El gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro está siendo culpado por la escasez de alimentos y otras necesidades que aquejan a ese país sudamericano rico en petróleo. Pero para la mayoría de las/os venezolanos, la escasez no es nada nuevo. Lo que es nuevo es que no sólo las/os pobres están afectados.
En febrero de 1989, las/os ricos de Venezuela disfrutaban bajo el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. Pero las/os pobres estaban golpeados cuando éste inició un programa de austeridad que reducía el gasto público y elevaba los precios de la gasolina. El hambre se convirtió en hambre para muchas/os, y el resultado fue el “Caracazo”. Miles de personas entraron en supermercados y otras tiendas en Caracas y en las ciudades adyacentes para conseguir comida para sus vacíos estómagos. Según algunas estimaciones, la cantidad de muertes por la policía y el ejército fue de 2.000 en la represión que siguió.
Fue esa violencia del Estado la que afectó profundamente a un joven oficial llamado Hugo Chávez, quien dijo más tarde que para él y sus compañeros “habíamos pasado el punto de no volver y tuvimos que tomar las armas. No podíamos seguir defendiendo un régimen asesino”. Chávez fue a la cárcel por intentar un golpe, pero se convirtió en un héroe para el pueblo venezolano, especialmente para las/os más pobres.
Detrás de la enorme disparidad de clases en Venezuela estaba su larga historia de ser utilizada como una alcancía por las compañías Standard Oil de Rockefeller. Por un tiempo – el segundo productor mayor de petróleo del mundo – Venezuela fue ordeñada de decenas de miles de millones de dólares por los explotadores yanquis, aun cuando la inmensa mayoría de su población vivía en una profunda pobreza.
Pasemos al hoy. Standard Oil se transformó en Esso (es SO), luego en Exxon, y después de que se fusionó con otro gigante, Mobil, se convirtió en ExxonMobil. Durante casi un siglo, los Rockefeller han escogido a las/os secretarios de Estado que fabrican la política exterior de los Estados Unidos. ¿Y quién podría ser el Secretario de Estado de hoy? ¡Pues claro, nada menos que Rex Tillerson, ex jefe de ExxonMobil! El mundo es tan pequeño.
Las compañías petroleras estadounidenses y sus bancos siguen intentando recuperar a Venezuela. Pero, mientras tanto, la Revolución Bolivariana, iniciada con la elección de Chávez como presidente en 1999 y que continúa hoy bajo la presidencia de Maduro, ha traído atención de salud, viviendas decentes y escuelas a personas que nunca antes las habían tenido.
El petróleo venezolano fue nacionalizado en 1976, pero la mayor parte de la economía está todavía en manos de la clase capitalista, que está haciendo todo lo posible por sabotear cualquier intento de transformación social. Y la burguesía venezolana tiene a los Estados Unidos detrás de ella, apretando el país mientras construye la contrarrevolución.
Trump ahora está amenazando a Venezuela con sanciones. Sabemos cómo es una contrarrevolución. Chile en 1973 es un ejemplo horrendo que llevó a la masacre de miles.
¡Defendamos a Venezuela Bolivariana! ¡NO al imperialismo estadounidense!
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