Durante más de dos años, el Sindicato de Conductores de Autobuses Escolares de Boston, Steelworkers Local-8751, ha estado en una feroz batalla contra el gigante corporativo Veolia/Transdev, privatizador, represor sindical y contaminante del medio ambiente.
La ciudad de Boston contrató a Veolia en 2013 para gestionar el transporte escolar. Transdev es la empresa creada cuando la empresa francesa de 150 años escindió su división de tránsito.
Los conductores están hartos de Veolia/Transdev y la falta de voluntad de los patronos a negociar un contrato digno. Están furiosos que cuatro dirigentes sindicales electos fueran falsamente acusados de liderar una huelga no autorizada en octubre de 2013, un evento que nunca ocurrió. Transdev rehusó reincorporar a los cuatro sindicalistas despedidos ilegalmente.
Aunque despedidos, el presidente André François, vicepresidente Steve Kirschbaum, secretario de finanzas Steve Gillis y presidente de quejas Garry Murchison, están trabajando duro a través del Equipo de Solidaridad organizando las bases para resistir las atroces exigencias de concesiones de Transdev.
Cuando no están en interminables y agotadoras sesiones de reclamos, este sindicato de justicia social está en las calles, luchando hombro a hombro con las comunidades de Boston. De hecho, “sindicalismo de derechos civiles”, una frase que se usa para describir los sindicatos antirracistas liderados por izquierdistas de la anterior CIO, es lo que define la historia de la L-8751.
Local 8751 lucha por justicia
En la lucha de desegregación racial de 1974 en Boston, cuando los grupos racistas y fascistas, bajo la farsa de “luchar contra la transportación forzada” instigaron ataques por turbas de linchamiento contra las/os niños que viajaban en los autobuses escolares, los conductores llevaban a las/os niños de manera segura a la escuela. El L-8751 ha participado en todas las luchas por la justicia en Boston: por viviendas asequibles, empleos con salarios justos, igualdad de acceso a servicios de la ciudad, en apoyo a derechos por discapacidad y estudiantes con necesidades especiales, en defensa de líderes comunitarias/os en lucha, y contra el racismo y el sexismo.
El sindicato local fue una parte clave de la Coalición para Salvar el Correo Grove Hall, apoyando a los cuatro sindicatos de trabajadoras/es postales en una lucha exitosa que salvó a la oficina de correos en el corazón de la comunidad afroamericana de Boston.
El L-8751 ha estado en solidaridad con la comunidad LGBT mucho antes de que fuera una posición popular. El presidente François recientemente habló en un evento del Día de Liberación Trans del movimiento Vidas Negras Importan y, junto a los miembros del comité ejecutivo del sindicato, prometió apoyo a los derechos trans.
Las/os conductores de autobuses escolares han extendido su solidaridad a trabajadores de todo el mundo, más recientemente, a sindicalistas colombianos que enfrentan terror paramilitar. Incluso en medio de su propia lucha, el L-8751 participó en mayo en la Conferencia “Alto a las guerras aquí y en el exterior” de la Coalición Nacional Contra la Guerra, que atrajo a más de 400 delegadas/os de EUA y Canadá.
Precisamente por el legado político del sindicato — y la multiplicidad de ataques de Veolia/Transdev contra trabajadoras/es y oprimidas/os del mundo — los esfuerzos de recontratar a los dirigentes sindicales despedidos han sido relacionados con el movimiento Vidas Negras Importan; la campaña palestina de Boicot, Desinversión y Sanciones; el movimiento de los derechos de agua; la huelga y cierre patronal de trabajadores siderúrgicos; la lucha de Mumia Abu-Jamal; los derechos de personas LGBTQ; y la lucha global contra la austeridad.
Por todo lo que hacen los cuatro sindicalistas, han ganado el apoyo de diversas fuerzas como los Círculos Bolivarianos, la comunidad palestina, Fanmi Lavalas, Orgullo Gay en el Trabajo, y de líderes de la comunidad negra como el concejal Charles Yancy, el ex concejal Chuck Turner, el líder Mel Rey, y el locutor de radio/TV Charles Clemons. Recientemente, una nueva e histórica relación ha surgido entre el liderazgo negro de Boston y el liderazgo sindical predominantemente blanco de la ciudad para apoyar al L-8751 que es 98 por ciento personas de color.
Todas estas fuerzas están dispuestas a apoyar una huelga de las/os conductores si es necesario. La solidaridad puede vencer a Transdev.
De las Vidas Negras Importan, a la lucha de clases
El ataque de Veolia/Transdev ha unido a la membresía multinacional haitiana, afroamericana, caboverdiana, latina, indígena y a las/os conductores antirracistas blancos. La mayoría de conductoras/es haitianos contarán su propia historia — cómo las/os esclavos haitianos de origen africano se liberaron a sí mismos al expulsar a los colonialistas franceses. Confían en que pueden vencer a esta empresa francesa anti sindical y racista.
El resultado de esta lucha tendrá repercusiones de largo alcance. Ahora más que nunca, hay una convergencia de la lucha de clases y la lucha contra el racismo. La opresión nacional es el instrumento principal utilizado para dividir nuestra clase — pero al mismo tiempo es el talón de Aquiles del capitalismo. Esto es lo que hace que los horrores del capitalismo queden más agudamente expuestos, desde Gaza a ciudades de EUA, con la epidemia genocida de asesinatos policiales.
El capitalismo está en una crisis incurable. La clase dominante se ve amenazada por este modelo revolucionario de sindicalismo de justicia social y derechos civiles: el Sindicato de Conductores de Autobuses Escolares de Boston.
Sin embargo, desde el punto de vista de la clase trabajadora, este ejemplo debe ser replicado. Hasta ahora, el movimiento sindical estadounidense carece de una posición clara de solidaridad con el movimiento Vidas Negras Importan. Por ejemplo, el presidente internacional del sindicato de Trabajadores Automotrices Unidos (UAW) Dennis Williams, todavía no ha pronunciado las palabras “Vidas Negras Importan”. Este es el sindicato que se jacta de haber sido uno de los dos sindicatos que endosaron la manifestación de 1963 en Washington donde Martin Luther King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”.
En la década de 1940 hubo “huelgas de odio” por trabajadores automotrices racistas blancos — a menudo incitados por la dirigencia — que querían mantener a los trabajadores negros segregados en los peores trabajos. El UAW se negó a defender a los racistas cuando enfrentaron disciplina. El sindicalismo de derechos civiles debe ser revivido.
Cuando los sindicatos asuman una autoridad moral y se levanten contra el racismo y la intolerancia como el L-8751 ha hecho durante cuatro décadas, es que se podrá construir una fuerte solidaridad de clase trabajadora.
Ya en 1848 Karl Marx dijo que el logro más importante de los sindicatos no era un aumento de sueldo o una reducción de la jornada, sino la “unión cada vez mayor y más amplia de los trabajadores”. La construcción de la solidaridad entre comunidad y sindicato, que amplía la alianza entre trabajadoras/es y oprimidos será el logro perdurable de la lucha para volver a contratar a los dirigentes despedidos.
Martha Grevatt es trabajadora UAW de Chrysler por 28 años.
Minnie Bruce Pratt contribuyó a este artículo.
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