La urgente y creciente crisis económica y financiera por la que atraviesa Puerto Rico ha sido tema de editoriales y análisis en los medios noticiosos de Estados Unidos las últimas semanas. Con una deuda de $73 mil millones de dólares, cuatro veces mayor que la deuda de la ciudad de Detroit, y la posibilidad real de impago a sus acreedores de Wall Street, Puerto Rico se ha convertido en tema un tanto “popular”.
El pasado 22 de octubre se realizaron vistas sobre la situación económica y fiscal de Puerto Rico en el Comité de Recursos Naturales y Energía del Senado de Estados Unidos. Casi un mes antes, el 29 de septiembre, se habían realizado otras en el Comité de Finanzas del Senado estadounidense.
Y el 21 de octubre, el día anterior a las últimas vistas, el presidente Barack Obama finalmente rompió su largo silencio sobre la crisis puertorriqueña al emitir una declaración donde le recomendaba al Congreso aprobar para PR la extensión de la ley federal de bancarrota, protección a la cual la isla ahora no tiene acceso, para que se pueda reestructurar la deuda que tiene.
No extrañaría que la declaración presidencial respondiera no a las necesidades reales del pueblo boricua, sino a la urgencia de asegurar el voto para su partido de la comunidad puertorriqueña en EUA que ahora sobrepasa los 5 millones. Una semana antes, específicamente el 13 y 14 de octubre, líderes políticos puertorriqueñas/os, dirigentes de agencias y otras personalidades de la diáspora boricua alineadas con el Partido Demócrata, celebraron una conferencia en Orlando-Florida, ciudad que aloja 1 millón de las/os nuevos emigrantes boricuas. Bajo el nombre Unidos por Puerto Rico, las/os organizadores intentaban ejercer presión para que tanto la administración Obama y el Congreso aprobaran la ley de quiebra para PR y se le concediera a la isla las ayudas financieras necesarias para salir de la enorme crisis.
¿Quién mantiene a quién?
Si bien hay muchísimo que escribir sobre los hechos recientes alrededor de esta crisis, tanto en PR como en EUA – de donde emana el problema – este artículo pretende abordar un aspecto casi desconocido en los EUA. Es el tema de las “ayudas federales”. Mucho se dice, sin saber, sobre la “inmensa” “ayuda” que el gobierno estadounidense otorga a la isla, usando calificativos como “el mantengo”, hasta la noción de que las y los puertorriqueños somos – y me incluyo pues soy puertorriqueña – vagos y no queremos trabajar.
Ahora que por fin Obama ha puesto el tema, es importante esclarecer esta noción, pues muchas/os ciudadanos estadounidenses se están preguntando el porqué se “auxiliaría” a PR si aquí mismo hacen falta tantas ayudas.
Pero antes que nada es imprescindible dejar claro la naturaleza de Puerto Rico, ¡es una colonia de Estados Unidos! Lo cual en pocas palabras quiere decir que no tiene ninguna soberanía; ni económica, ni social, ni territorial, y ni siquiera legal. Cualquier ley que la legislatura boricua apruebe, puede ser derogada por EUA. El más reciente ejemplo fue la Ley de Quiebra Criolla que el actual gobernador de PR, Alejandro García Padilla – lacayo del imperialismo yanqui – trató de asegurar para poder reestructurar la deuda de agencias estatales, pero fue derogada por los tribunales federales.
Muchos economistas en PR han abordado la situación y la mayoría (claro está, no quienes están al servicio del imperialismo y sus voraces multinacionales) concluye que la transferencia de dinero de PR hacia EUA es mucho mayor que la de EUA a la isla.
Rosario Rivera, economista y catedrática de la Universidad de Puerto Rico ha disertado ampliamente sobre esto. Se puede incluso ver un video con explicaciones muy claras en una entrevista en la televisora Telemundo. ( telemundopr.com)
Rivera expone que las transferencias de EUA a PR varían año por año, entre los $13 a 16 mil millones. Esto incluye dos categorías: las “unilaterales” que se otorgan como becas, cupones de alimento y otras ayudas, por un monto de $1,9 a 2 mil millones al año. También están las “Devengadas”, es decir, las transferencias de dinero que la persona ha pagado, tales como pensiones, desempleo, Seguro Social, Medicare, etc., los cuales se substraen de los sueldos automáticamente. Aquí hay que aclarar también que por ejemplo, para el Medicare y el SS se descuentan la misma cantidad que en los EUA, aunque los beneficios no son recibidos al igual que en EUA.
Sin embargo, las transferencias desde Puerto Rico hacia los Estados Unidos son alrededor de $58 mil millones. Rivera divide en tres renglones estas transferencias.
Una es por las importaciones desde EUA. Recordemos que EU ha ido destruyendo la agricultura y la manufactura puertorriqueña desde que invadió la isla en 1898. Más del 85 por ciento de los productos alimenticios se importan, sobre todo de los EU. Casi todo lo que se consume, incluyendo las materias primas, se importa. Esto representa $22-25 mil millones anuales.
Otra cifra aún mayor de $34 mil millones anuales, representa las ganancias que las firmas estadounidenses generan en PR. Las megatiendas como WalMart, HomeDepot, etc, tienen un amplio margen de ganancias por la irrisoria tasa contributiva que el gobierno colonial les otorga.
Rivera habla de todas estas transferencias como una “puerta giratoria”, de donde llega el dinero desde EUA, por ahí mismo se va. Las ganancias de las corporaciones vuelan hacia su casa matriz, no se quedan en PR.
El gobierno criollo además subvenciona por ejemplo, la agricultura estadounidense y no la boricua. Un ejemplo es el café. Tan preciado producto y de tanta calidad como el café puertorriqueño, el gobierno subsidia la PR Coffee Roasters que pertenece a la Coca Cola.
Ésta compró las firmas de los cafés más populares en la isla, el Yaucono, Rico, Crema, etc. Con la agravante de que el grano usado no es necesariamente de PR, sino importado y mezclado con granos puertorriqueños (si los usa) de menor calidad. Los cafetaleros puertorriqueños, sin embargo, han tenido que despedir trabajadores porque el costo se ha incrementado de tal forma que es muy caro producirlo.
El último renglón que incluye Rivera, es el costo estimado por las Leyes de Cabotaje. Estas obligan a que todo producto que vaya de EUA a PR y viceversa, se haga únicamente en barcos estadounidenses con personal estadounidense, los más caros del mundo. Esto representa de $800 a 1.500 millones.
Rivera demuestra de manera concluyente que las/os trabajadores puertorriqueños están subsidiando a la economía capitalista de Estados Unidos, y no al revés.
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