La noticia de que el gobierno de Obama finalmente ha aceptado una tregua parcial sobre Siria con Rusia no trajo un alivio verdadero a quienes están preocupadas/os por el pueblo sirio o sobre el peligro de una guerra más amplia. El enfrentamiento entre las potencias nucleares fue quizás sólo pospuesta, y aún puede empeorar. El movimiento contra la guerra y el antiimperialista en Estados Unidos debe permanecer en estado de alerta.
El ejército turco ha estado bombardeando zonas kurdas a través de la frontera y amenaza con una invasión. Los neoconservadores estadounidenses se quejan de que Bashar al-Assad sigue siendo presidente de Siria. Se ha informado que el régimen de Arabia Saudita busca armas nucleares. La paz no ha llegado todavía.
En la cobertura actual de la guerra contra Siria por los medios corporativos, hay un intento continuo por culpar al gobierno de Damasco por todo lo que le sucede al pueblo sirio. Stephen Kinzer, ex corresponsal del New York Times, que actualmente es un alto miembro del Instituto Watson de Estudios Internacionales de la Universidad de Brown, calificó esta cobertura como “uno de los episodios más vergonzosos de la historia de la prensa estadounidense”. (Boston Globe, 18 de febrero)
Dado que la cobertura de los medios corporativos de Siria distorsiona constantemente lo que está ocurriendo allí, una revisión de la historia reciente es necesaria. En 2011, después de un corto período de protestas sin armas, comenzó un conflicto entre el régimen por un lado y grupos armados reaccionarios del tipo Al-Qaeda por el otro. Estos grupos estaban armados y financiados por Arabia Saudita, así como Turquía y otras potencias de la OTAN, y todos estaban alentados por los imperialistas, incluyendo Washington.
El resultado ha sido casi cinco años de una guerra reaccionaria internacional contra el gobierno legítimo y soberano de Siria. Combatientes sectarios y reaccionarios proveyeron las tropas sobre el terreno contra el gobierno de Damasco. La guerra ha matado a más de 250.000 sirios, alrededor de dos tercios de ellos soldados sirios y civiles a favor del gobierno, y ha llevado a millones de sirias/os al exilio, incluyendo hacia Europa, pero sobre todo en la misma región.
El imperialismo estadounidense y sus aliados, incluido el régimen turco y las monarquías del Golfo, son los responsables de este horror. Fue sólo a mediados de 2014, cuando el grupo Estado Islámico (EI) declaró un “califato” y comenzó a amenazar los intereses imperialistas en Siria e Irak, que Washington comenzó a alterar su apoyo incondicional a la oposición siria.
Pero incluso cuando EUA alegó estar atacando el EI, los del establecimiento estadounidense que nunca quisieron renunciar al objetivo de “cambio de régimen” en Siria, se resistieron. A pesar de la campaña de propaganda contra el EI, poco se hizo para degradar la posición sobre Siria de estos reaccionarios.
No fue hasta el pasado otoño, cuando Rusia intervino por invitación de Siria, que la ofensiva rusa-iraní-Hizbolá-siria comenzó a erosionar la posición militar de los grupos como el EI y Al Qaeda. Los neoconservadores y todos los estrategas imperialistas se sienten frustrados por su incapacidad para controlar los acontecimientos, no importa cuánto destruyan, como muestra su experiencia en Irak, Libia, Yemen y ahora Siria. Están ahora aún más frustrados ya que el apoyo de Rusia, Irán y Hizbolá por su aliado sirio ha mejorado las posibilidades de una victoria sobre los reaccionarios.
En ese artículo del Boston Globe, Kinzer argumenta que sólo apoyando a las fuerzas del gobierno sirio se puede derrotar al grupo Estado Islámico.
A pesar de la argumentación racional de Kinzer, no hay razón para esperar que los que están en el poder en EUA sigan su consejo. No sería la primera vez en la historia que los militaristas sobreestimen su propia capacidad para controlar los acontecimientos mediante el uso de la fuerza. No olvidemos que cada potencia imperialista europea antes de la Primera Guerra Mundial creía que podía derrotar rápidamente a sus enemigos.
El 23 de enero, mientras el secretario de Estado John Kerry promovía las conversaciones de paz sobre Siria, el vicepresidente Joe Biden estaba en Ankara prometiendo apoyo al régimen turco, que había pedido a EUA ser más agresivo contra Rusia en Siria. Ya sea este enfoque de dos caras una táctica de negociación o un signo de diferencias en la administración, deja plasmado el peligro de una guerra más amplia.
Las/os que están dentro de EUA que quieren luchar contra la guerra, sólo pueden tomar un respiro corto y tener el peligro de una guerra mayor en la mira. Deben estar preparadas/os para lo que suceda a continuación, listas/os para hacerle frente a cualquier escalada de EUA, la OTAN, Turquía o Arabia Saudita en su guerra contra Siria y sus aliados.
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