El papel de las/os afroamericanos es fundamental durante los últimos dos meses de primarias y asambleas en aproximadamente 20 estados.
Los dos candidatos a la nominación demócrata, la ex secretaria de estado Hillary Clinton y el senador Bernie Sanders, han hecho llamados especiales para ganarse a las/os electores afroamericanos.
Este proceso se remonta por lo menos a 1960, cuando un reemergente electorado negro apoyó al candidato demócrata John F. Kennedy, llevándolo a la Casa Blanca. Sin embargo, numerosos militantes de la época, como Malcolm X y Stokely Carmichael, criticaron al gobierno de Kennedy por su fracaso en la protección de las/os trabajadores de derechos civiles, así como por su incapacidad para propulsar legislación en el Congreso para proteger los derechos sociales y políticos a nivel nacional del oprimido pueblo afroamericano.
El 6 de agosto de 1965, la Ley de Derecho al Voto fue firmada y convertida en ley por el presidente Lyndon B. Johnson. Esta ley fue el producto de la creciente lucha de la población afroamericana a mediados de la década de 1960 para exigir la plena igualdad y el derecho a la auto determinación.
Restricciones del derecho al voto reanudadas por el Tribunal Supremo
Casi cinco décadas después, el 25 de junio del 2013, el Tribunal Supremo de EUA anuló las disposiciones de aplicación de la Ley de Derecho al Voto por una sentencia de 5-4 en el caso del Condado de Shelby [Alabama] versus Holder. Esta decisión evisceró la autoridad del Departamento de Justicia para supervisar e intervenir cuando están involucrados problemas relacionados con el acceso al voto y la representación legislativa. El recientemente fallecido juez del Tribunal Supremo Antonin Scalia observó en aquel momento, que ese proyecto de ley en el período moderno representaba un tipo de “privilegios raciales” para las/os afroamericanos. Esta declaración se hizo en un momento en que la gran recesión había devastado a las/os afroamericanos en las áreas de ejecuciones hipotecarias, pérdida de empleos y disminución de ingresos y bienes de la familia.
Un artículo del New York Times dijo que el fallo “efectivamente anuló el corazón de la Ley de Derecho al Voto de 1965 por una votación de 5 a 4, liberando a nueve estados, sobre todo en el Sur, para cambiar sus leyes electorales sin previa aprobación del gobierno federal. … En el núcleo del desacuerdo estuvo si las minorías raciales continuaban enfrentando obstáculos a la votación en los estados con una historia de discriminación”. (25 de junio de 2013)
En representación de la mayoría en la decisión, el conservador juez del Tribunal Supremo, John G. Roberts escribió: “Nuestro país ha cambiado. Si bien cualquier tipo de discriminación racial en el voto es demasiado, el Congreso debe garantizar que la legislación que pasa a remediar ese problema hable sobre las condiciones actuales”.
Leyes instituidas por varios estados para aumentar las barreras al voto fueron vindicadas por el fallo. En el mismo artículo del New York Times, las autoridades en Texas “anunciaron poco después de la decisión, que una ley de identificación de votantes que había sido bloqueada entraría inmediatamente en vigor, y que la redistribución de mapas distritales ya no necesitaría aprobación federal”.
Estas y otras medidas como la negación de acceso a las urnas para aquellas personas con antecedentes penales, descalifica aproximadamente a un 25 por ciento de las/os votantes afroamericanos en la Florida. En general, alrededor de 1,3 millones de personas en este estado del sur faltaban en las listas de votantes en el momento de las elecciones primarias del 15 de marzo.
Aumentan luchas populares contra ofensiva derechista
Nunca se iniciaron medidas concretas para abordar estas preocupaciones bajo la administración del presidente Barack Obama. Las elecciones del 2010, 2012 y 2014 vieron la transformación de los demócratas de ser una mayoría en el Congreso, a ser una minoría.
La ausencia de una alternativa política efectiva tanto dentro como fuera del Congreso, dio lugar a la profundización de un programa político de derecha que ha aumentado la capacidad de la clase capitalista para dominar en general a la clase trabajadora y oprimida. La represión estatal por los organismos policiales y de inteligencia refuerza el sistema de explotación con impunidad.
Casi todas las manifestaciones de masas y rebeliones desde 2012 han sido en respuesta a los homicidios de afroamericanas/os y latinas/os por policías y justicieros ilegales. Estas protestas y actos de destrucción de la propiedad han llevado a la militarización en todos los niveles de los cuerpos policiales, que han sido suministrados por el gobierno federal con armas automáticas, vehículos blindados, tanques, productos químicos, porras y dispositivos de sonido diseñados para reprimir y dispersar a la multitud.
Cambio de actitudes políticas en 2016
Nuevas encuestas indican que la campaña de Sanders ha ganado apoyo significativo en la comunidad afroamericana en el Medio Oeste y la Costa Oeste. Una encuesta reciente indicó que en un plazo de dos meses, Sanders lideraba a Clinton entre las/os votantes afroamericanos en Wisconsin antes de la primaria del 5 de abril.
Un artículo del Huffington Post el 31 de marzo señala que “el 27 de febrero, Hillary Clinton lideraba Bernie Sanders entre las/os votantes afroamericanos por 52 puntos. Para el 26 de marzo, lideraba a Sanders sólo por nueve puntos. Y el 6 de abril, Public Policy Polling, una respetada organización de encuestas electorales, publicó una encuesta que muestra que Sanders lidera Clinton entre las/os votantes afroamericanos en Wisconsin por 11 puntos”.
La encuesta sugiere que “en definitiva, la campaña de Clinton se encuentra en medio de un colapso histórico – en gran parte debido a la desintegración del apoyo a Clinton entre las/os votantes no blancos – y que los medios a nivel nacional no se han dado cuenta”. Las elecciones primarias en las próximas semanas probarán o refutarán estas afirmaciones.
Esta tendencia se vio en Michigan a principios de marzo y se reflejó en los estrechos y cuestionables márgenes de victoria de Clinton en Illinois y Missouri, junto con la falta general de entusiasmo de su segunda campaña presidencial.
De todos modos, hay un grado de desesperación en la campaña de Clinton sobre todo referente a los resultados de las primarias de Wisconsin. Clinton mantuvo reuniones de campaña en barrios afroamericanos en Milwaukee durante la última semana de marzo.
En dos eventos importantes, el representante Gwen Moore, único miembro afroamericano de la Casa de Representantes de Wisconsin, se paró junto a Clinton en el escenario. Moore dio la bienvenida a Clinton en un Club de Niños y Niñas, alegando que la ex senadora de Nueva York y ex primera dama, había ayudado a jóvenes afroamericanas/os en Carolina del Sur, mientras trabajaba para el Fondo de Defensa de los Niños. (WPR.org, 31 de marzo)
Necesidad de acción política independiente
¿Qué ganan las/os afroamericanos con su continuo apoyo a candidatas/os demócratas centristas, a la luz de la historia de la década de 1990 bajo Clinton y los últimos ocho años de la administración de Obama? Desempleo, pobreza, encarcelamiento en masa, terrorismo policial y arraigado racismo institucional siguen siendo barreras estructurales para el progreso socioeconómico y el empoderamiento político.
El aparente cambio de perspectiva hacia la campaña Sanders ilustra el descontento entre numerosos grupos del Partido Demócrata, de los cuales las/os afroamericanos son una agrupación indispensable. La dependencia de Clinton en los funcionarios electos y las estructuras organizativas del partido, no ha sido suficiente para sostener una serie de victorias en el Sur y otras áreas durante la primera fase de la campaña.
Surgen preguntas en el electorado sobre el papel del proceso de “superdelegados”, en el que fuerzas comprometidas, la mayor parte en representación de los jefes del partido, mantienen la capacidad de anular las pérdidas electorales sufridas por Clinton en varios estados clave, incluyendo Michigan, Alaska, Hawái y Nueva Hampshire. Esto se convertirá en un debate crítico a la luz de varias encuestas que muestran a Sanders ejecutando una campaña mucho más fuerte contra el principal candidato republicano Donald Trump en las elecciones generales de noviembre.
Estos cambios en las opiniones políticas deben conducir a una mayor independencia política durante el proceso de primarias, elecciones nacionales y posteriormente. Finalmente, las/os afroamericanos, las/os oprimidos de otras nacionalidades y la clase trabajadora en general deben romper con el Partido Demócrata para establecer su propia organización que hable en su nombre y luche por un programa de liberación total y construcción de socialismo genuino.
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