El pasado 22 de mayo, y con gritos de “así, así, así es que se gobierna” y “no volverán” [refiriéndose al deseo a gobernar de la derecha oligarca], la primera promoción de la Universidad Bolivariana de Trabajadores Jesús Rivero recibió la propuesta del presidente venezolano Nicolás Maduro, de crear las Milicias Obreras en los centros de trabajo del país.
Antes de finalizar su discurso, el presidente Maduro declaró: “En primer lugar, es muy importante fortalecer la alianza entre la clase obrera organizada cada vez mejor y más organizada, como clase frente al fascismo y la burguesía, fortalecer la alianza obrero-militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con todos los trabajadores y trabajadoras de la Patria”. Dando órdenes a la alta dirigencia de las Fuerzas Armadas, dijo que es necesario “avanzar lo más rápido posible en el establecimiento y organización de la Milicias Obreras Bolivarianas como parte de la Milicia Nacional Bolivariana”.
La idea de tener al pueblo armado en Venezuela no es nueva. Ya desde el inicio del proceso el fenecido presidente Hugo Chávez había dicho que la Revolución Bolivariana era “pacífica pero no desarmada”. Sin embargo, es la primera vez que el presidente Nicolás Maduro ordena la creación de milicias en los lugares de trabajo con directrices firmes de formación militar junto a las Fuerzas Militares de la nación en lo que llamó la unión “cívico-militar” para la defensa del país.
Universidad Bolivariana de Trabajadores para la formación de líderes obreros/as
Procede conocer más de esta Universidad, dada la importancia de este anuncio. Según la descripción en su sitio web, “esta institución fue creada por el Ejecutivo Nacional, como instrumento para la autoformación colectiva, integral y permanente de la clase trabajadora. Tendrá sedes académicas y administrativas en los centros de producción del país donde los trabajadores y trabajadoras se organicen como centro de formación de la referida universidad, de acuerdo con las políticas fijadas por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior”. (http://loeu.opsu.gob.ve)
Sin embargo, es un trabajador de PDVSA en Monagas, José Bello, graduado del programa de Ingeniería Mecánica, quien expresa la realidad viva de esta universidad iniciada a raíz del golpe petrolero del 2003 cuando durante la ceremonia de graduación dijo: “la Universidad Bolivariana de Trabajadores Jesús Rivero no viene a repetir viejos modelos educativos, sino a desarrollar una nueva estrategia que responde a nuestro objetivo histórico, que es la construcción de una sociedad justa y amante de la paz: la sociedad socialista”. (revolucionomuerte.org)
Otro graduado, Jesús Martínez, fue más específico cuando dijo: “el desarrollo integral de la Nación sólo es posible si una clase trabajadora toma conciencia de clase, toma conciencia social, asume los medios de producción, los gestiona de manera directa y democrática en función de resolver las necesidades del pueblo, en función de resolver las necesidades de la sociedad venezolana”. (revolucionomuerte.org)
El presidente Maduro reforzó esta meta diciendo: “Yo vine aquí y estoy aquí y quiero que lo sepan cada vez más, es para hacer revolución socialista, yo no vine aquí ni para reformismo ni para falsos proyectos reivindicadores, vinimos aquí y aquí nos dejo Chávez para hacer la revolución socialista del siglo XXI venezolano”.
Campañas desestabilizadoras de la derecha venezolana
¿Por qué la urgencia de milicias obreras? Ha sido muy analizado por revolucionarios/as e intelectuales a nivel mundial particularmente el proceso de Venezuela donde se busca la construcción del socialismo sin haber pasado por una revolución violenta donde se hayan obliterado las fuerzas burguesas. Y sobre todo, con importantes sectores internos y externos de oposición trabajando incesantemente por destruir el proceso bolivariano.
Luego de la victoria de Nicolás Maduro en las pasadas elecciones presidenciales de abril, la derecha liderada por el candidato perdedor Henrique Capriles, ha desarrollado una violenta campaña de desestabilización incluyendo turbas fascistas que mataron a más de una decena de chavistas y ocasionaron la destrucción y daños de edificios del gobierno y de servicios públicos tales como la electricidad. Crearon desabastecimiento de alimentos para provocar descontento y división en la población y una furiosa campaña mediática de descrédito en contra del gobierno legítimo bolivariano.
Campañas internacionales de desestabilización
A esto se ha sumado la puesta en marcha de campañas a nivel internacional donde tanto Capriles como otros representantes de la derecha venezolana han salido en giras por diversos países para difamar al gobierno revolucionario y dar la impresión de que no hay democracia y de que hay una gran inestabilidad en el país. Inestabilidad que ellos mismos tratan de crear.
Una de estas visitas fue a Colombia, donde Capriles fue recibido oficialmente por el presidente Juan Manuel Santos, provocando una crisis en las relaciones colombo-venezolanas. El presidente Maduro en esta semana se reunirá con su gabinete de gobierno para desarrollar la respuesta definitiva a esta grave ofensa. Hay que recordar que Santos fue el Ministro de Defensa bajo el presidente paramilitar Álvaro Uribe, y el encargado de la invasión a Ecuador donde bombardeó el campamento del líder Raúl Reyes de las FARC-EP quien se disponía a preparar un proceso de paz.
Colombia es una pieza central en la agresión contra la República Bolivariana. Desde ese país se ha intentado varias veces la infiltración de criminales paramilitares para el asesinato de líderes bolivarianos. Todavía está fresco en la mente del pueblo chavista cuando en el 2004 se detuvieron más de 100 paramilitares colombianos destinados a matar al entonces presidente Chávez. Y hace solo unos días, se detuvieron a dos grupos de paramilitares colombianos armados en diferentes partes de la zona oeste del país, que se dirigían a Caracas con el propósito de asesinar al presidente Maduro.
Ya también es ampliamente sabido la estrecha relación de Capriles con Uribe.
Asedio del imperialismo estadounidense
Pero no son sólo los paramilitares y su conspiración contra Venezuela. Esta agresión va dirigida a detener los avances progresistas en toda Latinoamérica y el Caribe que han recibido un gran empuje de la Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana. Piensan que deteniendo a Venezuela, el imperialismo estadounidense logrará recuperar su posición hegemónica en la región. Ya lo dejó entrever el senador demócrata John Kerry cuando se presentó ante la Comisión de Exteriores del Senado de Estados Unidos para ser evaluado para el cargo de Secretario de Estado, diciendo que Venezuela está en buen momento para una transición. Y ahora, luego de la muerte del presidente Chávez, piensan que es el momento idóneo para intensificar esta campaña.
No se puede ignorar ni un momento que es EE.UU. quien está detrás de la actuación de Colombia. Por algo se conoce ese país como el “Israel” de Latinoamérica.
No es coincidencia que EE.UU. ahora impulse una Alianza del Pacífico compuesta por Colombia, Chile, México y Perú, países fuertemente alineados al imperialismo estadounidense, con ánimos de romper sobre todo, las alianzas progresistas del ALBA y la CELAC y destruir el sueño de Bolívar de una Latinoamérica unida.
No es de extrañar tampoco la sucesión de eventos en Colombia. El 26 de mayo, el vicepresidente estadounidense Joe Biden viaja a Colombia. Tres días más tarde, el 29 de mayo, Santos se reúne con Capriles y luego, el 1º de junio, indica que quiere que Colombia ingrese a la OTAN. Relación que EE.UU. apoya. Salió en Telesur que “la secretaria de estado adjunta de Estados Unidos para Latinoamérica, Roberta Jacobson, hizo el anuncio en conferencia de prensa: “Nuestro objetivo es ciertamente apoyar a Colombia como miembro capaz y fuerte de muchas organizaciones multilaterales y eso puede incluir a la OTAN”. (Telesur)
Está claro que la violencia va a ser incrementada. El 9 de junio, en su programa dominical “José Vicente Hoy”, el ex vice presidente José Vicente Rangel denunció que partidarios de la derecha venezolana compraron 18 aviones de guerra en la ciudad de San Antonio del estado de Texas, EE.UU., y que serían llevados a una base militar estadounidense en Colombia. (9 de junio, Telesur)
Al mismo tiempo, EE.UU. continúa rehusando reconocer la legítima victoria del presidente Maduro, legitimando así las aspiraciones de la criminal oposición venezolana.
¿Coincidencias? Desde luego que no. Está más que claro que la mano imperialista guía las acciones del Presidente colombiano.
Y si se tiene dudas, hay que leer las últimas noticias sobre los proyectos de viaje de Capriles a Perú. Allí, los “Amigos por Venezuela”, una organización cercana a la derechista organización estadounidense, Instituto Nacional Demócrata, preparaban la bienvenida a Capriles y organizaban a la juventud derechista peruana para recoger firmas en contra de la Revolución Bolivariana. En su proyectada visita, que por cierto fue aplazada, Capriles se iba a reunir con políticos, intelectuales y activistas de derecha, incluyendo al ex presidente Alan García en un esfuerzo por obtener ayuda internacional para destruir la Revolución Bolivariana.
Ahora más que nunca, el pueblo progresista del mundo y sobre todo de los EE.UU., debe manifestar activamente su solidaridad y apoyo a la Revolución Bolivariana y a su Presidente, Nicolás Maduro.
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