Hay un elefante en el debate sobre el clima que por exigencia de los Estados Unidos no puede ser discutido y ni siquiera reconocido. Este acuerdo de ignorar al elefante es ahora la base aceptada de todas las negociaciones internacionales sobre el cambio climático.
Es bien sabido que el Pentágono, la maquinaria militar de Estados Unidos, es el consumidor institucional más grande del mundo de productos derivados del petróleo y el peor contaminante a nivel mundial de las emisiones de gases de efecto invernadero y muchos otros contaminantes tóxicos. Sin embargo, el Pentágono tiene una exención total en todos los acuerdos internacionales sobre el clima.
Desde de las negociaciones de los Acuerdos de Kioto o el Protocolo de Kioto en 1998, en un esfuerzo por ganar el cumplimiento estadounidense, todas las operaciones militares de EUA en todo el mundo y dentro del territorio estadounidense han estado exentas de medición y de los acuerdos sobre la reducción. El Congreso de Estados Unidos aprobó una disposición explícita que garantiza exenciones militares estadounidenses. (Interpress Service, 20 de mayo de 1998)
La exención militar total de Estados Unidos a partir de los cálculos de emisiones de gases de efecto invernadero incluye a más de 1.000 bases estadounidenses en más de 130 países por todo el mundo, sus 6.000 instalaciones en los EUA, sus portaaviones y sus aviones jet. También se excluyen sus pruebas de armas y todas las operaciones multilaterales como la OTAN— comandado por Estados Unidos; y la Africom, la alianza militar de Estados Unidos que ahora cubre a África. La disposición también exime las actividades sancionadas por la ONU/EUA en los “mantenimientos de la paz” y las “ayudas humanitarias”.
Después de obtener esta gigante concesión, el gobierno de Estados Unidos aún se negó a firmar el Acuerdo de Kioto, saboteando así años de esfuerzo internacional para forjar un acuerdo.
Las disposiciones del Protocolo de Kioto sin embargo, se convirtieron en la base de todas las futuras reuniones internacionales propuestas sobre un tratado climático, incluyendo Copenhague 2009, Cancún 2010, Durban 2011, Doha 2012 y la próxima 21ª Conferencia de las Naciones Unidas de las Partes sobre Cambio Climático que se celebrará en París en 2015.
En todas las conferencias internacionales anteriores era una y otra vez el gobierno de Estados Unidos el que saboteaba las reuniones y se negaba a respetar cualquier tratado. El gobierno de Obama el 27 de agosto volvió a confirmar que en la próxima reunión de septiembre de la ONU en Nueva York, preparatoria para la reunión del 2015 en París, podría presentarse sólo un acuerdo no vinculante.
Papel de las/os activistas de base
A menos que las/os activistas ambientalistas a nivel de base desafíen esta exención de la máquina militar estadounidense y comiencen a centrarse en la fuente más peligrosa del calentamiento global y el cambio climático, el movimiento va a perderse en generalidades vagas, esperanzas utópicas y acuerdos sin dientes.
La única esperanza de que el flujo masivo en septiembre en la ciudad de Nueva York pueda tener un impacto, es si las voces independientes pueden empezar a desafiar conscientemente al mayor contaminador mundial.
La exposición de los terribles costos sociales del militarismo estadounidense también debe ser parte del desafío. El papel militar de Washington actúa para reforzar constantemente a todos los niveles, el aparato estatal represivo.
Durante décadas, y a un ritmo acelerado desde el 2001, el ejército ha proporcionado un sinfín de equipos de guerra a la policía de municipios y estados, a unidades de la Guardia Nacional y a las oficinas del sheriff. La juventud de las naciones oprimidas dentro de los EUA se ha convertido en blancos de un estado policial extremadamente extendido. Las imágenes recientes de tanques y de la policía blindada en Ferguson, en el estado de Misuri, confirmaron a millones los resultados de esta política racista.
La exposición de la devastación de las guerras estadounidenses en Irak, Afganistán y Libia es esencial. Estas guerras de Estados Unidos han esparcido cientos de toneladas de residuos radiactivos procedentes de misiles con uranio empobrecido. Han contaminado el suelo y el agua de vastas regiones bajo la ocupación estadounidense con benceno y tricloroetileno, resultado de las operaciones de la base aérea, y de perclorato, un ingrediente tóxico en los cohetes.
Más de 1.000 instalaciones militares en los EUA están contaminadas con éstos tóxicos. Las bases militares encabezan la lista de sitios contaminados del Superfund*. Las comunidades más pobres, especialmente las comunidades de color, son las más gravemente afectadas por este continuo envenenamiento militar.
Es esencial el conectar la exención del Pentágono de las negociaciones internacionales con su papel principal como protector y expansionista del poder corporativo a escala global. Las corporaciones más poderosas y rentables son las corporaciones petroleras y militares. Estos son los otros contaminantes principales.
Pentágono admite cambio climático
A diferencia de los fanáticos derechistas y los que niegan el cambio climático en el Congreso, el Pentágono no niega el impacto devastador que el cambio climático tendrá en todos los aspectos de la vida en el planeta.
Sus propios estudios publicados confirman el peligro. Pero los oficiales de Estados Unidos se han comprometido a lo que ellos llaman “dominación de espectro completo”. Así que cada estudio del cambio climático por los planificadores militares se basa en evaluar cómo aprovechar la crisis futura para afianzar el poder corporativo estadounidense más firmemente y proteger al sistema capitalista irracional que ha creado esta crisis que amenaza a toda la humanidad.
Los estudios del Pentágono no son sobre los planes para entregar ayuda de emergencia ante los desastres climáticos como inundaciones, sequías, hambrunas, epidemias, tifones, tornados, huracanes, tormentas de hielo, escasez de agua y daños a la infraestructura. Los planes de sus colegios de guerra y sus grupos de estudio son sobre cómo extraer concesiones políticas sobre derechos de atraque y futuro acceso militar en el tiempo cuando un país está asediado por grandes necesidades de emergencia.
Por ejemplo, el Departamento de Defensa de Estados Unidos publica cada cuatro años una Revisión Cuadrienal de Defensa (Quadrennial Defense Review, QDR). Este es un esquema amplio de la estrategia militar de Estados Unidos. (tinyurl.com/pn4awm8)
El QDR 2014 describe la amenaza del cambio climático como “una vulnerabilidad muy grave de seguridad nacional”. Al igual que el QDR 2010, plantea el problema de cómo mantener la hegemonía militar global de Estados Unidos frente a las cada vez peores perturbaciones climáticas globales.
La casta militar se centra en mantener el dominio de Wall Street y las relaciones de propiedad capitalista durante una crisis. Hay preocupación por preservar la autoridad de sus títeres, aliados y colaboradores. El informe subraya la importancia de desarrollar nuevas políticas, estrategias y planes.
“El cambio climático plantea otro reto importante para Estados Unidos y el mundo en general. A medida que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, los niveles del mar suben, aumentan las temperaturas globales promedio y se aceleran los patrones climáticos severos.
“Los impactos del cambio climático pueden aumentar la frecuencia, escala y complejidad de las misiones futuras, incluyendo la ayuda de la defensa a las autoridades civiles. … La disponibilidad operacional del Departamento depende del libre acceso al entrenamiento en tierra, aire y mar”.
La planificación militar y corporativa cruelmente se centra en la manera de tomar ventaja de los cambios que amenazan la vida.
Un ejemplo muy alarmante es la “Estrategia Nacional para la Región del Ártico”. Este informe de la Casa Blanca comienza elogiando al Ártico como “un lugar extraordinario”. Pero rápidamente define la necesidad de centrarse en las prioridades estratégicas para satisfacer los futuros retos y oportunidades.
La esencia del informe es que al derretirse la capa de hielo polar, el “nuevo entorno ártico” significa que “los recursos oceánicos están más fácilmente accesibles al disminuir el hielo del mar”. Esta es una oportunidad para acceder a la vasta fuente sin explotar de petróleo, gas y recursos minerales y aumentar el flujo de combustibles fósiles. En otras palabras, grandes ganancias para las grandes petroleras. (tinyurl.com/cw2dvhk)
El Centro de Análisis Navales también ha preparado informes ominosos de la política estadounidense en este periodo de crisis climática global. Once generales y almirantes jubilados se reunieron en el 2007 para examinar las implicaciones del cambio climático a la seguridad.
En el 2014, este centro de investigación y desarrollo financiado por fondos federales produjo un estudio titulado “Seguridad nacional y los riesgos acelerados del cambio climático”. El estudio estaba encabezado por Michael Chertoff, ex secretario de seguridad nacional y Leon Panetta, ex secretario de defensa. Este informe considera el cambio climático como la fuente de inestabilidad internacional y la mayor amenaza para el orden establecido capitalista.
Este estudio, una vez más, no es sobre cómo utilizar la enorme capacidad tecnológica de la maquinaria militar de EUA para proporcionar soluciones o asistencia de emergencia. Todo se plantea en términos de seguridad nacional frente a supuestas y potenciales amenazas terroristas.
“En África, Asia y el Medio Oriente, ya estamos viendo cómo los impactos de fenómenos meteorológicos extremos, tales como sequías prolongadas e inundaciones – y la resultante escasez de alimentos, la desertificación, el desplazamiento de la población y la migración masiva, y la elevación del nivel del mar – están planteando desafíos a la seguridad a los gobiernos de estas regiones. Vemos a estas tendencias crecer y acelerarse.
“El cambio climático actúa como un multiplicador de la amenaza de inestabilidad en algunas de las regiones más volátiles del mundo. … Plantea una grave amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”.
El informe insta a “la mejora de la potencia de combate de EUA” y la “evaluación del impacto en instalaciones militares de EUA en todo el mundo debido al aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos”. (tinyurl.com/lreswx8)
Basado en estos informes y en el papel destructivo y egoísta de EUA en cada reunión climática en más de 20 años, está claro que el poder corporativo de Estados Unidos y la monstruosa maquinaria militar que ha financiado expropiando más de la mitad del presupuesto federal cada año desde hace décadas, es un enemigo de los pueblos del mundo y una amenaza para todas las formas de vida en el planeta. Esto debe convertirse en foco para activistas ambientalistas clasistas. Esto contribuiría enormemente a la comprensión de la fuente y las soluciones reales a esta crisis global.
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