Las familias y los/as individuos qua se encuentran en situación precaria por todo los Estados Unidos, se enfrentarán a más dificultades aún después del 1º de noviembre cuando el Congreso permitirá que alrededor de $5 mil millones al año sean recortados del programa de cupones de alimento, titulado oficialmente Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés).
El gobierno había aumentado la cantidad de la ayuda de cupones de alimentos por 13,6 por ciento en abril de 2009 como parte de su paquete de estímulo económico. Menos mal que lo hizo, pues el número de personas que reciben cupones de alimentos aumentó a un máximo histórico de 46 millones en 2012. Ahora el Congreso se niega a extender la fecha de expiración de ese financiamiento. Peor aún, esos peces gordos del Congreso están negociando nuevas reducciones en la dieta diaria de millones de personas.
El Congreso y la administración Obama dicen que están empeñados en recortar los gastos presupuestarios. Claro, siempre y cuando se haga en las espaldas del pueblo pobre y trabajador. El Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas informa que la familia promedio de tres tendrá que sobrevivir con solo $1,40 por persona por comida una vez que estos recortes sean promulgados. Los bancos de alimentos por todo el país están preocupados de que llamen a sus puertas mucha más gente hambrienta — y que no serán capaces de alimentarles.
Pero hay una solución presupuestaria simple que estos políticos imperialistas se niegan siquiera a considerar.
En el 2001, el Pentágono firmó un contrato para comprar 2.500 aviones de combate F-35. El Pentágono afirma que estos portadores de muerte costarán $159 millones cada uno. Sin embargo, el analista de costos militares Winslow Wheeler dice que el precio sigue subiendo. (time.com, 3 de junio)
Vamos a redondear $159.000.000 a $160 millones. A ese precio, el pago de 2.500 F-35 costaría 400 mil millones de dólares.
Antes de los recortes, el presupuesto de SNAP era de $80 mil millones. Al desechar el proyecto de los F-35, el gobierno podría financiar completamente el programa de SNAP por otros cinco años.
Es otro ejemplo atroz de dónde están las prioridades en una economía capitalista. Hacer la guerra en todo el mundo toma prioridad absoluta sobre la vida humana. Para los imperialistas, hacer recortes significativos en el presupuesto del Pentágono es risible, ni siquiera una opción.
Es por eso que, como siempre, le toca al pueblo trabajador y pobre exigir y luchar por su derecho a la sobrevivencia — y para cambiar el sistema capitalista por otro que coloca a la humanidad en primer término.
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