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¡Si no hay justicia para Trayvon Martin, no habrá paz para el sistema capitalista!

El Partido Workers World/Mundo Obrero se une a millones de personas dentro de Estados Unidos y alrededor del mundo en condenar en los términos más enérgicos el veredicto de “no culpable” en el juicio de George Zimmerman por el asesinato en segundo grado de Trayvon Martin. Zimmerman disparó fatalmente al desarmado joven Trayvon Martin de 17 años de edad, el 26 de febrero de 2012.

WW/MO también saluda a las personas de todas las nacionalidades y edades que han organizado y se han unido a las protestas, grandes y pequeñas, para exigir justicia para Trayvon Martin. Un factor importante de estas protestas es que han ayudado a unir una amplia gama de expresiones que van desde el enojo, frustración y dolor, hasta el desafío contra una flagrante parodia de justicia. Especialmente saludamos a las protestas que desafiaban la “vida como de costumbre”, como las que ocurrieron cuando miles de personas cerraron el sector de Times Square el 14 de julio en Nueva York, sentándose en protesta en las calles durante más de una hora y las cientos que cerraron la carretera núm. 10 en Los Ángeles.

En una inspiradora muestra de solidaridad entre latinos/as y negros/as, los/as Defensores/as del Sueño — un grupo de derechos civiles liderado por jóvenes inmigrantes — ha iniciado la protesta “Martes de ocupación” — una sentada de negros/as y latinos/as, incluyendo niños/as, frente a la oficina del gobernador de la Florida en Tallahassee el martes 16 para exigir la derogación de la represiva ley “Defienda su territorio” (Stand Your Ground) en honor de Trayvon.

Deploramos la vergonzosa muestra de violencia policial durante las manifestaciones. Después de que los/as manifestantes dejaron Times Square el 14 de julio para unirse a una protesta en Harlem, la policía, vestida con equipo antidisturbios, arrestó a 14 jóvenes.

En Los Ángeles, la policía utilizó balas de goma, principalmente contra jóvenes negros frustrados que llevaron a cabo una pequeña rebelión el 15 de julio tras un mitin en el Parque Leimert. Esta rebelión fue provocada no sólo por el veredicto de “no culpable” sino que fue también una salida justificable para estos jóvenes, que son “todos Trayvon Martin” porque son satanizados y criminalizados diariamente por la policía, los tribunales, las prisiones y la falta de trabajo. Catorce jóvenes han sido detenidos hasta ahora.

WW/MO exige la amnistía incondicional para todos/as aquellos/as arrestados/as o detenidos/as durante las protestas. Rebelarse no es un crimen. Es el sistema de justicia penal el que tiene la culpa.

Trayvon, linchado no una sino dos veces

 

A estas alturas todo el mundo sabe que Zimmerman, un aspirante a policía y vigilante en una comunidad cerrada en Sanford, Florida, acechaba a Martin debido a que era negro y vestía una sudadera con capucha. Incluso después de que un despachador de la policía le instruyera que no confrontara a Martin, Zimmerman lo atacó de todos modos y luego lo mató. A Zimmerman la policía y la alta administración de la ciudad le permitieron estar libre durante seis semanas, hasta que las protestas masivas en todo el país forzaron su arresto.

Ese fue el primer linchamiento de Martin.

El segundo linchamiento de Martin tuvo lugar durante el proceso judicial. La jueza puso restricciones a la Fiscalía impidiendo que se presentara la evidencia de que Martin fue perfilado racialmente por Zimmerman, quien tenía una historia conocida de considerar a los jóvenes negros como “sospechosos”. Al equipo de defensa de Zimmerman se le dio rienda suelta para enjuiciar a Martin como el “agresor” y pintar a su cliente como la “víctima”, justificando así el asesinato de Martin.

Pero Martin fue la víctima, no Zimmerman, y tenía el derecho a defenderse por cualquier medio.

La jueza permitió incluso que la defensa expusiera al jurado durante el resumen final una indignante animación ficticia de Martin atacando a Zimmerman, basada únicamente en la versión de Zimmerman. Y luego hubo un jurado de seis mujeres, cinco de las cuales eran blancas y una latina. Ni una sola persona negra fue elegida para el jurado, aunque la población negra de Sanford es aproximadamente el 29 por ciento.

En un escenario demasiado familiar, Trayvon Martin, de apenas 17 años de edad con una lata de té helado en una mano y una bolsa de dulces en la otra, un joven contemplando un futuro con muchas posibilidades, vio su vida trágicamente cortada por una sociedad racista donde los jóvenes de color son calificados como menos que humanos. Es un triste recordatorio de que el legado de opresión de la esclavitud y el racismo está vivo y coleando en los Estados Unidos, donde vigilantes como Zimmerman, así como la policía han declarado la guerra a la juventud pobre, especialmente si es negra, latina, árabe, musulmana o indígena.

Así que el jurado, la jueza, la defensa y hasta la fiscalía, quienes tenían sonrisas de satisfacción en sus rostros durante una conferencia de prensa tras el veredicto del 13 de julio, fueron actores voluntarios/as en un injusto sistema de “justicia”, que está estructuralmente envenenado con un racismo virulento y otras formas de prejuicios de clase para mantener a la clase obrera multinacional dividida y débil.

¿Cómo puede explicarse este doble rasero en el que atletas negros de fútbol bien pagados como Michael Vick y Plaxico Burress  han tenido que pasar varios años en la cárcel — uno por abusar de los perros y el otro por dispararse un tiro en la pierna, mientras que un racista como Zimmerman no pasa ni un día en la cárcel después de matar a un ser humano sólo porque se sentía “amenazado”? Esto va más allá de los límites de la razón.

El verdadero asesino de Trayvon Martin

 

El sistema capitalista es el responsable en última instancia por el asesinato de Trayvon Martin y de muchos otros cuyo único “crimen” es ser un joven de color. El racismo institucionalizado, basado en la antigua ideología de la superioridad de la raza blanca, es fundamental para mantener una pequeña minoría de los sectores más ricos en el poder al empobrecer a más y más trabajadores/as a través de salarios bajos, ejecuciones hipotecarias, cierres de escuelas y hospitales, desempleo, subempleo, encarcelación masiva y deportaciones.

El movimiento de Ocupar Wall Street que surgió hace casi dos años fue un barómetro importante que mostraba cómo el capitalismo ya no puede ofrecer un futuro luminoso de prosperidad a un sector una vez privilegiado de la juventud blanca.  Estos/as jóvenes se están haciendo más conscientes del hecho que tienen más en común con los/as jóvenes de color, que con los banqueros corporativos y los patronos conocidos popularmente como el 1%.

Si el capitalismo, lenta pero seguramente está llegando a un callejón sin salida, ¿qué lo puede reemplazar?  Hay sólo una solución a largo plazo: organizar a escala masiva para desarraigar el sistema actual del capitalismo y crear un sistema económico que pueda establecer la base para erradicar la opresión profundamente arraigada de la gente de color, las mujeres, las personas lesbianas- gay- bi-trans-queer, y los/as inmigrantes.

El capitalismo necesita fomentar constantemente la desigualdad y los prejuicios para mantener su control sobre todos/as los/as trabajadores/as que explota.  Para acabar con la explotación y todas las formas de opresión, tenemos que luchar por el socialismo, un sistema en el cual los/as trabajadores/as se convertirían en los/as dueños/as de los grandes medios de producción.

Tenemos que romper las cadenas de la esclavitud del salario y de cualquier vestigio de las relaciones feudales, y utilizar la capacidad de trabajar de la clase obrera para satisfacer las necesidades de toda la sociedad a través de la cooperación.  La lucha para empoderar a los/as trabajadores/as y oprimidos/as, no las elecciones, es el único instrumento por el cual se puede realizar una igualdad verdadera.  Una forma para organizar este poder es por medio de asambleas del poder popular y de los/as trabajadores/as, las cuales ya han tenido lugar en ciudades como Baltimore y San Diego, y a través del estado de Carolina de Norte.

Si bien la lucha por un futuro socialista es la meta de muchos/as revolucionarios/as, debemos seguir observando cómo se desarrolla la justa ira tras el veredicto de Zimmerman en los próximos días, semanas y meses, y formar estrategias sobre la mejor manera de ayudar a canalizar esta ira hacia una lucha amplia y organizada.

La imagen de Trayvon Martin continuará siendo un símbolo nacional de lo que teme cada joven de color y sus familias: ser satanizado/a y deshumanizado/a por el terror legal y extralegal bajo el capitalismo, fomentado por el racismo.

La justicia para Trayvon Martin debe convertirse en un llamado a todos/as los/as que quieran unir todas las luchas en una muestra de solidaridad de clase — como un poderoso puño levantado contra un sistema que no puede ofrecer nada sino guerra, racismo y opresión.

Monica Moorehead

Monica.Moorehead@workers.org

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