Editorial Workers World-Mundo Obrero
Un peligroso conflicto ha estallado entre la República Popular China y la República Socialista de Vietnam sobre la colocación de una plataforma petrolera china gigante en las inmediaciones de las islas Paracelso.
El 2 de mayo, China colocó el equipo de perforación de petróleo Haiyang-981 con valor de mil millones de dólares, propiedad de la Compañía Nacional de Petróleo de China, en aguas reclamadas por ambos países. El equipo iba acompañado por 80 barcos chinos. Estalló el conflicto. Los buques fueron chocados y cañones de agua chinos fueron disparados contra los barcos vietnamitas. Hubo manifestaciones en Vietnam; fábricas extranjeras fueron dañadas y destruidas.
Hacemos un llamado a la República Popular China para que dé el primer paso en revertir la escalada de esta crisis y lidere al camino en la búsqueda de una solución mutuamente aceptable y mutuamente beneficiosa a este conflicto.
China es una gran potencia con la segunda economía más grande del mundo, una quinta parte de la población mundial y está desarrollando un poder tecnológico, económico y militar. Vietnam es un país relativamente pequeño, en vías de desarrollo, que está luchando para revivir y recuperarse de décadas de invasión y destrucción imperialista.
El liderazgo chino está muy consciente de que, debido a las relaciones históricas entre China y Vietnam, los vietnamitas pueden considerar la colocación forzosa de la plataforma petrolera como un ejercicio de chovinismo por una gran potencia. No sabemos hasta qué punto los agravios económicos jugaron un papel en las protestas que se han extendido en Vietnam y en qué medida las protestas reflejan el resentimiento contra lo que muchas/os vietnamitas podrían considerar como intimidación.
Vietnam no tiene el poder para evitar que China coloque la plataforma petrolera, ni tiene los recursos ni la tecnología para crear su propia plataforma y explotar los recursos que podrían estar bajo el mar.
El gobierno vietnamita se opuso vehementemente a este despliegue. Ambos países afirman que la plataforma petrolera está en sus aguas territoriales, y ambos países avanzan reivindicaciones históricas de las islas, que están deshabitadas y se encuentran en una región cercana a donde se han encontrado depósitos de petróleo y gas. También es una zona vital de pesca.
Aunque ambos países han hecho enormes concesiones al capitalismo en sus economías, ambos todavía tienen intactas las instituciones estatales centralizadas establecidas por sus respectivas revoluciones. Ambos todavía tienen al partido comunista en el poder. Hemos defendido a ambos países frente al imperialismo y a la contrarrevolución capitalista y seguiremos haciéndolo.
Recurrir a reclamaciones de derecho internacional y de precedentes históricos son las bases equivocadas sobre las que estos dos países deben tratar de resolver esta disputa. Eso es para potencias imperialistas y capitalistas, no para países socialistas que deberían ser aliados.
En octubre del 2011, ambos países entraron en conversaciones en las que se comprometieron a resolver este tipo de conflictos de manera pacífica a través de negociaciones y sobre bases de interés mutuo. Se establecieron líneas directas entre las dos capitales y se establecieron grupos de trabajo.
Ese acuerdo se ha roto. Instamos a China, como potencia mayor, tomar la iniciativa para restaurar una relación de colaboración que pueda calmar la crisis de una manera que no solo sea aceptable para ambas partes sino para que también sea mutuamente beneficiosa. Debe permitir que Vietnam participe de los beneficios de los logros tecnológicos chinos y tenga acceso a los recursos que urgentemente necesita. Esa sería la mejor forma de salir de esta crisis.
Sin duda, tanto China como Vietnam necesitan establecer derechos militares y económicos en sus aguas costeras en contra de la Flota estadounidense del Pacífico y el llamado “eje asiático” de Washington, así como la creciente beligerancia del imperialismo japonés.
Una forma en la que China podría mostrar un fuerte rechazo al imperialismo y levantar la moral de las masas en Asia del Este sería tomando medidas firmes hacia la reconciliación con Vietnam — para borrar todos los rastros de dominación por una potencia más fuerte y colocar las relaciones sobre una base de colaboración y solidaridad internacional, sin tener en cuenta el derecho internacional, los precedentes históricos o apelaciones a cualquier forma de legalidad capitalista.
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