado de mantener muchas de las posiciones políticas estándar del imperialismo estadounidense en el mundo.
Tillerson ayudó a impedir que Trump abandone el acuerdo nuclear de Irán. Se opuso a la retirada del acuerdo ambiental de París. Sostuvo la espera de negociaciones sobre la crisis coreana y fue reprendido públicamente por Trump, quien dijo que Tillerson estaba “perdiendo el tiempo”. Tillerson se oponía a la alineación de Trump con el bloqueo por parte de Arabia Saudita de Qatar donde hay una base aérea gigante de los EUA. Intentó arreglar las relaciones de Estados Unidos con la OTAN después de que Trump llamara a la alianza de la OTAN “obsoleta”.
Cuando se le preguntó acerca de las opiniones de Trump de que había “buena gente” entre los fascistas portadores de antorchas en Charlottesville, Virginia, Tillerson respondió que Trump “habla por sí mismo”. Y se ha informado que Tillerson tenía profundas reservas sobre la prohibición de viajar a musulmanes. Estas son todas posiciones imperialistas convencionales que expresan los intereses básicos de Wall Street y el Pentágono.
Pompeo: islamófobo extremo, halcón de guerra, confidente de Trump
Pero Pompeo es mucho más derechista. Pasa horas con Trump todos los días, viajando desde Langley, Virginia, a la Casa Blanca para informar a Trump sobre los acontecimientos. Es un ultra-guerrerista que ha hablado de asesinar al líder norcoreano Kim Jong Un, criticó duramente a Irán y es un fanático islamófobo en la misma onda que la organización neofascista Britain First.
A diferencia de Tillerson, Trump considera a Pompeo como un consejero de confianza. Cuando Trump retuiteó tres videos anti musulmanes violentos que vinieron de Britain First a sus 44 millones de seguidores, Pompeo lo defendió.
Pompeo es también un aliado de Frank Gaffney, que dirige el Centro de Política de Seguridad. Gaffney considera que seguir al Corán es una “sedición” que debería ser procesada. Pompeo ha estado en el programa de radio de Gaffney 20 veces. Pompeo ha coincidido públicamente con Gaffney en que el presidente Barack Obama era un anticristiano y pro-estados islámicos. (theatlantic.com, 3 de diciembre)
Por el momento, Trump ha rechazado la eliminación de Tillerson, sin duda en respuesta al ataque de Mueller.
Líderes del Partido Demócrata, liberales y moderados empujan la tarjeta rusa contra Trump
Los sectores anti-Trump de la clase dominante, y especialmente las filas de asesores de la clase dominante en los medios y los think tanks, así como los líderes del Partido Demócrata, esperan que Mueller pueda derrocar a Trump o hacerle retroceder usando como base las conexiones rusas. Eso es porque no quieren confrontarlo políticamente por su racismo, sexismo e intolerancia y su estilo autoritario belicista, islamófobo y antiobrero.
Los liberales y los moderados, especialmente el liderazgo del Partido Demócrata, sienten que Trump, su familia y su administración son vulnerables porque están tan enredados con los funcionarios y capitalistas rusos. Estas fuerzas anti-Trump han elegido confrontarlo con una base reaccionaria y anti-rusa, en lugar de basarse en sus políticas y políticas reaccionarias.
Para ellos, la campaña contra Rusia tiene la doble virtud de mantener fluidos los contratos militares del Pentágono y promover una posición geoestratégica del cerco militar de Rusia. De eso se trataba el intento de apoderarse de Ucrania. Ahora los batallones estadounidenses y las baterías antimisiles se están moviendo a millas cercanas de Rusia. La excusa dada para estas maniobras hostiles es que están destinadas a proteger a Polonia y los satélites bálticos de la OTAN
Enredos de Trump en Rusia y los bancos
La vulnerabilidad de Trump fluye de sus años de trato con oligarcas rusos. Durante la década de 1990 y después de la crisis económica de 2007, el acceso de Trump a los grandes bancos imperialistas se agotó.
Como escribió este autor en un artículo titulado “Detrás del despido de Comey: una lucha dentro de la clase dominante estadounidense”, que apareció en el número del 16 de mayo de Workers World:
“El único banco grande que ha prestado dinero a Trump en los últimos años es Deutsche Bank, que recientemente fue multado con 630 millones de dólares por blanquear dinero ruso en efectivo por valor de $10 mil millones. (cnn.com, 31 de enero) Los grandes bancos de Wall Street de Nueva York no le prestarán porque se ha declarado en quiebra seis veces, azotándole un duro golpe a los inversores, contratistas y trabajadores”. (Wash. Post, 26 de septiembre de 2016, y wsj.com, 20 de marzo de 2016)
John Norris y Carolyn Kenney escribieron sobre su relación con oligarcas rusos en “Conflictos de intereses de Trump en Rusia”: “Como nota el Fortune Magazine, durante la década de 1990, Trump se encontró con más de $4 mil millones en deuda a más de 70 bancos, y una serie de bancarrotas, fuertes pérdidas financieras y la reestructuración de la deuda llevó a casi todos los principales bancos estadounidenses a simplemente negarse a hacer negocios con él. … Él comenzó a depender mucho de los bancos extranjeros para sus préstamos”. (Americanprogess.org, 14 de junio)
Se podrían citar muchos más ejemplos, incluyendo cómo un ex funcionario soviético convertido en capitalista abrió su sede mundial en el Trump Tower. Pero no hay espacio suficiente en este artículo para elaborar.
Trump, en otras palabras, era demasiado estafador para los estafadores de Wall Street. Pero los oligarcas rusos, que se habían convertido en multimillonarios en un día al saquear la economía socialista destruida después de la contrarrevolución, primero bajo Boris Yeltsin y luego bajo Vladimir Putin, tenían dinero de sobra para invertir y lavar. La familia Trump, que se había visto privada del financiamiento de Wall Street, inevitablemente se sintió atraída a ellos.
Por supuesto, la política sigue al dinero, y la familia Trump se enredó con Rusia, financiera y quizás políticamente. Esto es lo que hace que Trump sea legalmente vulnerable según la ley capitalista de EUA. Es sobre esto que los neoliberales, los peces gordos del Partido Demócrata y los sectores anti-Trump de la clase dominante están fijando sus esperanzas.
Trabajadoras/es y oprimidas/os deben aprovechar la división para luchar
Cualesquiera que sean las particularidades del caso, sería en detrimento de la clase trabajadora dejar que la clase dominante lidere la batalla contra Trump.
Si los líderes sindicales no estuvieran en los bolsillos de los patronos, habrían montado luchas masivas contra la propuesta ley de impuestos, abrirían la lucha por la salud universal y defenderían a las/os 800.000 inmigrantes de DACA, así como a las decenas de miles de inmigrantes del Caribe que enfrentan deportación.
Lucharían por un aumento masivo del salario mínimo y, sobre todo, abrirían la batalla contra el racismo / supremacía blanca, el sexismo y la opresión anti-LGBTQ. Exigirían a las tropas de EUA salir del Medio Oriente, Afganistán, África y Corea del Sur, y que detengan los ejercicios militares de Estados Unidos contra la República Popular Democrática de Corea, que dejen de hostigar a Venezuela y Honduras y pongan fin al bloqueo de Cuba.
Lucharían por cerrar el Oleoducto Dakota Access, no solo en interés del medio ambiente, sino también en solidaridad con los pueblos originarios cuyas tierras están siendo destruidas.
Este sería el comienzo de un programa mínimo independiente de la clase trabajadora.
Esta es la forma de luchar contra Trump y el trumpismo, así como el neoliberalismo de los imperialistas del Partido Demócrata.