A medida que se acerca la toma de posesión del presidente electo, el movimiento popular opuesto a su programa reaccionario enfrenta una decisión política vital.
El primer paso importante para este movimiento es rechazar el intento de centrar la crítica del nuevo presidente en la supuesta “intervención externa” en las elecciones de EUA. La pregunta que enfrentan las/os activistas antirracistas y anti-guerra alineadas a la clase trabajadora, es cómo trabajar con este nuevo movimiento para evitar que sea desviado por fuerzas poderosas dentro del sistema capitalista en una dirección pro-militarista.
El movimiento surgió casi espontáneamente en reacción a la inesperada elección de Donald Trump. Abarca un amplio espectro de opiniones políticas, incluyendo partidarios de Hillary Clinton en la derecha, y los partidarios de Bernie Sanders, migrantes y activistas de Las Vidas Negras Importan, sindicalistas y otros más a la izquierda.
Si Clinton hubiera ganado, muchas de estas personas podrían haber permanecido pasivas y haber aceptado su presidencia. Que tengan miedo o enojo suficiente ahora para luchar contra Trump, sin embargo, proporciona una oportunidad que las fuerzas radicales de izquierda no deben ignorar.
La retórica del presidente electo, por sí sola, fomenta el racismo, la misoginia, la islamofobia y los ataques a inmigrantes. En alianza con el Congreso Republicano, amenaza los derechos reproductivos, los derechos LGBTT, la atención médica para las mujeres pobres y los pobres en general, la educación pública, la Seguridad Social, Medicare y los derechos de las/os trabajadores a unirse a sindicatos; mientras que sus negadores climáticos atentan contra el medioambiente.
Intento de desviar el movimiento y atacar a Rusia
Cuando los dirigentes del Partido Demócrata, los medios de comunicación corporativos y las agencias de espionaje imperialistas enfocan los ataques contra el supuesto “hackeo ruso”, culpándolo por la pérdida de Clinton, esto permite a los demócratas evitar confrontar a los republicanos en estos otros temas. Son precisamente estas cuestiones las que conciernen a las/os trabajadores de EUA y todas las personas oprimidas y por qué quieren luchar contra la nueva administración.
Al culpar a Rusia por su derrota, los líderes del Partido Demócrata, incluyendo Hillary Clinton, desvían al movimiento de sus propios fracasos. Los correos electrónicos publicados expusieron su sabotaje contra la campaña del más pro-obrero, Bernie Sanders. En el improbable caso de que por eso Clinton perdiera la elección, los demócratas son los responsables.
Pero los ataques contra Rusia son repetidos por liberales del establecimiento como Bill Moyers y por portavoces de grupos como Moveon.org que tienen un papel en la lucha contra Trump. Sus declaraciones anti-rusas imponen este tema al nuevo movimiento.
Las fuerzas más revolucionarias deben exponer la hipocresía detrás de la posición anti rusa y convencer al nuevo movimiento de oponerse al despliegue de tropas de la OTAN en la frontera rusa y al aumento de las sanciones económicas contra Rusia. Estos son pretextos para una nueva carrera armamentista.
Mire dentro de los Estados Unidos, no a Rusia, para ver por qué las elecciones son antidemocráticas. El sistema del Colegio Electoral, contra el cual los demócratas no han luchado, entregó las elecciones a Trump, a pesar de que Clinton tenía casi 3 millones de votos más.
Además, hay los obstáculos de votación que los republicanos han lanzado que excluyen a votantes afroamericanas/os y a ciudadanas/os naturalizados de EUA, a pobres, prisioneros, jóvenes y más personas que no tienen identificación “oficial”. A pesar de que los demócratas obtendrían la mayoría de esos votos, optaron por no dar batalla en estos temas. Los líderes demócratas saben que más votos de los pobres empujan la política electoral a la izquierda.
Algunas buenas señales
Afortunadamente, no sólo los medios revolucionarios—como Workers World-Mundo Obrero—están exponiendo la ofensiva anti rusa. Periodistas progresistas que tienen credibilidad histórica en este nuevo movimiento también están respondiendo.
El reportero investigador Robert Parry, que expuso muchas de las historias de Irán-Contra de los años 80, escribió un artículo el 13 de diciembre con el título “Hipocresía detrás del frenesí de la elección rusa”. (tinyurl.com/jyojjlx).
Norman Solomon, cofundador de RootsAction.org, escribió un artículo criticando a los medios progresistas que repetían acríticamente lo que las agencias de espionaje y los medios corporativos decían. Su titular fue “Urgente a los progresistas: dejen de alimentar el frenesí anti-Rusia” (tinyurl.com/ho9hc7h)
Sin embargo, líderes del Partido Demócrata continúan utilizando la ofensiva anti rusa para unirse a republicanos como los senadores John McCain y Lindsey Graham y todos los llamados neoconservadores que provocaron la agresión contra Irak, Afganistán, Libia y Siria en primer lugar. Esto incluye a Hillary Clinton.
Amenazan con acusar a Trump de traición. Para algunos esto parece una manera relativamente fácil de echarlo a un lado y unirse a un peligroso tren que levanta el espectro de una guerra nuclear. Esto debe ser combatido dentro del movimiento. No sólo Trump, sino el establecimiento demócrata tampoco promete nada a las/os amenazados por la nueva administración. La izquierda revolucionaria debe estar hombro a hombro con el pueblo contra el Trumpismo, y llevar a todas/os en el nuevo movimiento la lección de que su lucha debe permanecer independiente de ambos partidos capitalistas.
No sólo las fuerzas de Trump, sino también los líderes del Partido Demócrata son enemigos de las/os trabajadores y los pueblos oprimidos en EUA y en el mundo. El enemigo está en casa.
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