El autor es un trabajador veterano del Departamento del Agua y Alcantarillado (DWSD siglas en inglés), de la ciudad de Detroit y ex presidente de la Asociación de Químicos y Técnicos de la Sanidad (antes United Auto Workers Local 2334).
Oct. 2 – Los trabajadores de la Planta de Tratamiento de Aguas de Detroit abandonaron el trabajo a las 10 am el domingo 30 de septiembre, y de inmediato establecieron fuertes líneas de piquete. Los/as miembros de la Federación Americana de Empleados del Estado, Condado y Municipales (AFSCME por sus siglas en inglés) Local 207 – con 950 miembros, el sindicato más grande entre los/as casi 2.000 trabajadores/as del Departamento del Agua y Alcantarillado de Detroit- habían votado el 26 de septiembre para autorizar una huelga. Según un funcionario del sindicato, los/as trabajadores/as de base se adelantaron el 30 de septiembre mientras los líderes sindicales aún se encontraban haciendo planes para una huelga más tarde en la semana.
El 1 de octubre el juez federal Sean Cox, a petición de la administración, emitió una orden a los/as trabajadores/as para que pusieran fin a la huelga. El abogado del sindicato denunció la orden como “indignante”, y anunció planes de presentar una moción para anularla. Al escribir estas líneas, los/as trabajadores/as y los/as dirigentes sindicales locales siguen desafiantes en las líneas de piquete.
La patronal, que opera en “modo de pánico”, según dijo un químico que estaba de guardia el 30 de septiembre, corrió a la planta el primer día de la huelga. Todos los permisos de ausencia y de vacaciones fueron cancelados. Los/as trabajadores/as de los otros sindicatos que no estaban en huelga recibieron la orden de trabajar turnos de 12 horas y se les dijo que no podrán ausentarse por enfermedad. Varios trabajadores que habían trabajado toda la noche el 29 de septiembre, recibieron la orden de permanecer en la planta y trabajar por más de 20 horas.
Sin embargo, ninguno de estos otros sindicatos hacen la misma labor que los/as cientos de miembros de AFSCME 207 quienes mantienen el funcionamiento de la planta de aguas residuales.
Los/as trabajadores/as de la ciudad de Detroit han sido maltratados/as por décadas con recortes salariales, concesiones y congelación de los salarios. Recientemente, la situación se ha vuelto aún peor. Alegando problemas financieros, el alcalde Dave Bing y el gobernador de Michigan Rick Snyder, llegaron al acuerdo de revocar la negociación colectiva y autorizar la imposición de viciosos recortes de salarios, prestaciones sociales y pensiones contra los/as miles de trabajadores/as de la ciudad.
Algunos/as trabajadores/as del DWSD tenían esperanzas de que el fallo del juez Cox, quien supervisa el departamento del agua, les protegería de estos ataques. El DWSD es una entidad independiente cuyo presupuesto no está bajo el presupuesto general de la ciudad, sino que se basa en los ingresos obtenidos por los clientes del agua y alcantarillado.
Privatización y planes antisindicales
Quedó claro sin embargo, que el DWSD iba a ir aún más lejos que otros departamentos de la ciudad en los recortes y los ataques antisindicales. El DWSD había contratado a una “empresa de consultoría”, el Grupo EMA, que emitió un informe en agosto pidiendo la eliminación del 81 por ciento de la fuerza trabajadora pública en el DWSD.
Los medios de comunicación corporativos publicaron historias ridículas donde alegaban que el DWSD tenía un exceso de trabajadores/as y hacía gastos innecesarios. Esto a su vez, sirvió para incitar a la opinión pública en contra del servicio público, sobre todo en contra de la fuerza de trabajo que es en gran parte afro-americana.
Un examen más detenido del informe del Grupo EMA muestra que una de las principales recomendaciones es privatizar grandes sectores del DWSD. Este ha sido un objetivo a largo plazo del mundo empresarial para la ciudad de Detroit. Hace unos 10 años, el ex director del DWSD Víctor Mercado, trajo una consultora diferente, el Grupo de Gestión de Infraestructura (Infrastructure Management Group). Y el juez federal John Feikens, quien tenía la supervisión del DWSD antes del juez Cox, había autorizado la creación de un comité secreto predominantemente empresarial para examinar la forma de desmantelar y subcontratar el departamento.
Esos esfuerzos fracasaron cuando el alcalde Kwame Kilpatrick se vio obligado a dimitir frente a acusaciones de perjurio, obstrucción de la justicia y corrupción en 2008. Mercado está siendo sometido a un juicio, junto con Kilpatrick y otros, por cargos federales de corrupción.
El DWSD ha aprobado un contrato de $48 millones con el Grupo EMA para implementar sus propuestas antisindicales.
Prioridad: pagar la deuda de servicio a los bancos
A pesar de toda la propaganda anti obrera y antisindical, el hecho es que en Detroit el déficit presupuestario del fondo y los gritos de pobreza del DWSD están causados en su totalidad por los enormes pagos de intereses exigidos por los grandes bancos.
De la venta en junio de $660 millones en bonos del DWSD, $300 millones van directamente a los grandes bancos, incluyendo al JPMorgan Chase. El servicio de la deuda – el pago a los bancos – ahora consume más del 40 por ciento de los ingresos del departamento del agua.
Un informe reciente del propio equipo de revisión financiera del gobernador Snyder encontró que Detroit tenía más que ingresos suficientes para cubrir todos los servicios de la ciudad y pagar a los/as trabajadores/as actuales – excepto por el hecho de que el pago de las deudas a los bancos recibe prioridad. Sólo después de pagar el servicio de la deuda a los bancos, es que la ciudad muestra un déficit. ¡La deuda de Detroit se estima en 16,9 mil millones dólares!
Piquetes son respetados
La mañana del 1 de octubre encontró piquetes grandes y militantes en todos los portones de la planta de aguas residuales. Coches y camiones fueron utilizados para bloquear los caminos de entrada. Comenzando a las 6:20 am, no se permitió a nadie entrar a la planta.
Los/as trabajadores/as de otros sindicatos que no estaban en huelga, al ver los piquetes dieron la vuelta y regresaron a sus casas. Los/as vendedores/as y los/as trabajadores/as contratistas se han negado a cruzar las líneas de piquete.
Se ha informado ampliamente que la administración puede despedir a todos/as los/as trabajadores/as que se declararon en huelga. Pero esta táctica puede ser contraproducente. Los/as trabajadores/as de la ciudad tanto del agua como de los otros servicios, están hartos/as de llevar todo el peso de la crisis económica sobre sus espaldas. Y el pueblo de Detroit está harto de los recortes a los servicios municipales esenciales.
Esta huelga tiene el potencial de desencadenar una lucha más amplia de los/as residentes de Detroit, los/as trabajadores/as y los/as pobres, contra los banqueros y sus lacayos políticos que ponen las ganancias de los bancos por delante de las necesidades del pueblo.
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