Después de más de dos años de ardua lucha, las militantes bases del Sindicato de Conductores de Autobuses Escolares de Boston (BSDU-USW-8751) (Sindicato de Trabajadores del Acero – Seccional 8751) han obtenido una histórica victoria contra el gigante mundial Veolia / Transdev, una de las empresas antisindicales capitalistas más infames; contra los patronos de las Escuelas Públicas de Boston, y contra el alcalde de Boston Marty Walsh y sus voceros mediáticos.
Cuatro dirigentes sindicales que fueron despedidos en octubre de 2013 con falsas acusaciones de liderar una huelga sin autorización (wildcat strike), regresaron a trabajar. Los patronos de Transdev habían jurado que los cuatro nunca volverían. Pero a las 4 pm del 18 de diciembre, después de una maratónica sesión de negociación de 25 horas, Veolia y los patronos de la ciudad de Boston firmaron acuerdos integrales con el sindicato, reincorporando al presidente André François, al vicepresidente Steve Kirschbaum, al secretario de finanzas Steve Gillis y al presidente de querellas Garry Murchison.
Además de la reincorporación de los cuatro con plenos derechos de antigüedad y un sustancial pago monetario, la seccional ganó un contrato con justicia económica y la protección de 40 años de proceso de negociación colectiva. El contrato será totalmente retroactivo para todos los beneficios salariales, pensionales y de prestaciones.
Las/os trabajadores recibirán inmediatamente un aumento del 5.5 por ciento y colectivamente más de $1.7 millones en salarios atrasados, que se remonta a la fecha de vencimiento del contrato en 2014. La jubilación, que ahora será después de 30 años de servicio sin requisitos de edad, tendrá incrementos sustanciales en beneficios y pagos por despido. Hay otros beneficios demasiado numerosos para enumerarlos.
El conjunto de acuerdos también protege al plan de pensiones que anteriormente estaba administrado por el sindicato pero que estaba bajo ataque. Permite además que el sindicato entre inmediatamente en el proceso directamente con la ciudad, sin la interferencia de Veolia, para solucionar las casi 700 querellas resultantes de tres años de violaciones de contrato por Veolia.
La garantía de seguridad sindical y de trabajo con la ciudad, que ordena que cualquier futura empresa o la ciudad debe aceptar a las/os trabajadores y el contrato sindical completo, se extiende hasta 2019. La Seccional 8751 logró que no se introdujeran las placas de identificación con chip implantado para seguimiento por radio y el uso de la tecnología biométrica para espiar a las/os trabajadores. También luchó con éxito para obtener la mayor cantidad de términos de protección sindical posibles para frenar la reciente introducción de cámaras espías en los autobuses, las cuales se han convertido en un hecho lamentable de la vida laboral en el transporte. El sindicato tiene previsto continuar la batalla contra las cámaras en alianza con madres y padres y la comunidad en el próximo período.
Solidaridad con el Equipo Solidaridad
Esta larga lucha estuvo liderada por el aguerrido Equipo Solidaridad, cuyos candidatos François y Kirschbaum, barrieron las elecciones sindicales en abril de 2015, luego de que el montaje de cargos políticos contra Kirschbaum se vino abajo en la corte. Toda la base estaba lista para una huelga en cualquier momento si era necesario. “Iremos a huelga si nos provocan” era la consigna en las populares camisetas del equipo.
El Equipo Solidaridad no estaba luchando de manera aislada. La lucha por recontratar a los cuatro dirigentes sindicales atrajo a muchas/os aliados que sabían del activismo coherente y de principios de la S-8751 contra el racismo y la austeridad, así como su internacionalismo y su trabajo sindical solidario.
Las/os conductores de autobuses escolares de Boston, que son 98 por ciento de Haití, Cabo Verde, afro-americanas/os, latinas/os y otras/os trabajadores de color, batallan contra el racismo todos los días tanto dentro como fuera del trabajo. Ganaron el apoyo de las/os activistas laborales y comunitarias/os negro más prominentes de Boston, que, al ver el carácter racista, antisindical del ataque a un sindicato mayoritariamente negro, se unieron por primera vez para clamar justicia para los dirigentes despedidos.
La última sesión de 25 horas refleja con precisión las fuerzas en esta batalla histórica. Por el lado del sindicato estaban los cuatro despedidos, el Equipo, los abogados y el personal del Steelworkers Internacional y el líder de la comunidad Chuck Turner por teléfono.
Por el lado de la patronal estaban los jefes locales, nacionales e internacionales de Veolia incluyendo al infame Thomas P. Hock, cuyo grupo de expertos ha estado destruyendo sindicatos de tránsito durante 40 años; los altos mandos de las Escuelas Públicas de Boston; y el alcalde Walsh con su personal y directores financieros. El Equipo pudo evitar que abandonaran el hotel donde se produjeron las negociaciones, haciéndoles permanecer toda la noche.
Vencidos los anticomunistas
Esta fue realmente una lucha para defender el histórico papel de liderazgo del Partido Workers World-Mundo Obrero en el sindicato, que los miembros de WW-MO ayudaron a fundar hace cuatro décadas. Los patronos de Veolia y la burguesía de la ciudad dejaron claro que objetivo más importante era sacar a los rojos del sindicato, encarcelarlos y enviar un mensaje a las bases y al movimiento sindical en su conjunto que el activismo sindical radical es una cosa del pasado.
Inmediatamente después de la supuesta “huelga no autorizada” – que fue realmente un bloqueo ilegal (huelga patronal) por parte de Veolia – los medios de comunicación capitalista de Boston publicaron feroces artículos anticomunistas atacando a Kirschbaum por ser miembro del Partido WW-MO; Gillis también es miembro. Pero los patronos se metieron con el sindicato – y el partido revolucionario, multinacional de la clase obrera – equivocado.
El Partido WW-MO envió delegaciones de todo el país para ayudar con la organización constante de apoyo y solidaridad de las comunidades. Los esfuerzos de recaudación de fondos hicieron posible que los cuatro líderes despedidos pudieran sobrevivir más de dos años sin un cheque.
El sindicato, sabiendo que tenían el pleno apoyo de las/os compañeros de WW-MO, literalmente hizo retroceder todas las condiciones onerosas que la patronal trataba de atar al acuerdo de reincorporación, incluyendo restricciones indignantes sobre organización política, concesiones de contratos y el abandono de los pedidos de agravios.
Una vez que se firmaron los acuerdos, lo único que quedaba era que la membresía ratificara el contrato. Esto sucedió la noche del 22 de diciembre en una reunión sindical masiva. El voto fue unánime. Eso significa que al día siguiente, dos días antes de Navidad, los dirigentes despedidos podrían volver a trabajar.
Con las bases y la comunidad detrás de ellos, y alentados por la solidaridad del WW-MO, la 8751 venció y propinó un duro golpe a los rompe-sindicatos y proponentes de austeridad racistas y anticomunistas del establecimiento político de Boston, y a la odiada Veolia que emplearon para llevar a cabo su ataque.
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