Puerto Rico en la encrucijada
Reflexiones de una boricua en la Diáspora
Así como el capitalismo se encuentra en un callejón sin salida, el estado colonial de Puerto Rico, el llamado Estado Libre Asociado está en la misma posición, sin salida.
El jueves, 9 de junio de 2016 pasará a la historia como el día de la muerte del ELA.
Ese día, en el Tribunal Supremo de EUA se resolvió el caso conocido como Commonwealth of Puerto Rico v. Sanchez Valle et al. Se trata de uno sobre doble exposición, en el cual dos sujetos puertorriqueños fueron acusados de vender armas a un agente encubierto de la policía. La Corte de PR les acusó bajo las leyes puertorriqueñas, pero el Tribunal Federal en gran jurado, también les había acusado por el mismo delito al cual ellos se habían declarado culpable. Por ello, los acusados pidieron que se desestimara el caso en las cortes puertorriqueñas. El caso entonces se sometió ante la Corte Suprema de EUA para su resolución.
En votación 6-2, la jueza Elena Kagan escribió por la mayoría, que “Debido a que la fuente última del poder fiscalizador de Puerto Rico es el Gobierno Federal, porque cuando rastreamos el camino de dicha autoridad, llegamos a las puertas del capitolio estadounidense, el ELA y los Estados Unidos no son soberanos independientes”. Dicho claramente, es el Congreso de EUA quien manda en Puerto Rico; en otras palabras, queda públicamente confirmado su estado colonial.
El juez Stephen Breyer y la jueza Sonia Sotomayor emitieron los votos disidentes, reconociendo cierta validez del estado del ELA basado principalmente en su papel en las Naciones Unidas. Allí, EUA lo había removido de los territorios a principio de los años 50 para no tener que rendir cuentas sobre sus posesiones y hacer aparentar que Puerto Rico era una nación con ‘cierta’ soberanía, tratando de purificar su imagen internacional con el propósito de ahondar su Guerra Fría anticomunista.
Minutos después y a pocos pasos de la Corte Suprema, la Cámara de Representantes aprobaba el proyecto PROMESA, (Puerto Rico Oversight, Management, and Economic Stability Act) el cual debe ser ahora avalado por el senado.
El día antes, el presidente Obama, quien apuesta también a la ‘Promesa’, se había reunido con la y los legisladores puertorriqueños, Nydia Velázquez, José Serrano, Luis Gutiérrez y el comisionado residente Pedro Pierluisi, para dejarles saber que “no había Plan B” respecto a la propuesta Junta de Control Fiscal presentada por los republicanos. O sea, que la junta iba irremediablemente tanto con aval republicano como demócrata.
Pública y oficialmente se ha confirmado lo que el movimiento independentista siempre ha mantenido: que el ELA ni es ‘estado’, mucho menos ‘libre’, y ni siquiera ‘asociado’. Y para probarlo, hundiendo el puñal hasta lo más profundo del corazón puertorriqueño, el Congreso aprueba horas más tarde esa junta dictatorial.
En artículo anterior ‘Puerto Rico — Junta de control imperialista‘ se ha explicado esta Junta, pero la descripción del patriota puertorriqueño Rafael Cancel Miranda, la resume claramente “La Junta de Control Fiscal es esclavitud descarada”.
Escribíamos en el citado artículo que “Entre sus puntos resaltan los siguientes. La JCF estaría compuesta por siete miembros nombrados por el presidente de los EUA y escogidos por los líderes de la Cámara de Representantes y del Senado más una persona designada por el gobernador de PR la cual no tendría derecho al voto.
Sus poderes – que hay que recordar que están dirigidos al pago de los bonistas – serían abarcadores y autónomos, sin tener que rendir cuentas al pueblo puertorriqueño ni regirse por sus leyes. Todas las disposiciones, regulaciones, presupuestos, préstamos, reestructuración, en fin, toda acción del gobierno de PR y cualquiera de sus instrumentos tendrá que ser aprobado y certificado por la JCF. Podrá determinar e imponer el presupuesto, incluso sobre cualquier presupuesto aprobado por el gobierno insular. Puede investigar y/o penalizar a cualquier persona. Puede congelar puestos de empleos y tendrá la potestad de que se requiera su aprobación para cualquier contrato que sea mayor de $100.000”.
Todos los casos relacionados a la duda se verán solo a nivel de la corte federal y cualquier plan de reestructuración de la deuda deberá ser consistente con su Plan Fiscal y que sea para el “mejor beneficio de los acreedores”. (noticiasmicrojuris.files.wordpress.com)
El salario mínimo de los trabajadoras menores de 25 años se reduciría de $7,25 a $4,25 la hora.
¿Cuáles son las consecuencias de estos desarrollos?
Desde que el Congreso estadounidense impuso el ELA, se ha mantenido a capa y espada la gran mentira de que el gobierno de PR tiene autonomía y que hay un ‘pacto’ entre los gobiernos de EUA y PR como si fueran iguales.
Esta gran mentira fue activamente sostenida por el imperio y sus representantes criollos abarcando todas las areas para crear y mantener una cultura de subordinación donde el pueblo puertorriqueño solo se podía concebir como uno atado y ‘protegido’ por sus amos estadounidenses.
La independencia fue desde la invasión en el 1898, perseguida, satanizada, reprimida y hasta asesinada. Se trató de igualar el ideal de independencia y soberanía a una gran desgracia. En los hogares boricuas, y esta escritora se incluye en esta triste historia de familias, no había misericordia para quienes proclamaran ese ideal, a menos que por suerte, su familia también los profesara. Esta historia del independentismo es larga, incluyendo además exilios forzados.
Ahora, tras las recientes decisiones, se abre una nueva etapa de lucha en Borikén donde la opción de colonia ya no es posible. Muchas personas mencionan que ahora solo hay dos opciones, ‘estadidad’ o ‘independencia’. Pero la realidad es que la estadidad realmente no es opción, y que según Cancel Miranda, sería el sometimiento total de la colonia.
Pero, ¿cómo poder ir camino de la independencia cuando tanto esfuerzo se ha puesto para colonizar la mente boricua? En este momento hay que recordar las palabras de Don Pedro Albizu Campos, “Está sobre el tapete la suprema definición: o yanquis o puertorriqueños”.
Hoy hay en Puerto Rico un avivamiento del movimiento independentista, incluyendo la organización de diversas formas de lucha como desobediencia civil contra la Junta, demostraciones, foros, trabajo en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas que tomará este asunto este verano, y otras.
Desde la Diáspora, donde nos encontramos más de 5 millones de boricuas, quisiera añadir las siguientes reflexiones.
No puede ser una lucha en reacción solo contra la Junta, tiene que ser necesariamente por la independencia. Para lo cual se necesita una amplia campaña educativa como se hizo durante la Huelga del Pueblo (Huelga contra la privatización de la telefónica) en 1998. Ir a todos los rincones donde haya un/a boricua, para explicar la necesidad y la posibilidad real de independencia.
Aunque la ONU es importante, hay que recordar que ha servido, por la imposición del Consejo de Seguridad, como instrumento de guerra pro imperialista y no de paz.
La lucha boricua se inserta en tiempos de deterioro capitalista y ahora cundo la derecha quiere recobrar espacios arrebatados por los pueblos en lucha en Latinoamérica. PR es parte de esos pueblos y de los pueblos en lucha a nivel mundial, incluyendo el pueblo estadounidense. Hay que hacer que la lucha por la independencia sea lugar común de toda lucha a nivel internacional.
No es tiempo de reformas y luchas a medias. Hay que ir a la ofensiva. Recordar las palabras del Che, “al imperialismo, ni un tantito así”. No es ir a pedir ni rogarle al Congreso estadounidense, ni renegociar una deuda que el pueblo no tomó y que es ilegítima. Es exigir reparaciones por tanto daños que Estados Unidos le ha causado al pueblo puertorriqueño y que dada la falta de espacio no podemos incluir la larga lista.
Sobre todo, hay que exponer el papel criminal de EUA en todos los foros posibles.
¡No a la deuda y el control fiscal imperialista! ¡Independencia ya!
Joubert-Ceci es doctora en medicina jubilada; nacida y criada en Puerto Rico. Ha residido en EUA desde mediados de los años 80. Fue parte del equipo de médicos que examinaron a Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores y Oscar Collazo a su regreso a Puerto Rico después de que sus sentencias fueran conmutadas en el 1979. Se estableció entonces una cálida y duradera relación entre Joubert y Lebrón, quien solía llamarla “mi doctorcita”.