El capitalismo no puede satisfacer las necesidades humanas
La mitad de EE.UU. es pobre
Karl Marx tenía razón: la brecha crece entre el 99% y el 1%
Por Fred Goldstein
El número de personas en los EE.UU. que son oficialmente pobres o “casi pobres” se ha convertido en un tema de controversia.
La Oficina del Censo ha cambiado el método por el cual mide la pobreza oficial. Ahora las diferencias regionales son tomadas en cuenta al calcular el costo de mantener una familia, así como la adición de cualquier asistencia del gobierno — como los cupones de alimento — a los ingresos de una familia, mientras que le restan los gastos médicos, de transporte, de cuidado infantil y otros.
El periódico The New York Times pidió las cifras basadas en estos nuevos métodos de cálculo oficial de pobreza a la Oficina del Censo. El nuevo porcentaje era impactante. El Times publicó sus conclusiones en noviembre. Declaró que el número de personas que vive en la pobreza es de 100 millones, o sea una de cada tres personas en los EE.UU.
Pero un mes más tarde, en diciembre, la agencia Prensa Asociada publicó sus conclusiones basadas en los nuevos cálculos. Encontró que 150 millones — lo que significa que casi una de cada dos personas — era pobre o “casi pobre”. Casi pobre significa tener que luchar para poder pagar las cuentas.
Esto fue aún más impactante.
Ambas cifras se basaron en los mismos resultados de la Oficina del Censo. La diferencia es que el primer estudio contó a todas las personas que viven en el 150 por ciento o menos del nivel de pobreza. El nivel oficial de pobreza para una familia de cuatro con dos niños/as, en virtud de las nuevas medidas adoptadas por la Oficina de Censo, se fijó en un ingreso anual de $24.343.
El segundo estudio, utilizando la misma base de datos, incluía a las personas que viven en el 200 por ciento o menos del nivel de pobreza. Encontró que una familia de cuatro personas, incluyendo a dos niños/as, con un ingreso anual de $48.686 aún luchaba por sobrevivir y vivía en tal precariedad que pronto podría irse a pique. Cualquiera que esté tratando de mantener unida a una familia de cuatro con estos ingresos sin duda estará de acuerdo con la definición más amplia.
La Oficina del Censo se apresuró a “aclarar” la situación, declarando que era erróneo concluir que la mitad de las personas en los EE.UU. era pobre o “casi pobre”. De todos modos, decían que el gobierno no tiene una definición de “ingresos bajos” o de “casi pobres”, por lo que todo el debate estaba equivocado. Esta discusión rápidamente desapareció de los grandes medios de comunicación.
’No se necesita un meteorólogo’
No importa qué número se adopte, el hecho es que los salarios reales han estado cayendo durante 30 años conforme los capitalistas integran nuevas tecnologías, aceleran el trabajo y obligan a millones de obreros/as a trabajar a tiempo parcial. Desde que la crisis económica se inició en agosto del 2007, los salarios han caído aún más drásticamente. Por lo menos 30 millones están desempleados/as o subempleados/as. Millones de personas han sido forzadas fuera de sus hogares al ejecutar sus hipotecas. Y la asistencia del gobierno está siendo recortada hasta el hueso a nivel federal, estatal y local.
En otras palabras, el debate sobre cuánta pobreza existe según las estadísticas del gobierno es sólo un debate sobre las definiciones del gobierno y las categorías de la Oficina del Censo. Independientemente, la pobreza y el sufrimiento son reales y están aumentando. Y aún según las estadísticas oficiales, la pobreza en Estados Unidos aumentó por 2,6 millones entre 2009 y 2010.
Como dice el refrán, ‘no se necesita un meteorólogo’ para saber en qué dirección sopla el viento. La pobreza es parte integral del capitalismo. Durante una crisis económica con esta duración y gravedad, la pobreza crece más profunda y ampliamente.
Karl Marx sobre el 1% y el 99 %
Cabe reiterar que el crecimiento de la pobreza es parte del capitalismo. De hecho, Karl Marx, al escribir el “Manifiesto Comunista” en 1848, presagió la descripción del 1% frente al 99%.
Argumentando en contra de los capitalistas, que se quejaban sobre el programa comunista de abolir la propiedad privada en los medios de producción, Marx escribió:
“Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, ¡cómo si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población, como si no existiese precisamente a costa de no existir para esas nueve décimas partes! ¿Qué es, pues, lo que en rigor nos reprocháis? Querer destruir un régimen de propiedad que tiene por necesaria condición el despojo de la inmensa mayoría de la sociedad.
“Nos reprocháis, para decirlo de una vez, querer abolir vuestra propiedad. Pues sí, a eso es a lo que aspiramos”.
Marx escribió sobre la décima parte de la población frente a las nueve décimas partes durante las primeras etapas del capitalismo, antes de que la gran concentración de riquezas, que él previó, hubiera alcanzado las proporciones del siglo XXI. De hecho, hoy sólo una pequeña fracción del 1%, los multimillonarios, efectivamente controlan la riqueza.
Marx escribió hace 160 años, antes de la era del capital financiero con sus fondos de cobertura y sus riquezas inimaginables. Pero aunque escribió del 10 por ciento y del 90 por ciento, él señaló y analizó cómo la tendencia del capitalismo es concentrar la riqueza en menos y menos manos, dejando a las masas sin ninguna propiedad y viviendo en la pobreza.
Después de 20 años más de estudiar el capitalismo, Marx en 1867 escribió en “El Capital”, Tomo I, capítulo 25, sobre la “Ley General de acumulación capitalista”. Describió el papel de la tecnología en la creación de pobreza y de un número creciente de trabajadores/as desempleados/as, que él llamó “el ejército de reserva de desempleados”:
“La ley, finalmente, que mantiene un equilibrio constante entre la sobrepoblación relativa o ejército industrial de reserva y el volumen e intensidad de la acumulación, encadena el obrero al capital con grillos más firmes que las cuñas con que Hefesto aseguró a Prometeo en la roca. Esta ley produce una acumulación de miseria proporcionada a la acumulación de capital. La acumulación de riqueza en un polo es al propio tiempo, pues, acumulación de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral en el polo opuesto, esto es, donde se halla la clase que produce su propio producto como capital.” [Se pueden leer “El Manifesto Comunista” y “El Capital” en marxists.org/archive.][Nota de traducción: Capítulo XXIII, del Libro I en http://www.ucm.es]
Pero Marx no solamente describió la pobreza y la desigualdad en riquezas. Él analizó sus orígenes en la relación del trabajo asalariado al capital. Demostró que el sistema de ganancias, el sistema de propiedad privada, se basa en los/as trabajadores/as que venden su fuerza de trabajo a los empresarios que la utilizan para aumentar su capital, sus ganancias y su riqueza personal.
Esto es tan cierto hoy como lo era en 1848 y 1867. Las mismas leyes descritas por Marx han provocado la crisis económica mundial que estamos viviendo. Las leyes del capitalismo, especialmente el permanente impulso competitivo inherente por obtener ganancias, también impulsan la tecnología, la aceleración del trabajo, los sueldos bajos, la sobreproducción, y a la larga, la destrucción de los empleos y los ingresos para las masas.
La polarización de la sociedad en 1% y 99% es sistémica. Y es el sistema el que en última instancia debe ser destruido.
Entretanto, el movimiento de Ocupar Wall Street ha empujado a la sociedad hacia un gran paso adelante al exponer a los ricos y tomar medidas contra ellos. Al hacerlo, ha despertado a grandes sectores de la sociedad a que se den cuenta de que su pobreza, sus empleos sin oportunidades de progresar, su lucha por sobrevivir, no son su culpa, sino la culpa del sistema capitalista.
Así, el OWS ha legitimado y ampliamente difundido la oposición al sistema, moviéndonos a todos/as a un paso más cerca de poder deshacerse de la totalidad del 1% y establecer el dominio del 99% — es decir, eliminar la autocrática clase dominante capitalista y establecer la autoridad democrática de los/as trabajadores/as y los/as oprimidos/as.
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