Los ojos del mundo estaban fijos en las pantallas de TV. TeleSUR y la BBC en español transmitieron en vivo la Conferencia de prensa de casi tres horas de duración de los representantes de las FARC-EP y el Gobierno colombiano el 18 de octubre, al final del comienzo de las Negociaciones de Paz en Oslo, Noruega.
Todos/as en América Latina tienen importantes intereses en juego con estas conversaciones debido a que Washington utiliza a Colombia para amenazar a los países vecinos que persiguen un desarrollo independiente del imperialismo norteamericano. Colombia es conocida por los pueblos de la región como “la Israel de Latinoamérica”.
Para el pueblo colombiano, sus vidas y su futuro están en juego. Colombia no ha conocido paz por más de 60 años. En 1946, la oligarquía junto al Estado abrió una violenta represión contra el movimiento por la justicia social y económica. El líder de este movimiento, Jorge Eliecer Gaitán, fue asesinado en abril de 1948. Su muerte marcó el inicio de “La Violencia”, un periodo que ha durado hasta hoy.
Aunque las FARC-EP nacieron en 1964, sus raíces históricas se basan en la respuesta a esta tremenda violencia que cobró la vida de más de 300.000 colombianos/as.
La Conferencia de prensa
Una conferencia de prensa de las FARC-EP a principios de septiembre en Cuba anunció las negociaciones, que se centrarían en cinco puntos principales acordados por ambas partes: política de desarrollo agrario integral; participación política; fin del conflicto; una solución al problema de las drogas ilícitas; y las víctimas (derechos humanos y búsqueda de la verdad).
Esa conferencia concluyó la primera de las tres fases de las negociaciones. La primera fue la exploratoria, en la que representantes de ambas partes mantuvieron conversaciones durante seis meses en Cuba. Esto llevó a la segunda fase, que comenzaría con la instauración de la mesa de negociaciones en Oslo y se continuaría en la Habana, Cuba. En este último país también se dará la tercera y última fase, con la firma y la aplicación del acuerdo.
Inicialmente prevista para el 8 de octubre, el comienzo de la segunda fase tuvo que ser aplazada debido a problemas de salud del Presidente colombiano y más importante aún, para asegurar que la Interpol cancelara las órdenes de captura contra los/as representantes de las FARC quienes tendrían que viajar desde las montañas de Colombia hasta Oslo.
En Oslo, ambas partes iniciaron la Conferencia mediante la lectura de una declaración conjunta, seguida por sus propias declaraciones. Luego, los/as muchos/as reporteros/as internacionales asistentes presentarían sus preguntas. Estas sesiones se celebraron por separado después de pausas cortas.
Primero respondería un portavoz del gobierno de Colombia, Humberto de la Calle, quien fue vicepresidente (1994-1997) bajo el entonces presidente Ernesto Samper. Cuando de la Calle fue el ministro del interior bajo el presidente César Gaviria, él participó en las fallidas negociaciones de paz de 1991.
En su artículo en Kaos en la Red, Alex Vernot cita a Álvaro Leiva, un político del Partido Conservador que ha participado en muchas negociaciones. Leiva dijo acerca de De la Calle que “su misión fue ir a Caracas [donde tendría lugar una parte de las conversaciones del 1991] a dañar los diálogos”.
La declaración de De la Calle durante la Conferencia de Oslo dejó atisbar las extremas dificultades de este proceso. Mostró la intransigencia y los objetivos de un Gobierno que no está interesado en la paz para el pueblo colombiano, sino en una pacificación a beneficio de las empresas nacionales y transnacionales.
El comentario de De la Calle sobre el desarme de las FARC como condición para su participación en la vida política — algo que ni siquiera forma parte del acuerdo de cinco puntos — mostró claramente la intransigencia del Gobierno. Él también dijo que los “acuerdos de libre comercio” y la economía, otros puntos cruciales, no eran parte de las discusiones.
En resumidas cuentas, eliminó los elementos más básicos de las negociaciones, ya que el primer punto es la “política de desarrollo agrario integral”, que por necesidad, tendrá que incluir la economía y tomar en consideración que un 52 por ciento de las tierras de Colombia está controlado por sólo el uno por ciento de su población.
Iván Márquez, de la Secretaría de las FARC, abrió con una declaración que refleja el profundo deseo de paz del grupo insurgente: “Hemos venido hasta este paralelo 60, hasta esta ciudad de Oslo desde el trópico remoto, desde el Macondo de la injusticia, el tercer país más desigual del mundo, con un sueño colectivo de paz, con un ramo de olivo en las manos”.
Luego dio un magnífico relato del origen del conflicto armado. Vale la pena leer esto en su totalidad en http://www.anncol.eu ya que ilustra la inmensa desigualdad en Colombia con datos y cifras que demuestran, con certidumbre incontestable, la usurpación criminal de tierras y la riqueza por los oligarcas y las empresas transnacionales, dejando al 70 por ciento de la población en la pobreza. Él habló de la violencia y la represión del Estado, junto con el papel de las corporaciones y los militares de Estados Unidos.
Márquez terminó con la demanda de las FARC de incluir a Simón Trinidad, un líder de las FARC actualmente cumpliendo una condena de 60 años en una prisión estadounidense, como parte de los/as representantes en las negociaciones. La Fiscalía colombiana ya ha aceptado la demanda y hará los arreglos tecnológicos pertinentes para facilitar la aparición virtual de Trinidad en las negociaciones. Las FARC, sin embargo, quieren su presencia física y piden a la comunidad internacional y particularmente a las fuerzas progresistas en los Estados Unidos a que ayuden a presionar al Gobierno de Estados Unidos para que Trinidad se pueda unir a ellos/as en Cuba.
Las FARC también invitaron a la comunidad internacional para que les acompañen en este proceso e hizo un llamado especial a los movimientos sociales en Colombia para sean participantes activos en el proceso. A juzgar por los recientes acontecimientos en Colombia, esta última petición se está realizando en muchos niveles.
La próxima reunión de ambas partes será en Cuba el 5 de noviembre.
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