Artículos en la prensa capitalista dicen que el gran capital está perdiendo su influencia en el Partido Republicano. Pero esta no es la forma correcta de ver lo que está pasando. El gran capital ha perdido el control de una facción ideológica de la derecha en la Cámara de Representantes que en primer lugar, el mismo gran capital creó.
El gran capital ha pasado cuatro décadas fomentando la ideología de extrema derecha, y las organizaciones, publicaciones y candidatos/as políticos/as para exponer esa ideología. Durante la actual crisis gubernamental (cierre del gobierno/techo de la deuda), estas mismas creaciones hicieron que a los súper ricos les saliera el tiro por la culata.
Mientras la guerra civil en el Partido Republicano se desarrolla entre la facción del ultra- derechista Partido del Té (Tea Party) y la derecha convencional, son los/as trabajadores/as y los/as oprimidos/as quienes sufren. Los cheques de salarios se han detenido, los servicios se han suspendido; la supervisión de la seguridad en los puestos de trabajo y la labor de la Junta Nacional de Relaciones Laborales están paralizadas, la protección del medio ambiente se ha suspendido, y así sucesivamente.
En medio de esta crisis, el gran capital se preocupa sobre todo por los retrasos en los pagos del gobierno de los que depende. Sobre todo, la oligarquía financiera y el gran capital están preocupados por lo que va a pasar con el sistema de ganancias global en caso de que EE.UU. incumpla con los pagos de la deuda y no pague a los tenedores de bonos gubernamentales a tiempo.
Según el Washington Post, el presidente Barack Obama, el secretario del tesoro Jack Lew y la asesora principal de la Casa Blanca, Valerie Jarrett, tuvieron una conferencia telefónica el 11 de octubre con cerca de 150 ejecutivos de empresas quienes les instaron a evitar el incumplimiento. Después de la llamada, Jarrett se reunió con cabilderos de la Cámara de Comercio, la Asociación Nacional de Fabricantes, la Mesa de Servicios Financieros y otros grupos de negocios que representan a compañías aeroespaciales y de tecnología.
Jarrett le pidió a los grupos que “exhortaran a sus empresas miembros a que se comunicaran con los legisladores sobre la urgencia de encontrar una solución negociada”.
El grupo del Partido del Té es tan fanáticamente rígido y tan dedicado a destruir el programa de cupones de alimentos, acabar con cualquier programa de cuidado de la salud, destruir el Seguro Social y el Medicare entre otras cosas, que ha aprovechado la crisis de financiación/techo de la deuda gubernamental para exigir la rendición del Partido Demócrata y el gobierno de Obama a todas sus exigencias.
Sin duda, el gran capital no es enemigo de imponer medidas de austeridad para las masas. Donde difiere del Partido del Té es estrictamente en la cuestión del funcionamiento estable del sistema capitalista de ganancias y evitar un derrumbe financiero.
Como lo puso un periódico durante la crisis del límite de la deuda del 2011: “En la mayoría de las cuestiones económicas, el ala corporativa y el del Partido del Té del Partido Republicano están en sintonía. … Odian a los sindicatos y a los impuestos progresivos sobre la renta. En casi todas las políticas económicas de importancia – protegiendo los recortes de impuestos para los ricos, privatizando el Seguro Social, oponiéndose a la legislación de límites de emisiones de contaminantes, ampliando la perforación mar adentro, oponiéndose a fuertes leyes laborales a favor de los trabajadores, reduciendo el seguro por desempleo, limitando la autoridad de la Administración de Drogas y Alimentos, y muchas otras – las dos alas del Partido Republicano están de acuerdo”. (Huffington Post, 9 de agosto del 2011)
Los tipos del Partido del Té son tan pro-empresariales que los empresarios los apoyan en las elecciones para favorecer su propia agenda corporativa derechista en el Congreso. Sin embargo, como un representante de la Federación Nacional de Negocios Independientes dijo: “Nosotros los aprobamos en los asuntos de negocios. Nosotros no los aprobamos en la cuestión del límite de la deuda”. (WP, 11 de octubre)
El Manifiesto Powell
Los fanáticos anti-inmigrantes, sexistas, homofóbicos, racistas y anti- sindicales del Partido del Té, crecen en el terreno cultivado por los mismos líderes empresariales que están ahora en el teléfono con Obama y los políticos tratando de que éstos eviten la actual crisis.
En 1971, Lewis Powell Hijo, un poderoso abogado corporativo de entonces y miembro de 11 juntas empresariales, escribió el famoso “Memorando de Powell”, dirigido a la Cámara de Comercio. Más tarde llegó a ser conocido como el “Manifiesto Powell”. Dos meses después, el presidente Richard Nixon lo nombró a la Corte Suprema.
La extensa nota era una dura crítica derechista de lo que Powell consideraba la funesta situación política y social de la sociedad capitalista estadounidense, la cual él – y sus secuaces – consideraba que estaba amenazada. Él estaba escribiendo en medio del movimiento contra la guerra de Vietnam, la lucha de liberación negra y los movimientos de las mujeres y de la liberación gay.
La fuerza del radicalismo y el liberalismo estaba penetrando las sagradas instituciones del capitalismo, según Powell. Enfatizando los recintos universitarios y los medios de comunicación, Powell atacó la izquierda socialista y comunista, pero hizo hincapié en los sectores más amplios de la sociedad.
Condenó figuras como el abogado anti-racista y pro derechos civiles, William Kunstler, el defensor de los/as consumidores/as Ralph Nader y el profesor marxista Herbert Marcuse como ejemplos de cómo la vida pública estaba siendo dominada por la izquierda.
La nota pedía una contraofensiva organizada a largo plazo. Powell hizo un llamado a la Cámara para que se convirtiera en el centro principal de esta campaña. Abogó por la creación de fundaciones, centros de estudios, juntas de oradores, medios de comunicación de derecha (especialmente programas de televisión), y libros de texto para todos los niveles de la educación a fin de lograr una agenda derechista y pro empresarial en las escuelas. Propuso la publicación de libros, cuadernos y folletos que promovieran el capitalismo y las grandes empresas.
Denunció a los líderes empresariales por ser demasiado pasivos. Advirtió que la izquierda tenía personalidades atractivas e influyentes que eran escritores inteligentes, persuasivos y prolíficos.
Powell pidió a la Cámara establecer un equipo de intelectuales altamente calificados en las ciencias sociales que creyeran en el capitalismo. Los intelectuales debían revisar y modificar los libros de texto para contrarrestar la influencia de los grupos de derechos civiles y sindicatos. Debía haber oradores de la más alta aptitud, incluyendo del gran capital.
Powell pidió monitorear programas de televisión como “The Today Show” y “Meet the Press” y ejercer presión sobre las redes noticieras y la Comisión Federal de Comunicaciones para que llevaran ideología derechista a los medios de comunicación.
Diseñó un programa para asumir el control de las maquinarias políticas, influir en los tribunales, movilizar a los accionistas para fines electorales, y muchas otras medidas.
Viniendo desde las altas esferas de la clase dirigente, el manifiesto engendró una prolongada campaña para superar la era progresista y radical que comenzó con el movimiento de derechos civiles en la década de 1950. Ha sido acreditado por conducir al establecimiento de la Fundación Heritage, el Instituto CATO, Ciudadanos por una Economía Sólida (Citizens for a Sound Economy) y muchas otras organizaciones [N. de T.:derechistas] poderosas.
Acabar con la oposición al dominio del capital
Este fue el comienzo de una gran contraofensiva consciente y coordinada por la vanguardia capitalista para revocar la era progresista del movimiento de derechos civiles, el movimiento sindical y otros movimientos sociales. Su objetivo era aniquilar la oposición militante al dominio sin límites del capital.
La base del grupo actual de fanáticos derechistas fue creada durante décadas de condicionamiento. Todo el contenido del Memorando de Powell se ha hecho realidad a través del tiempo.
Este es el terreno de donde surgió el Partido del Té. Irrumpió en escena en 2010 con una campaña racista contra Barack Obama, utilizando su plan de seguro de salud como arma.
Y ahora esta odiosa creación del gran capital les ha salido como tiro por la culata en la crisis de la deuda. Generaciones de ideología salvaje, racista, anti-obrera y totalmente reaccionaria han sido promovidas por varios demagogos — desde Barry Goldwater y la John Birch Society, hasta la derecha cristiana, Rush Limbaugh y Glenn Beck.
Los fanáticos del Partido del Té son el resultado natural de la reacción capitalista. Están dispuestos a desestabilizar el sistema capitalista para promover sus ataques contra los/as trabajadores/as y los/as oprimidos/as — los mismos ataques que sus mentores corporativos les enseñaron a hacer.
El Partido Republicano ha sido el partido principal de la burguesía desde su fundación antes de la Guerra Civil cuando su énfasis se centraba en oponerse a la esclavitud. Después que ganó el Norte, el partido rápidamente se deshizo de su piel progresista. Abandonó la Reconstrucción Negra y, dejando a las masas afroamericanas del Sur a la merced de la antigua esclavocracia, entró en la era de los señores ladrones y en una guerra abierta contra los sindicatos.
El capitalismo estadounidense se convirtió en imperialismo con su intervención en Asia y América Latina a finales del siglo 19.
Hoy en día, ha entrado en su fase decadente, sin salida, acompañado por la reacción política que se refleja en el Partido Republicano.
Sin duda muchos millonarios y multimillonarios se sienten también muy a gusto en el Partido Demócrata. Y deben sentirse así, dada la naturaleza capitalista e imperialista de ese partido que hace guerra, recorta el presupuesto y promueve las deportaciones.
Pero el Partido del Té nace del Partido Republicano y de la burguesía en su conjunto. Al aislar las denuncias del Partido del Té de una denuncia de la clase capitalista y el capitalismo en su conjunto es mutilar la realidad. Después de haber creado este monstruo, la clase capitalista se enfrenta ahora ante el problema de rescatarlo del borde del caos financiero. Ahora se habla de financiar a opositores a la facción del Partido del Té en el Partido Republicano.
Por otro lado, la clase trabajadora se enfrenta a la tarea de movilizar contra los efectos devastadores del cierre del gobierno, así como impedir que las terribles consecuencias de un posible incumplimiento de la deuda, caiga sobre los hombros de los/as pobres y los/as oprimidos/as.
Goldstein es el autor de “El capitalismo en un callejón sin salida”
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