24 de febrero – El gobierno izquierdista Syriza en Grecia ha aceptado una retirada negociada de sus promesas electorales después de un cara a cara con los banqueros europeos, liderados por el capital financiero alemán. Esto pone fin a esta última fase de la lucha del pueblo griego contra la austeridad. Pero esta lucha, si bien puede ser una pausa, no debe permitirse que muera.
Lo que ha terminado es la idea de salir de la esclavitud de la deuda que les ata a los rapaces banqueros de Europa a través de las negociaciones, sin totalmente romper con la eurozona.
La fase de conciliación – de tratar de aplacar a los poderes financieros en Berlín, París, Roma, Madrid y Ámsterdam a través de negociaciones y apelaciones a la razón a fin de obtener su consentimiento para levantar las cadenas de la esclavitud de la deuda impuesta a las masas griegas – ha demostrado ser ilusoria. Aunque las negociaciones puedan prolongarse durante un tiempo, esta estrategia no podrá tomarse más en serio por la población griega.
Después de dos semanas de negociación con 18 gobiernos y ministros de finanzas hostiles, el gobierno recién electo encabezado por Alexis Tsipras revirtió sus posiciones fundamentales. Había prometido romper con el régimen de austeridad impuesto a Grecia por la Troika – el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Regímenes anteriores aceptaron estas condiciones onerosas a cambio de préstamos de rescate.
Al salir el dinero de los bancos griegos a una velocidad de €2 mil millones por semana y el BCE suspender todo el crédito, el nuevo gobierno se estaba quedando rápidamente sin dinero. Los banqueros alemanes exprimían tan fuerte a Syriza, que enfrentaba un colapso financiero o una humillación política – si aceptaba permanecer en la eurozona.
En el convenio, cautelosa y condicionalmente acordado ahora por los ministros de finanzas europeos, el gobierno Syriza se ha comprometido a vivir dentro de los lineamientos básicos de austeridad establecidos por y bajo la supervisión de la Troika, que cambió de nombre a “instituciones” en una medida para guardar las apariencias. El FMI y el BCE ya han expresado su preocupación sobre el acuerdo.
El gobierno griego ahora será elegible para un préstamo de €7 mil millones que iba a ser pagado el 28 de febrero. Pero el BCE y la CE han dicho que no se pagará hasta que se implementen las concesiones señaladas por Syriza. Al escribir estas líneas, no se ha especificado cómo el gobierno va a evitar un incumplimiento inminente, pero se supone que esto se ha resuelto.
Syriza dada cierta latitud
Syriza conservó cierta flexibilidad para permitir que el gobierno griego de forma a los términos de su programa de austeridad, con sujeción en todo momento a la verificación y aprobación de las “instituciones”. Syriza enfatizó en el acuerdo que buscaría impuestos sin pagar por los ricos, enfrentaría el fraude corporativo y tomaría otras medidas para aumentar los ingresos que no tuvieran un impacto negativo en las masas.
Hay tanta corrupción en la sociedad capitalista que Syriza puede ser capaz de exprimir miles de millones de la clase dominante y la burocracia griega con el fin de entregar una buena cantidad de dinero a los banqueros europeos.
Syriza ha escrito en el acuerdo el derecho al aumento del gasto público y la distribución de ayuda a las/os pobres a través de (lentamente) aumentar el salario mínimo, las pensiones, prestar atención sanitaria y otras medidas posibles para aliviar de inmediato la crisis económica en sectores de la población. Pero todo esto debe ser aprobado por la Troika.
Así que todas las promesas originales de Syriza – no trabajar con la Troika, exigir una reducción de la deuda, rechazar el rescate y revertir las medidas de austeridad impuestas al pueblo griego – han sido abandonadas en cara de la extrema extorsión financiera de los banqueros europeos.
Aunque no hay justificación para esta retractación, hay que señalar que se hizo bajo coacción extrema. Syriza estaba en el poder por sólo un mes y no tenía tiempo para tener un control sobre el gobierno o sus finanzas, ni hablar de prepararse para la agresión económica después de una ruptura de negociaciones. La mayor parte del mes se consumió en discusiones con banqueros. Así que Syriza no estaba preparado para defenderse del estrangulamiento económico amenazado por Berlín.
Gran cambio hacia Syriza siguió las elecciones
Este acuerdo con las “instituciones” es inestable. Podría ser alterado por una rebelión entre las masas griegas o por una intervención aún más dura de los banqueros, o por ambas.
Pero por el momento hay una pausa temporal en la lucha. Y es necesario evaluar lo sucedido para seguir adelante. Hay muchos aspectos de la lucha para examinar.
En primer lugar, ¿qué significó la victoria de Syriza? y más importante, ¿qué significó el aumento de la popularidad de Syriza después de hacer promesas audaces de desafiar y hacer retroceder la austeridad, lo que catapultó a Syriza hace un mes con el 36 por ciento de los votos?
¡Después que ganó y continuó haciendo declaraciones, su popularidad subió al 75 y 80 por ciento! Las personas que se cambiaron a Syriza después de la votación eran principalmente seguidores del Nuevo Partido Democrático de centro-derecha. Así que un amplio sector de las masas, a pesar de su identificación con los grandes partidos capitalistas, apoyaron la lucha de Syriza contra la austeridad, una vez vieron que no eran sólo promesas, sino medidas concretas que se estaban programando.
Las/os marxistas deben saber que este enorme y repentino cambio en la orientación política de la población indicó que las masas griegas estaban llegando al punto en que no podían seguir por el viejo camino y estaban dispuestas a cambiar su lealtad a un partido que pensaban podría aliviar su sufrimiento. El hecho de que el pueblo se equivocara sobre Syriza no debe hacer que otras fuerzas de izquierda ignoren esta dramática señal. Al contrario, deberían aprovecharla.
Entre las lecciones de la lucha es que la victoria parlamentaria por sí sola no puede sostenerse sin la lucha de masas en las calles, y que será necesario intensificar la lucha de clases para hacer retroceder la austeridad.
El contexto para el cambio político hacia Syriza es el hecho de que Grecia está viviendo ahora el equivalente a la Gran Depresión. La producción ha caído un 25 por ciento en cinco años. El desempleo oficial es 25 por ciento; el desempleo juvenil oficial es más del 50 por ciento.
Casi la mitad de la población vive en o debajo de la línea de pobreza. La gente ha estado en busca de alimento y leña en los bosques, buscando en vertederos de basura y comiendo en comedores sociales. Están viviendo sin cuidado de salud, servicios sociales, electricidad, transporte y así sucesivamente. En estas condiciones, la campaña de Syriza contra la austeridad provocó una masiva oleada hacia delante.
Respiro para prepararse a luchar
Ahora mismo hay un “espacio para respirar” de cuatro meses antes de la próxima batalla sobre austeridad con los banqueros europeos. Es cuando el actual contrato de préstamo se agota. Ese espacio se debe utilizar para prepararse para la siguiente fase de lucha – si la lucha no comienza antes.
Los banqueros alemanes y otros europeos no tienen ninguna intención de dejar que Syriza de al pueblo griego ningún alivio fundamental en las condiciones generales de austeridad. Estos banqueros tratan de exprimir cada euro posible de las masas griegas. Las condiciones de penuria continuarán y el descontento de la población se profundizará.
No basta con simplemente denunciar Syriza
El denunciar a Syriza y mantenerse al margen diciendo que la lucha está perdida sería negligente. En este sentido, es importante analizar las posiciones adoptadas, sobre todo por las organizaciones marxistas que han denunciado a Syriza por no luchar por el socialismo y confinar la lucha en el capitalismo.
Eso equivale a una racionalización para no dar a esta lucha un apoyo revolucionario crítico porque está siendo liderada por Syriza. La lucha entre el capitalismo y el socialismo nunca ha sido el eje de esta lucha. El foco central de la lucha es contra la austeridad impuesta por la Troika.
Es ridículo que izquierdistas acusen a Syriza de no luchar por el socialismo y que lo usen como pretexto para alejarse de la lucha. El liderazgo de Tsipras nunca iba a luchar por el socialismo. Su liderazgo es eurocomunista originalmente. El eurocomunismo, que dio la espalda al campo socialista y la URSS, abandonó la lucha de clases como forma de lucha. Toda/o izquierdista marxista podía anticipar que el liderazgo de Syriza iba a permanecer dentro de los límites del capitalismo.
La cuestión, en cuánto a las masas y objetivamente se refiere, era cómo hacer retroceder a los banqueros y aliviar las horrendas condiciones de esclavitud de la deuda impuesta al pueblo griego. Esto debería haber sido una señal para las/os marxistas a integrarse completamente en la lucha, para exigir la salida de la eurozona, mientras paciente y persistentemente explicaran a las masas que el camino correcto es salir de la empuñadura del capital financiero europeo y luchar contra el capitalismo como el único camino para poner fin a la austeridad.
Cualquier partido que trajera ese mensaje a la lucha hubiera sido verdaderamente reivindicado por el actual giro de acontecimientos y hubiera podido aumentar su influencia y la influencia del pensamiento revolucionario en la Grecia de hoy. Hacer eso hubiera sido seguir la táctica leninista de dar apoyo crítico revolucionario a una lucha iniciada por los opositores políticos, no importa cuán reprensibles sean, mientras se mantiene un programa revolucionario independiente.
Si las masas están siguiendo con afán a los socialdemócratas por falta de conocimiento, entonces las/os revolucionarios tienen que encontrar una manera de obtener una audiencia y traer ese conocimiento. Para eso, las/os marxistas deben estar en la lucha contra la austeridad al lado de las masas. Esa es la forma de vincular la lucha contra la austeridad con la lucha contra el capitalismo y por el socialismo.
Al alejarse de las masas, la izquierda permite que el liderazgo de Syriza tenga el monopolio de la línea política. Así se entrega la lucha política a la socialdemocracia. Pero el objetivo es ganar a las masas y distanciarlas de los socialdemócratas.
Mientras las/os marxistas traen su programa completo para la lucha contra la austeridad es erróneo condicionar que las/os reformistas hagan la misma asociación. Es precisamente porque son reformistas que no hacen esos vínculos.
Cuando un agravio inmediato como la austeridad, se enfrenta a las masas, y los opositores están liderando la lucha contra la austeridad, es erróneo que las/os socialistas exijan que esos opositores luchen por el socialismo como condición para entrar en un bloque con ellos contra el agravio inmediato. Eso desacredita el socialismo.
Martillos y hoces necesarios en las calles
Esperemos que en la próxima fase de la lucha, los banqueros euro vean una escalada de la lucha de masas, con martillos y hoces en las calles entre las masas populares en una lucha continua para hacer retroceder la austeridad. La amenaza de una lucha anticapitalista podría convertirse en un factor que hace a los banqueros vacilar en su campaña de agresión económica.
Si es posible aglutinar a las masas para forzar una ruptura con la eurozona, el gobierno tendrá que estar preparado para tomar medidas fuertes como la nacionalización de los bancos y las grandes empresas y establecer controles para mantener el flujo de salarios, mantener los precios bajos y evitar el acaparamiento. Habrá que pensar en las relaciones comerciales internacionales y todas las demás medidas que tendrán que adoptarse si Grecia rompe con la eurozona en la próxima ronda de lucha.
Esto se puede poner en marcha en el marco del capitalismo pero puede ser un puente hacia la revolución socialista.
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