19 de marzo – La abrumadora participación popular de las masas de Crimea que afirmaron su decisión de separarse del régimen golpista de Kiev en Ucrania y asociarse con Rusia, es el primer gran revés para los EE.UU. y la OTAN en su marcha hacia el Este en 15 años.
Esto constituye un punto de inflexión en la situación internacional. El establecimiento imperialista irresistiblemente expansionista de Washington ha confrontado directamente a Rusia al tomar control del gobierno ucraniano.
El régimen nacionalista de Putin de oligarcas contrarrevolucionarios no es una respuesta a los problemas de las masas populares en Crimea o a las/os obreros y campesinas/os de Ucrania. Las organizaciones de trabajadoras/es y las/os comunistas deben conservar su independencia de clase en esta lucha, promover la solidaridad de clase y tener cuidado de no caer en el chovinismo gran ruso o el nacionalismo burgués.
Pero al mismo tiempo, deben oponerse a cualquier victoria para la campaña bélica de Washington en la región, que es el mayor peligro.
Desde la caída de la URSS y Europa del Este, la OTAN se ha tragado nueve países del antiguo campo socialista en Europa del Este y tres repúblicas bálticas ex soviéticas. Esta expansión hacia las fronteras de Rusia ha tomado lugar en pasos y con poca resistencia.
En la marcha de la OTAN hacia el Este— una marcha para cercar a Rusia en su frontera occidental— la incautación de Ucrania era un paso final y decisivo. Pero los militaristas y expansionistas en el Pentágono, la Casa Blanca y el Departamento de Estado se olvidaron de cuál es la real relación de fuerzas en el campo de batalla.
Parecen haber olvidado que Rusia tiene una poderosa fuerza militar, incluyendo armas nucleares y un enorme ejército. La subsecretaria de Estado, Victoria Nuland y otros neoconservadores y los derechistas en Washington que estaban ejecutando la operación de Ucrania se centraron de manera tan estrecha en el acaparamiento del poder político que hicieron caso omiso de la historia de Ucrania. Confundieron a los oligarcas pro imperialistas y nacionalistas ucranianos en Kiev, Lviv y otras partes del oeste de Ucrania con el país entero.
Washington subestimó masas ucranianas
Por encima de todo, nunca previeron la posibilidad de la intervención de las masas ucranianas, especialmente en Crimea y en el este y sur del país. Parecen no haberse dado cuenta de todas las estatuas de Lenin, las calles con nombres de comunistas y los monumentos a las victorias contra el fascismo. Ni siquiera los oligarcas ucranianos contrarrevolucionarios se habían atrevido a derribarlos.
Después de que por años Washington y la OTAN trataran sin miramientos a país tras país en el ex campo socialista, esta es la primera toma que se ha topado con la resistencia dual de la población local y el Estado ruso.
Washington ganó su objetivo en Kiev por la subversión política y la movilización de fuerzas fascistas para el derrocamiento del gobierno legalmente electo, encabezado por Viktor Yanukovich. Luego instaló un gobierno títere no elegido y ganó el control político de Kiev.
Pero con la toma del gobierno de Ucrania en Kiev por Washington y sus socios menores en la Unión Europea, la cantidad se ha convertido en calidad. Los imperialistas en Washington han traspasado una línea roja y los han cogido desprevenidos por la respuesta rápida y contundente que recibieron, especialmente en Crimea.
Washington sufrió un humillante desaire con la masiva participación democrática en Crimea. Las advertencias de Estados Unidos a Rusia contra la federación de Crimea fueron evidentemente inútiles e ineficaces. Y para empeorar las cosas para ellos, el régimen marioneta no electo en Kiev no ha sido capaz de establecer su autoridad, como lo demuestra el creciente malestar y la resistencia en los grandes y principales sectores industriales del país en el este y en el sur.
Es cierto que EE.UU. y la UE todavía dominan Kiev, reforzado por los fascistas en el Partido Svoboda y el Sector de Derecha. Esta es sólo la primera batalla en una guerra que estará llena de futuros giros políticos, económicos y militares que no pueden preverse.
Pentágono quería sacar a la marina
rusa de Crimea
Una medida de la derrota, sobre todo para el Pentágono, se puede ver en los aullidos y gritos de los políticos capitalistas sobre la federación de Crimea con Rusia y la rapidez y decisión con que esto se logró.
El aullido parece verdaderamente desproporcionado —pero sólo si se deja al lado el hecho de que sacar la Flota rusa del Mar Negro de Sebastopol era un objetivo estratégico primordial del Pentágono. La esperanza era que al capturar el régimen en Kiev, hubiera sido posible invalidar el contrato de la flota rusa que se encuentra estacionada allí.
Mucha atención se ha centrado justamente en el objetivo de EE.UU. de llevar a la OTAN a Ucrania. Pero poco se ha dicho acerca de la voluntad del alto mando estadounidense de empujar a la marina rusa fuera de Crimea. La base en Sebastopol es el único puerto de aguas cálidas de Rusia y es su entrada estratégica al Mediterráneo, a Siria, así como a Irán.
Siria está ahora en gran peligro de ataque, ya que la nueva guerra fría se calienta.
Después de la toma del gobierno en Kiev, se habló de la cancelación de los contratos de la armada rusa en Sebastopol. Según el Telegraph de Londres el 1º de marzo, “Vitaly Klitschko, el campeón de boxeo que ahora es candidato para presidente en las elecciones de mayo, su unió a otros líderes de la revolución con un llamado a una ‘movilización general’ contra la amenaza rusa. Llamó al gobierno a cancelar el contrato de arrendamiento de la base naval rusa en Sebastopol”.
Austeridad económica socavará la situación política
Los estrategas de Washington han tomado el control de un gobierno en bancarrota que le debe dinero a los bancos extranjeros y se está quedando sin dinero en efectivo. Washington y la UE se han comprometido a rescatar al régimen. Por supuesto, eso significa rescatar a los banqueros y otros inversores a los que Kiev debe dinero. Pero esto requerirá préstamos del Fondo Monetario Internacional que solo se darán a condición de imponer recortes de austeridad en el presupuesto del gobierno y la privatización de las empresas estatales.
Específicamente, el FMI exigirá recortes a los subsidios de gas natural a la población, que serán miles de millones de dólares. Esto significará menos gasto gubernamental en el bienestar social, los servicios y las empresas públicas. Y significará recortes en las pensiones.
El acuerdo económico con la UE y el FMI iba a ser firmado el 21 de marzo. Pero esto ha sido postergado por el régimen por temor de atacar demasiado rápido a una población que ya está provocada.
Sin embargo, los préstamos del FMI solo se pueden posponer por un tiempo limitado puesto que el régimen en Kiev se está quedando sin reservas en efectivo para pagar sus deudas. No pasará mucho tiempo antes de que el régimen en Kiev se enfrente a una bancarrota. Para evitar eso, tendrá que someterse a los términos del FMI, lo que significa un gran ataque económico contra las masas. Las/os trabajadores en Ucrania verán rápidamente las consecuencias de “volverse hacia Europa” y su llamada “democracia” — es decir, la democracia para los ricos.
La exuberancia que emanaba de Washington después de que las tropas de choque fascistas obligaron al gobierno de Yanukovich fuera del poder, se ha transformado en furia entre los halcones en la prensa capitalista, el establecimiento político y los militaristas.
El ala derecha de la clase dominante estadounidense se frustra cada vez más al tener sus objetivos expansionistas bloqueados por lo que consideran una injerencia rusa con sus objetivos en Siria, Irán y otros lugares. John McCain y todos los voceros de los guerreristas del Pentágono están presionando por una nueva guerra fría.
El gobierno de Putin, por su parte, ha visto cómo la OTAN se extiende hacia las fronteras occidentales de Rusia. Moscú ha sido testigo de la llamada “Revolución Rosa” de Georgia en 2003, la “Revolución Naranja” de 2004 en Ucrania, la fallida “Revolución Denim” en Bielorrusia en 2005 y 2006, y el intento de derrocar el gobierno de Uzbekistán en 2006. Todas estas llamadas “revoluciones de colores” fueron financiadas por los EE.UU.: la Fundación Nacional para la Democracia — la cuál es en realidad un brazo de la CIA; Freedom House; las fundaciones de Soros y otras de su calaña.
El Pentágono está empujando en la dirección de una nueva guerra fría. Puede haber una desaceleración o una pausa temporal en el conflicto cuando ambas partes den un paso atrás para evaluar sus posiciones — sobre todo Washington y la UE. Pero eso no quita el peligro de nuevos conflictos los cuáles afectarán a las/os trabajadores y a las/os oprimidos de todo el mundo.
La insaciable ambición de los imperialistas por ampliar los límites de su dominación llevó a Washington y el Pentágono a apoderarse de Ucrania y llevar una amenaza mortal a las puertas de Rusia. Por el momento, la pelota está en la cancha de Washington.
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