El 29 de noviembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó a favor del reconocimiento de Palestina como un “Estado observador no miembro” con 138 votos a favor, nueve en contra y 41 abstenciones. Esta votación ha cambiado el anterior estado político de Palestina como “entidad” y sucedió en el 65 aniversario de la Resolución 181 de la ONU de 1947, que dividió a Palestina en un estado judío y uno árabe.
Este apoyo abrumador a nivel mundial se ha desarrollado en reconocimiento a la indomable determinación del pueblo palestino de oponer resistencia a su destrucción por un Israel sionista durante décadas. Los/as palestinos/as, que suman 4,3 millones en la Ribera Occidental y Gaza, tuvieron grandes celebraciones en las calles luego del voto.
Estados Unidos—el respaldo financiero y militar de Israel—reprochó este acontecimiento. La portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, amenazó con cortar la ayuda económica de EE.UU. que ahora da a Palestina. La embajadora de EE.UU. ante la ONU, Susan Rice, afirmó que “sólo… las negociaciones directas entre los interesados” eran útiles, ignorando el fracaso de décadas de conversaciones entre los/as palestinos/as e Israel. (Usun.state.gov, Nov. 29)
Los votos en contra de Palestina fueron: EE.UU., Israel, Canadá, la República Checa (la única nación europea que votó en contra), Panamá, las Islas Marshall, los Estados Federados de Micronesia, Nauru y Palaos. Los últimos cuatro son ex colonias en el Océano Pacífico y sus poblaciones varían entre 108.000 (Micronesia) a 9.378 (Palaos). El aislamiento de Israel se definió fuertemente por esta votación.
El periódico The Guardian informó el 30 de noviembre que “los funcionarios israelíes quedaron impactados por la magnitud del apoyo europeo” para Palestina. La continua expansión de asentamientos por Israel en los territorios ocupados en clara violación del derecho internacional, le ha costado el apoyo público.
Antes de la votación, el canciller israelí Avigdon Lieberman rabiosamente arremetió en contra del sufragio, amenazando con derrocar al presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas. Este ataque pudo haber contribuido a los votos a favor de Palestina.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ordenó la construcción de miles de nuevas viviendas para colonos sionistas en la Ribera Occidental y Jerusalén del Este, en represalia por la votación de la ONU. Israel también amenazó con cortar la transferencia de los impuestos que recauda para la Autoridad Palestina. Estas acciones sólo fomentarán más la ira del mundo y socavarán el apoyo al estado colonial de Israel.
La acción de la ONU sucedió luego de terminar ocho días de bombardeos contra Gaza por el ejército israelí que mató a 176 palestinos/as e hirió a más de 1.000, en su mayoría civiles. El gobierno electo de Gaza, Hamas, quien tiene fuertes diferencias con la menos militante dirigencia palestina de la Ribera Occidental encabezada por el presidente Abbas, elogió la votación de la ONU y añadió que la diplomacia sólo funciona en conjunción con la lucha armada.
Continúan los ataques contra Gaza
Los ataques contra Gaza han continuado aún después del cese al fuego acordado el 21 de noviembre. El Centro Palestino para los Derechos Humanos documentó ataques israelíes contra barcos pesqueros palestinos frente a la costa de Gaza. Entre el 21 y el 28 de noviembre, Israel disparó contra seis embarcaciones, destruyéndolas o dañándolas, confiscándolas todas y arrestando a 15 palestinos.
El día antes de la votación, los colonos judíos cerca de Belén inundaron las huertas de tres aldeas palestinas con las aguas residuales liberadas desde terrenos contiguos situados a más altura. Los cultivos de aceitunas, uvas y almendras quedaron dañados severamente. (Palestine News Network, 29 de noviembre)
El imperialismo estadounidense orquestó la creación del estado israelita entre los años 1947 y 1948 en respuesta al creciente nacionalismo entre los pueblos árabes del Medio Oriente colonizado. El objetivo de Washington era crear un régimen clientelista flexible, armado, financiado y dependiente de los EE.UU. en una zona de enorme riqueza petrolera.
Hoy en día, las Naciones Unidas tienen 193 estados miembros, pero el voto en 1947 sobre la Resolución 181 fue sólo de 33 a 13. La mayoría de las naciones de África y del Medio Oriente, así como en otras áreas, aún no habían alcanzado su independencia de los amos coloniales. Aun así, para obtener la mayoría de dos terceras partes necesaria en 1947, EE.UU. tuvo que aplicar una gran presión, amenazas e incluso sobornos, como se documenta en muchas fuentes. (Véase por ejemplo, el libro de Alfred M. Lilienthal, “La Conexión Sionista”.)
Los objetivos imperialistas de Washington no han cambiado en los 65 años transcurridos desde 1947. Las ganancias petroleras de la región todavía llenan las arcas de los bancos de Wall Street. Estados Unidos ha maniobrado después de la independencia de las naciones árabes con la misma combinación de presiones, amenazas y sobornos. Agreguemos a esto las operaciones encubiertas de la CIA, los golpes de estado, las intervenciones militares directas y la guerra, todo para asegurar el flujo constante de ganancias.
Sin embargo, las décadas de penetración imperialista no han creado seguridad para los capitalistas estadounidenses. El levantamiento que comenzó en Túnez en diciembre del 2010 se ha extendido por toda la región, derrocando a varios regímenes opresores y amenazando a muchos más títeres de Estados Unidos, mientras que los imperialistas han intensificado su intervención para tratar de sacar provecho de la inestabilidad.
En Libia, los imperialistas derrocaron al gobierno de Moamar Gadafi, produciendo caos y destrucción. La guerra de Estados Unidos contra Siria y los ataques contra Irán también amenazan con generar una guerra más amplia. Las invasiones militares anteriores en Irak y Afganistán no han conseguido estabilidad.
Esto explica el continuo apoyo y directiva de EE.UU. a las facciones más reaccionarias y militaristas del gobierno sionista de Israel. Sólo Israel ha demostrado ser un puesto militar confiable para el imperialismo estadounidense, un “portaaviones insumergible”, como Alexander Haig, secretario del estado del presidente Ronald Reagan, una vez lo describió.
Es seguro que el pueblo palestino seguirá luchando por su derecho a la libre determinación en la Palestina ocupada y que los pueblos en todo el Oriente Medio seguirán luchando por liberarse de la opresión económica y política estadounidense. El látigo de la reacción siempre genera resistencia. Los pueblos de la región pueden ser ayudados por el pueblo estadounidense al construir un movimiento en contra del apoyo de EE.UU. a las políticas israelitas de racismo, represión y apartheid contra los/as palestinos/as.
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