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Luchas de los pueblos indígenas en el Yukón

Los sectores más pobres de las personas que viven en Canadá son indígenas. Llamados Primeras Naciones, incluyen a indios americanos, inuit y metis. Desde 1763, cuando Francia cedió casi todas sus colonias en América del Norte, la clase dominante de Canadá ha estado tratando de apoderarse de la tierra y los recursos de las Primeras Naciones a veces por la fuerza, a veces por engaño jurídico o leyes injustas.

Los resultados de estos ataques, que deberían llamarse adecuadamente genocidas en su intención, son claros e impactantes. En Canadá, las personas indígenas controlan sólo el 0,2 por ciento de la tierra mientras los colonos tienen el 99,8 por ciento. La esperanza de vida de las/os indígenas en Canadá es siete años menos que la de las/os no indígenas. Las tasas de desempleo para las personas indígenas son cuatro veces más alta. El dinero gastado en la educación de jóvenes indígenas es un tercio de lo que gasta en otros jóvenes. Su tasa de suicidio es cinco veces mayor que la de las/os jóvenes no indígenas.

Este es el resultado de opresión sistemática a lo largo de los últimos 150 años. (“Inquietante Canadá: Una alerta Nacional” de Arthur Manuel y Gran Jefe Ronald M. Derrickson, 2015)

Las dos herramientas más poderosas en el arsenal represivo de Canadá fueron la Ley India de 1876, que todavía está aunque modificada de forma sustancial en 1927 y 1951, y las escuelas residenciales, que fueron introducidas en virtud de la Ley India. Había alrededor de 80 escuelas en 1931; la última cerró en 1996.

La Ley India define el estado de una mujer basada en la de su cónyuge. Si él no era un miembro de una Primera Nación, tampoco lo era ella. Si él pertenecía a una banda diferente (gobierno de la tribu) y murió, ella podría estar obligada a desplazarse fuera de la comunidad que había sido su hogar durante décadas. La ley creó “reservas” similares a las reservas de EUA, que limitaban severamente el derecho a la tierra de los indígenas, y a sus Primeras Naciones se les dio nombres europeos. La ley también limitó la salida de sus reservas sin el permiso del agente local indio.

Las escuelas residenciales – a menudo la única educación ofrecida a las/os jóvenes indígenas – eran agentes flagrantes de genocidio cultural. Quitaban las/os niños a sus familias con el objetivo de asimilarlos a la cultura canadiense dominante. A lo largo de más de 100 años, un 30 por ciento de las/os niños indígenas, alrededor de 150.000 jóvenes, se ubicaron allí. Al menos 6.000 niñas/os murieron mientras asistían a estas escuelas. Además de los ataques contra su cultura, miles sufrieron abusos psicológicos y físicos.

Las protestas, demandas e indignación por las escuelas crecieron tanto que el primer ministro Stephen Harper, un conservador de extrema derecha, ofreció una disculpa pública en nombre del gobierno de Canadá el 11 de junio de 2008. Un par de años antes, la corte más alta de Canadá había adjudicado un acuerdo de demanda colectiva por $2 mil millones a sobrevivientes de las escuelas.

En 2010, el gobierno canadiense emitió un comunicado diciendo que seguiría los principios de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aunque no la adoptaría oficialmente. Mientras Harper era todavía primer ministro, la lucha en torno a los derechos de las Primeras Naciones se intensificó.

Este 10 de mayo, la Ministro de Asuntos Indígenas Carolyn Bennett, en representación del recién elegido gobierno liberal, se dirigió a la ONU y oficialmente anunció que Canadá había cambiado su política y adoptaría oficialmente la declaración.

Oro vs. respeto por derechos de Primeras Naciones

Algunas luchas locales en el Yukon ilustran cómo las Primeras Naciones tratan de superar décadas de genocidio cultural y agresiones económicas contra su medio de vida y la ecología local.

A pesar de que el Yukon era zona de una importante fiebre del oro al final del siglo 19, y terminó produciendo un estimado de 12,5 millones de onzas de oro, no tenía una sólida conexión vial con el resto de América del Norte hasta que el ejército EUA construyó una en respuesta a la invasión japonesa de Alaska durante la Segunda Guerra Mundial.

Todavía está aislada, con sólo 35.000 personas – 25 por ciento de ellas PN – en un área de terreno con una densidad de población de 0,2 habitantes por milla cuadrada. El Yukón es tan rural que el Colegio Yukon en la ciudad más grande, Whitehorse, necesita cercas alrededor de los cubos de basura para protegerlos de los osos. Guardias de seguridad acompañan a las/os estudiantes a sus autos por la noche para protegerles de los coyotes.

Hay 14 Primeras Naciones en el Yukón. El centro comunitario PN en Whitehorse cuenta con un laboratorio de idiomas bastante grande y moderno. Un número de PN ofrece clases de cocina y habilidades tradicionales tales como caza y su preparación, pesca y preparación de alimentos para las/os estudiantes mayores en la escuela primaria y secundaria.

En Dawson, sede de la PN Tr’ondëk Hwëch’in, escuelas locales enseñan el idioma Hän tanto a la Primera Nación como a estudiantes canadienses desde jardín de infantes hasta la secundaria.

Entre 80 y 90 pequeñas operaciones mineras activas de oro y otros minerales existen en arroyos y ríos del Yukón, ya que no requieren gran cantidad de capital para montar. Equipos de movimiento de tierra y unos cedazos simples en general hacen el trabajo.

La mayoría son operaciones de versiones anteriores, después de haber sido trabajadas por un número de años, pero todavía hay exploración. Recientemente, dos buscadores levantaron un poco de capital y pidieron 45 concesiones mineras en Judas Creek, un área cerca de Carcross y Marsh Lake en el sur de Yukón. Es en el territorio tradicional de las PN Kwanlin Dun y Carcross/Tagish, cerca del asentamiento Kwanlin Dun.

La Junta de Evaluación Ambiental y Socio-económica de Yukón no aprobó la solicitud, ya que habría tenido un efecto adverso sobre el rebaño de caribúes en Carcross, un recurso que las PN comenzaron a utilizar hace cientos de años. (Yukon News, 13 de mayo)

Lawrence Ignace, director de herencia, tierras y recursos naturales para la PN Carcross/Tagish, escribió, “Si esta solicitud es aprobada para proceder en su totalidad o en parte, la [PN] tomará las medidas necesarias para detener el proyecto”. La reciente aceptación de la declaración de la ONU sobre los Derechos indígenas de Canadá da a Carcross/Tagish un caso legal fuerte.

Las poblaciones indígenas en Canadá quieren y necesitan desarrollo económico, pero dicen que tiene que ser humano y respetar su economía tradicional y la ecología. Han conservado su identidad después de cientos de años de opresión, ya que han librado obstinada y eficaz resistencia, aunque a un alto costo.

G. Dunkel

G.Dunkel@workers.org

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